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La implementación tecnológica en nuestro sistema cívico, político y económico como nueva forma de gobierno: la tecnodemocracia

Jorch MéEnsayo16 de Mayo de 2018

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La implementación tecnológica en nuestro sistema cívico, político y económico como nueva forma de gobierno: la tecnodemocracia

Parte I

Exposición de motivos:

El mundo, en contexto, vive tiempos complicados por confusos y apresurados; la transición entre generaciones está causando más problemas que soluciones, y ello es incluso más notable en países del tercer mundo y aquellos llamados “en vías de desarrollo”. Cuando se dan a conocer las muchas comparaciones entre éstos y los de primer mundo, siempre nace ese sentimiento de desigualdad que no tiene cabida en mentes de las generaciones más recientes.

Una de las verdades que quiero exponer en este texto, es el hecho que consiste en que las diferencias tan marcadas no son infranqueables, y que la resistencia más grande proviene de las generaciones en decadencia que mantienen el poder, y de las nuevas generaciones que pronto lo sustentarán y que vienen instruidas por aquellas, en el sentido de que su premisa consiste en que, la única manera de mantener el control y el “status quo”, es sosteniendo las condiciones antiguas de control social, sesgando y bloqueando el paso a la facilitación de las herramientas sociales (tecnológicas) que, por simplicidad y eficacia, podrían mejorar notablemente nuestras circunstancias y la administración de la sociedad.

Las “viejas maneras” han probado sus flaquezas hasta el cansancio, todas ellas completamente falibles, desde el  modernizable sistema financiero y hacendario, hasta el completamente fracasado sistema político; no hablemos a fondo tampoco del educativo, que se encuentra hecho trapos. En resumen, los decadentes sistemas administrativos, legislativos y judiciales del país, deberían transitar por una intensa reestructura tecnológica que encuadre en el modelo de vida actual, con el afán de hacerlos mucho más justos y productivos, en el entendido de que ya no vivimos en 1917. ¿Cuánto ha avanzado la tecnología en 100 años, y cuánto las técnica de administración del poder, en comparación? ¿Qué podría aportarnos aquella, para cambiar de manera radical nuestra forma de gobierno y de hacer política?

Y que quede constancia a las opiniones más resistentes, no me encuentro aquí argumentando que los sistemas tecnológicos sean infalibles en contraposición de los sistemas de administración social tradicionales, sin embargo, son por mucho, mejor auditables. Por lo demás, bien sabemos que la sociedad casi en su totalidad se encuentra inmersa ya en el proceso de integración tecnológica, que ha sido naturalmente simbiótico. Es admisible sobreentender que un mayor porcentaje de la población conozca, con sólida profundidad, la funcionalidad de un Smartphone, que la funcionalidad de una urna electoral.

La implementación de las técnicas informáticas adecuadas para la transición de la administración social, debe calar de manera positiva, pero muy profunda por sobre todo, en el desarrollo del Estado (con esto quiero decir que la integración tecnológica debe cambiar – de hecho - la forma de hacer las cosas, y no utilizarla para seguir haciéndolas de la misma manera que siempre); y a pesar de ser muchas las que pueden llevarse a cabo en la praxis, en este trabajo solo quiero hacer mención de una en particular, a la que últimamente he estado dando forma concreta en mi cabeza, y que a reserva de olvidar en detalles o por completo, me doy a la tarea de exportar al papel.

1.- Sistema Monetario digitalizado

La manera de monetizar los actos de comercio y compra-venta, debe cambiar. La administración bancaria nacional necesita hacer la transición del papel moneda, a otra completamente virtual, para efectos de practicidad, economía y simplificación en la recaudación de contribuciones (se espera que esto último, estimado lector, logre disminuir la carga contributiva per cápita, desaparezcan contribuciones obsoletas y la labor fiscal de cobranza sea prácticamente inexistente).

