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Le Prince

gera051124 de Julio de 2012

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Del hombre

Capítulo I

De las sensaciones

Para establecer que son las sensaciones entorno al mundo que gira alrededor de los objetos “dicho objeto actúa sobre los ojos, oídos y otras partes del cuerpo humano, y por su diversidad de actuación produce diversidad de apariencias” . Las sensaciones vienen a ser la representación de la cualidad o la característica de los objetos que una vez captado y exteriorizado por el hombre a través de los sentidos; como la vista, oído, tacto, gusto, etc., se convierten en las sensaciones.

CAPÍTULO II

De la imaginación

La imaginación es una sensación que se debilita se encuentran en el hombre y en todos, ya sea durante el sueño o cuando estamos despiertos es una sensación que se debilita debido a que solo lo observamos durante unos segundos y al cerrar los ojos mantenemos una imagen del objeto pero no de la misma manera.

Apariciones y visiones, son considerados como sueños fugaces en las que el hombre puede producir o generar un objetivo, todos los sucesos que pueden ser reales o de tanto pensarlos pueden llegar a imaginarlos y de alguna manera también influye el estado de ánimo en el cual se encuentra, para el logro de su objetivo.

CAPÍTULO III

De la consecuencia o serie de imaginaciones

Dado que un pasamiento cualquiera no sucede a cualquier otro pensamiento de modo indiferente del mismo modo que no tendremos imágenes representadas en nuestra memoria a no ser que antes hayamos tenido sensaciones así tampoco tenemos transición de una imagen a otra sin antes no haber estado dentro de en nuestras sensaciones.

Los pensamientos se pueden definir en dos partes. Una cuando tratamos de buscar las causas o medios que producen un efecto imaginado: este género es común a los hombres. Otra cuando imaginando una cosa cualquiera, tratamos de determinar los efectos posibles que se pueden producir con ella; es decir, imaginar lo que podemos hacer con una cosa cuando la tenemos. Muchos hombres van adquiriéndolas mediante instrucción y disciplina, y todas derivan de la invención de las palabras y del lenguaje.

CAPÍTULO IV

Del lenguaje

En este capítulo se hace referencia sobre, la invención de la imprenta, aunque ingeniosa no tiene gran importancia si se le compara con la invención de las letras.

Fue una invención provechosa para refrescar la memoria del pasado y la conjunción del género humano disperso en tantas y distintas regiones de la tierra lo que provoca una gran dificultad, como que procede de una cuidadosa observación de los diversos movimientos de la lengua, del paladar, de los labios y de otros órganos de la palabra además a ello la necesidad de establecer distinciones de caracteres, para recordarlas.

Por esos elementos los hombres registran sus pensamientos, los recuerdan cuando han pasado y los enuncian uno a otro para utilidad y conversación. Puesto que sin él no hubieran existido la sociedad, el gobierno, estado, entre otros componentes.

Abusos del lenguaje. Se oponen cuatro puntos: Primero, cuando los hombres registran sus pensamientos equivocadamente, por la inconstancia de significación de sus palabras; con ellas, registran concepciones que nunca han concebido, y se engañan a sí mismos. En segundo lugar, cuando usan las palabras metafóricamente, es decir, en otro sentido distinto de aquel para el que fueron establecidas, con lo cual engañan a otros. En tercer lugar, cuando por medio de palabras declaran cuál es su voluntad, y no es cierto. En cuarto término, cuando usan el lenguaje para ofender.

CAPÍTULO V

De la razón y de la ciencia

Qué es la razón. Cuando un hombre razona, no hace otra cosa sino concebir una suma total, por adición de partes; o concebir un residuo, por sustracción de una suma respecto a otra: lo cual (cuando se hace por medio de palabras) consiste en concebir a base de la conjunción de los nombres de todas las cosas, el nombre del conjunto: o de los nombres de conjunto, de una parte, el nombre de la otra parte. Y aunque en algunos casos (como en los números), además de sumar y restar, los hombres practican las operaciones de multiplicar y dividir, no son sino las mismas, porque la multiplicación no es sino la suma de cosas iguales, y la división la sustracción de una cosa tantas veces como sea posible. Estas operaciones no ocurren solamente con los números sino con todas las cosas que pueden sumarse unas a otras o sustraerse unas de otras. Del mismo modo que los aritméticos enseñan a sumar y a restar en números, los geómetras enseñan lo mismo con respecto a las líneas, figuras (sólidas y superficiales), ángulos, proporciones, tiempos, grados de celeridad, fuerza, poder, y otros términos semejantes: por su parte, los lógicos enseñan lo mismo en cuanto a las consecuencias de las palabras: suman dos nombres, uno con otro, para componer una afirmación; dos afirmaciones, para hacer un silogismo, y varios silogismos, para hacer una demostración; y de la suma o conclusión de un silogismo, sustraen una proposición para encontrar la otra. Los escritores de política suman pactos, uno con otro, para establecer deberes humanos; y los juristas leyes y hechos, para determinar lo que es justo e injusto en las acciones de los individuos. En cualquiera materia en que exista lugar para la adición y la sustracción existe también lugar para la razón: y dondequiera que aquélla no tenga lugar, la razón no tiene nada que hacer.

