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Leucemia


Enviado por   •  6 de Junio de 2015  •  Prácticas o problemas  •  2.661 Palabras (11 Páginas)  •  209 Visitas

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¿Cómo se afecta su salud emocional al tener leucemia mieloide crónica?

En algún momento, es posible que se sienta agobiado con muchas emociones diferentes. Esto les sucede a muchas personas. Es posible que usted haya pasado por mucho cuando comenzó el tratamiento a tal punto que sólo se pueda enfocar cada día en finalizar con todo su tratamiento. Ahora puede que sienta que se suman a su carga una gran cantidad de otros asuntos.

Puede que se encuentre pensando sobre la muerte, o acerca del efecto de su cáncer sobre sus familiares y amigos, así como el efecto sobre su vida profesional. Quizás éste sea el momento para revaluar la relación con sus seres queridos. Otros asuntos inesperados también pueden causar preocupación. Por ejemplo, a medida que usted esté más saludable y acuda menos al médico, consultará con menos frecuencia a su equipo de atención médica y tendrá más tiempo disponible para usted. Estos cambios pueden causar ansiedad a algunas personas.

Casi todas las personas que han tenido cáncer pueden beneficiarse de recibir algún tipo de apoyo. Necesita personas a las que pueda acudir para que le brinden fortaleza y consuelo. El apoyo puede presentarse en diversas formas: familia, amigos, grupos de apoyo, iglesias o grupos espirituales, comunidades de apoyo en línea u orientadores individuales. Lo que es mejor para usted depende de su situación y personalidad. Algunas personas se sienten seguras en grupos de apoyo entre pares o en grupos educativos. Otras prefieren hablar en un entorno informal, como la iglesia. Es posible que algunas personas se sientan más a gusto hablando en forma privada con un amigo de confianza o un consejero. Sea cual fuere su fuente de fortaleza o consuelo, asegúrese de tener un lugar a donde acudir en caso de tener inquietudes.

El cáncer puede ser una experiencia muy solitaria. No es necesario ni conveniente que trate de sobrellevar todo usted solo(a). Sus amigos y familiares pueden sentirse excluidos si usted no permite que le ayuden. Deje que tanto ellos como cualquier otra persona que usted considere puedan ayudarle. Si no sabe quién puede ayudarle, llame a la Sociedad Americana Contra El Cáncer al 1-800-227-2345 y le pondremos en contacto con un grupo o recurso de apoyo que podría serle de utilidad. Tal vez también quiera leer el documento disponible en inglés Distress in People with Cancer.

El cáncer no solo afecta al paciente, sus familiares también necesitan apoyo

Ellos no están enfermos, no tienen que someterse a tratamientos ni acudir al hospital con frecuencia. Sin embargo, los familiares y amigos de los pacientes con cáncer soportan a menudo una gran carga emocional. Su papel es apoyar y ayudar a sus familiares, pero con ellos, también sienten miedo, impotencia e incertidumbre y, muy a menudo, la responsabilidad de estar presente en cualquier circunstancia en la que el paciente pueda necesitarle. Por eso, a su vez, también requieren el apoyo y la comprensión de quienes les rodean. Nuestra psicóloga, Ana Huete, da algunos consejos para asumir el papel del cuidador.

Ante el cáncer, las reacciones emocionales de cada uno pueden ser distintas y, a veces, el paciente saca más fuerzas de sí mismo mientras que el familiar se siente desarmado.

“Ojalá pudiera pasar esto por ti”. Es la frase que dicen “de corazón” las madres a sus hijos cuando les ven enfermos. Y también lo piensan los adultos ante la enfermedad de sus seres queridos, pero cuando no somos nosotros los pacientes, es frecuente que no conozcamos muchas estrategias para asumir el papel de cuidador. No somos médicos, ni enfermeros, y aunque lo seamos, el rol es diferente cuando la enfermedad se vive en primera persona. También dependerá del grado de cercanía con el paciente, de su edad y de su autoridad ante el cuidador. No es lo mismo ver enfermo a nuestro padre, a nuestra madre que a un hijo.

Afrontar la enfermedad paso a paso

Cuando estamos enfermos nos enfrentamos a impedimentos físicos para poder luchar al cien por cien; sin embargo, el familiar del enfermo siente que todo el mundo cuenta con su capacidad para afrontar la nueva situación. Moralmente aceptamos sin condiciones, pero el problema es que, a veces, es la primera vez que alguien querido necesita literalmente nuestra ayuda, tiempo, cariño, serenidad, conocimientos y paciencia. En este sentido, al paciente se le consiente más por su vulnerabilidad, pero al cuidador, por el contrario, se le va a exigir un nivel de respuesta acorde a los valores de nuestra sociedad, algo que puede provocar un fuerte desgaste físico y emocional. Ten en cuenta estos aspectos:

Los tratamientos son largos y hay que vivirlos cubriendo paso a paso sus fases, haciendo frente a la indecisión del futuro, sin anticipar ni desesperarse. Y para ello, es importante centrarnos en el día a día, en aprovechar los buenos momentos y dejando que las etapas posteriores del tratamiento nos esperen en el tiempo y sin pretender vivirlas con anticipación. Este hecho no debe constituir un obstáculo para tener nuestros planes y proyectos, pero quizá sí debamos ir acortando los plazos para que los veamos más cercanos y realistas.

La sinceridad es la mejor arma para ofrecer lo que podemos dar o no en esos momentos. Decir: “Estoy aquí para ti, estés contento o sufriendo”, es todo lo que el paciente necesita oír y lo que resume nuestra postura como cuidadores. Es crucial ser conscientes de la situación y no obviarlo como algo que pasará, sino haciéndose responsables de ese papel.

Crear un ambiente abierto en casa, relajará las tensiones. No dejes que todo gire alrededor del cáncer y las consultas médicas. Busca momentos agradables cada día que os permitan aparcar un rato las preocupaciones como los juegos de mesa o de ordenador, que no requieren mucho esfuerzo o cosas triviales que nos ocupan un tiempo y nos gustan, como cuidar las plantas, ver una película o escuchar música alegre en una merienda… Todos tenemos o podemos buscar alguna afición fácil para compartir con nuestros familiares y amigos, haciendo de esos momentos una parte importante y esperada del día.

En este sentido, ¿cómo respondemos y qué necesitamos saber para cuidar a alguien a quien queremos? Y, a largo plazo, ¿quién cuida al cuidador y qué tareas nos van a ayudar a no “quemarnos” o caer en el agotamiento? De igual modo que para el paciente es importante el apoyo familiar para el buen pronóstico y desarrollo de la enfermedad, para la persona a que cuidar a un ser querido es igualmente necesario que sienta un apoyo externo para que, si se llega a sentir impotente y desbordado, no contagie ni preocupe en exceso

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