La práxis mundial, ha demostrado la eficacia de las transacciones virtuales. Entre los ejemplos con mayor éxito tenemos, en primer lugar, las transacciones bancarias digitalizadas, hechas por medio de tarjetas bancarias o de códigos numéricos, que permiten el intercambio de dinero de manera completamente digital y segura, pero que aún a veces dependen del suministro de papel moneda mediante depósito directo a la institución financiera. No obstante la evidencia del ejemplo anterior, es un hecho que éste sistema aún tiene ciertas relaciones  estrechas con la base monetaria analógica (el papel moneda).

Lo que nos lleva al segundo ejemplo. Un modelo económico (es decir, una economía hecha y derecha) completamente basado en monedas digitales, y cuya producción de circulante no depende directamente de divisa alguna, si no de las personas que materialmente invierten su tiempo en la producción del circulante, dedicando sus equipos de cómputo para formar bloques de información, en donde cada bloque representa una unidad (una única moneda). La producción de cada bloque (o moneda) requiere cierta cantidad de trabajo (que no siendo poco) aplican la máquina y la persona que la opera; lo anterior de manera sorpresiva, ha generado una criptomoneda más o menos estable, con una criptoeconomía que hoy en día opera de manera diaria en la realización de operaciones de comercio por internet, y en algunos casos, también de la vida real. En desagravio, al no ser yo un economista de profesión, pido disculpas por la vaguedad o imprecisión de la explicación ofrecida anteriormente, sin embargo, ello no genera menoscabo alguno en el hecho de la existencia, veracidad y éxito de la economía creada en base a los BITCOINS (nombre específico de dicha criptomoneda, generadora de la primera criptoeconomía digital existosa). Si el tema le ha resultado de particular interés, y la explicación le ha parecido vaga o imprecisa, en internet hay disponible muchísima información relativa a la economía del BITCOIN.

Lo cierto es que las criptoeconomías gozan de una estabilidad muy cuestionable, al grado de no ofrecer las garantías necesarias como para ser consideradas una base económica o monetaria “real” (de ahí el prefijo cripto, procedente del griego kryptós, oculto).

Entonces, habiendo ya revisado dos modelos que son distintos (aunque intencionalmente coincidentes en el manejo digital) de la técnica analógica en el intercambio de dinero, la que solemos realizar de manera habitual en nuestras transacciones, hemos llegado al planteamiento que es mi destino final en este tema.

La digitalización del dinero, ha probado ser una herramienta excepcional a la que solo falta dar el paso final hacia la transición definitiva: el manejo digital de la totalidad del circulante nacional, desapareciendo por completo el concepto de papel moneda  de nuestra economía.

La desaparición del papel moneda traerá beneficios prácticos incuestionables a nuestro país, lo que podría colocarnos como referente mundial. Algunos de esos beneficios serán definitivamente patentes en estas áreas:

1.- Seguridad:

  • El dinero digital no ha probado ser infalible, pero sí mucho más seguro y auditable que los sistemas analógicos de moneda. Los servidores informáticos siempre guardan registros de todas las operaciones, e incluso en caso de infiltraciones a los sistemas, hay formas de rastrear los ataques, pues los algoritmos que delatan las rutas tomadas por los atacantes dentro de la red informática, nunca pueden ser deshechos.
  • Más seguros que cualquier caja fuerte, pues la única manera de realizar operaciones exitosas en el mercado con dinero digital, siempre conlleva una autorización expresa de quien transfiere los recursos; sistema de seguridad que además, en la mayoría de las ocasiones es de más de un paso, como por ejemplo, mostrar tarjeta e ingresar clave, códigos numéricos que solo el dueño de la cuenta conoce, controles remotos con números que cambian al azar, etc. “Perder” dinero por descuidos, por cambio mal devuelto, por robo, etc., sería algo mucho más inusual, pues todo movimiento es rastreable.
  • Todas las transacciones tendrían un registro que las relacionaría en procedencia y destino, por lo que en caso de que existiera algún robo digital, el sistema detectaría el abono sospechoso de dinero a la cuenta de una persona, cuya procedencia sería prácticamente imposible de comprobar. La restitución al ciudadano en lo robado sería además siempre un hecho.