La razón definida. A base de todo ello podemos definir (es decir, determinar) lo que es y lo que significa la palabra razón, cuando la incluimos entre las facultades mentales. Porque RAZÓN. en este sentido, no es sino cómputo (es decir, suma y sustracción) de las consecuencias de los nombres generales convenidos para la caracterización y significación de nuestros pensamientos; empleo el término caracterización cuando el cómputo se refiere a nosotros mismos, y significación cuando demostramos o aprobamos nuestros cómputos con respecto a otros hombres.

Dónde está la verdadera razón. Del mismo modo que en Aritmética los hombres que no son prácticos yerran

Porque la razón es, por sí misma, siempre una razón exacta, como la Aritmética es un arte cierto e infalible. Sin embargo, ni la razón de un hombre ni la razón de un número cualquiera de hombres constituye la certeza; ni un cómputo puede decirse que es correcto porque gran número de hombres lo haya aprobado unánimemente. Por tanto, así como desde el momento que hay una controversia respecto a un cómputo, las partes, por común acuerdo, y para establecer la verdadera razón, deben fijar como módulo la razón de un árbitro o juez, en cuya sentencia puedan ambas apoyarse (a falta de lo cual su controversia o bien degeneraría en disputa o permanecería indecisa por falta de una razón innata), así ocurre también en todos los debates, de cualquier género que sean.

Cuando los hombres que se juzgan a sí mismos más sabios que todos los demás, reclaman e invocan a la verdadera razón como juez, pretenden que se determinen las cosas, no por la razón de otros hombres, sino por la suya propia; pero ello es tan intolerable en la sociedad de los hombres, ya que en las circunstancias dadas los hombres tomamos la razón en controversia con cuyo beneficio sea para nosotros mismos de esta manera se llega a su verdadera carencia de razón.

Uso de la razón. El uso y fin de la razón no es el hallazgo de la suma y verdad de una o de pocas consecuencias, remotas de las primeras definiciones y significaciones establecidas para los nombres, sino en comenzar en éstas y en avanzar de una consecuencia a otra. No puede existir certidumbre respecto a la última conclusión sin una certidumbre acerca de todas aquellas afirmaciones y negaciones sobre las cuales se fundó e infirió la última.

Del error y del absurdo. Cuando un hombre calcula sin hacer uso de las palabras, lo cual puede hacerse en determinados casos (por ejemplo, cuando a la vista de una cosa conjeturamos lo que debe precederla o lo que ha de seguirla), si lo que pensamos que iba a suceder no sucede, o lo que imaginamos que precedería no ha precedido, llamamos a esto ERROR; a él están sujetos incluso la mayoría de los hombres prudentes.

Pero cuando razonamos con palabras de significación general, y llegamos a una decepción al presumir que algo ha pasado o va a ocurrir, comúnmente, se le denomina error, es, en realidad, un ABSURDO o

expresión sin sentido. En efecto, el error no es sino una decepción al presumir que algo ha pasado o va a ocurrir; algo que aunque no hubiera pasado o no sobreviniera no entraña una imposibilidad efectiva. Perocuando hacemos una afirmación general, a menos que sea una afirmación verdadera, la posibilidad de ellaes inconcebible. Las palabras de las cuales no percibimos más que el sonido son las que llamamos.

Causas de absurdo. 1. La primera causa de las conclusiones absurdas la adscribo a la falta de método, desde el momento en que no se comienza el raciocinio con las definiciones, es decir, estableciendo el significado de las palabras.

2. La segunda causa de las aserciones absurdas, la adscribo a la asignación de nombres de cuerpos a accidentes; o de accidentes a cuerpos. En ellas incurren quienes dicen que la fe es inspirada o infusa, cuando nada puede ser insuflado o introducido en una cosa sino un cuerpo; o bien que la extensión es un cuerpo; que los fantasmas son espíritus, etc.

3. La tercera la adscribo a la asignación de nombres de accidentes de los cuerpos situados fuera de nosotros a los accidentes de nuestros propios cuerpos; en ella incurren los que dicen que el calor está en el cuerpo; el sonido en el oído, etc.

4.

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