La revolución devora a sus hijos

"La revolución devora a sus hijos." Esta frase podría ser el subtítulo del libro Místico de la autoridad: Porfirio Díaz, porque a los liberales mexicanos les pasó como a los revolucionarios franceses que habían sido destruidos por su misma revolución del fin del siglo XVIII, ya que fueron devorados por el sistema porfiriano en 1876. Esta biografía trata de la vida privada y política del dictador mexicano, Porfirio Díaz. Enrique Krauze tiene éxito al combinar la biografía de Díaz con la historia política de México. La infancia de Díaz transcurre en un paisaje indígena (Oaxaca) que lo preparó para su futura carrera política, porque su origen mestizo lo hizo popular entre la población indígena mestiza. Como Benito Juárez, que había nacido en el mismo paisaje algunos años antes que él, Díaz se convirtió en un líder mexicano, que participó en las luchas contra los conservadores y los ocupantes franceses.

Pero después de 1867 Juárez y Díaz se enajenaron de sí mismos. Mientras que "Juárez estimaba que el militarismo era el principal factor de retraso en México desde la Independencia” (p.21), Díaz opinaba que "el poder era una cuestión de armas" (p.26). Durante esta época Díaz se sentía como el verdadero artífice de la victoria contra los conservadores y los franceses (p.19) y finalmente superó a la sociedad liberal para establecer su dictadura. Krauze compara a Díaz con Julio César que también tenía la capacidad de seducción, después de haber sido apoyado por sus fuerzas militares (p.9).

Me sorprendió mucho que Krauze en su libro evaluara la época liberal en México de una manera tan negativa. Según el historiador, al gobierno liberal (1867-1876) le faltaba la voluntad de creer en el bienestar del pueblo mexicano (p.28). Porfirio Díaz después de haber superado al gobierno liberal de Lerdo en 1876, condujo a México por el camino de la paz, el orden y el progreso material (p.30). Krauze minimiza las acciones antidemócratas del régimen porfirista. Lo compara con otras autocracias contemporáneas y concluye que el régimen porfiriano "merece la aplicación del neologismo con que alguna vez lo calificó Daniel Villegas - su mentor histórico -, dictablanda, no dictadura." (p.34). Según Krauze, México se vio envuelto en las corrientes históricas durante su época porfiriana. Como en México, había "gobernantes longevos" en todo el mundo; por ejemplo la reina Victoria, el Káíser Guillermo II y el emperador Francisco José de Austria (p.27), pero Krauze no menciona que estos reyes no eran tan absolutos o poderosos como Porfirio Díaz que, sin embargo, frecuentemente podía organizar sus reelecciones y coordinaba todos los poderes en su estado. Krauze le restó importancia a la lucha de los porfiristas contra los movimientos sociales: según Krauze, la revuelta obrera en una fábrica en Río Blanco solamente revela la cara oscura del progreso social: la cuestión social (p.101).

Sólo al final de su obra, Krauze menciona el lado oscuro del régimen porfiriano: "el analfabetismo, la esclavitud en las haciendas, la pobreza y los castigos corporales" (pp.119-124) y Krauze concluye que "la época porfiriana no tuvo ojos para la desigualdad y la miseria, ni en el campo ni en la ciudad." (ibd.). El dictador mismo parece inocente o ignorante porque "su misticismo del mando, de clara raíz indígena, no tenía punto de contacto con la caridad cristiana o los ideales socialistas." (p.124). La revuelta contra el dictador no fue una rebelión social, pero "se había formado un abismo generacional, un gobierno monopolizado por ancianos, que fue destruido, ladrillo por ladrillo por los jóvenes como Madero, Villa o Zapata." (p.133)

A pesar de estas imprecisiones me gustó leer esta obra histórica. Les da a los lectores una idea sobre la época porfiriana. El autor usa muchas fuentes primarias para describir al dictador mexicano. También Krauze integra muchas imágenes y fotografías para mostrar la atmósfera de esa época. Me encantó la manera como Krauze trabaja con estas imágenes. Las pinturas de José María Velasco nos muestran el cambio que los mexicanos experimentaron en la época porfiriana (pp.115-117). El país evolucionó de una sociedad rural a una sociedad más industrializada. Me parece que Krauze se baja de la torre académica y describe la historia mexicana de una manera comprensible y simple para presentársela al hombre corriente. Krauze hace lo mismo en su maravillosa serie de televisión México-Nuevo Siglo. Yo les recomiendo a todos que se interesen en la historia mexicana y que lean esta obra para comprender los conflictos de ese país, en el siglo XIX.

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