2.- Ahorro en el sistema de monetario:

  • El costo de mantener el sistema de papel moneda actual se contabiliza en mil 800 millones de pesos anuales (Según Banco de México).
  • La inseguridad que implican el hecho de mantener un sistema anticuado de intercambio de recursos, también plantean un gasto que habría que añadirse al monto anterior, pues los robos, desvíos y mal uso del papel moneda, nos hacen perder un monto adicional de 226,700 millones de pesos al año; a lo que podríamos aumentar los gastos anuales en medidas de prevención de robos, que han ascendido a hasta 64 millones de pesos. Habría también que añadir los gastos administrativos y judiciales que lo anterior suma al gran total, pero considero que la idea ha quedado más que clara.
  • Todo lo anterior (y mucho más), se traduce en ahorro que será patente en un presupuesto de egresos menor, ergo una Ley de Ingresos más bondadosa con el contribuyente.

3.- Blindaje contra la corrupción:

  • El hecho de ser factible la posibilidad de rastrear el destino que trazan las operaciones de intercambio de dinero, mediante un sistema de plataforma digital, dotará de plena transparencia a los recursos públicos.
  • El manejo de dinero digital, en contraposición al analógico, hará mucho más complicado el uso de recursos monetarios para su uso ilícito en la política y la administración pública.
  • Una implementación interesante y posible dentro del sistema, es la auditoría de las “billeteras electrónicas” de todo funcionario público, a efecto de complicar este tipo de hechos.

4.- Sistema contributivo justo y eficiente:

La moneda virtual podría ayudarnos a dotar de justicia y certeza el sistema contributivo mexicano, de las siguientes maneras:

  • Al ser rastreables todas las operaciones de intercambio de moneda digital, aportarían bajo la misma base y tasa, todas las personas físicas y morales del país; y todas las personas lo harían bajo los principios contributivos de generalidad, obligatoriedad, destino al gasto público, proporcionalidad, equidad y legalidad.
  • Convertiría en un hecho la posibilidad de desaparecer múltiples contribuciones obsoletas, con tasas abusivas o bases ilógicas e injustas; se sintetizaría todo el universo de contribuciones en una sola, con una características increíble: Base y tasa fijas. La base, en función del dinero que se recibe y se eroga en cualquier operación (es decir, en función de la riqueza), y la tasa, en función del presupuesto de egresos de la federación.
  • Es decir, todos los ciudadanos aportaríamos a la hacienda pública, en cada operación monetaria que se efectuara, un porcentaje de ellas, dicho porcentaje en función de lo que el Estado necesite para funcionar.
  • La labor fiscal ya no sería inquisitiva, pues no podrían existir ni la evasión, ni la elusión fiscal (al menos no, sin la complicidad de la autoridad).
  • Todos aportarían a la hacienda pública ipso facto al momento de generar el intercambio de dinero (una mitad la aportaría quien lo transfiere, y la otra mitad, quien la recibe)
  • Los recursos irían directamente a las arcas del gobierno. El ciudadano se ahorra además la labor de la declaración fiscal, y la autoridad fiscal, la tarea de revisar las cuentas. Desaparición de las facturas.
  • También ayudaría a desaparecer otros tipos de contribuciones distintos a los impuestos, como algunos derechos, aprovechamientos, aportaciones de seguridad social, etc.
  • Para recapitular, como beneficios fundamentales podríamos sintetizar los siguientes: pago de menos contribuciones (solo una); certeza tributaria; la actividad fiscal sería muchas veces más sencilla, práctica y amable; todas las personas colaborarían al gasto público sin excepción, tanto grandes como pequeños contribuyentes, y aportarían en función de su riqueza; la evasión y elusión fiscales serían virtualmente cosa del pasado; etc.

En resumen, la propuesta de un nuevo sistema monetario digital implicaría en su faceta contributiva práctica, entender lo siguiente:

1.- La única manera de hacerla posible, sería a través de la implementación de una plataforma monetaria digital, que como antes hemos analizado, es una posibilidad más que realista.

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