Los suelos. Perfil del suelo

Esquema

Introducción

1. ¿Qué es el suelo?
2. Perfil del suelo.
3. Textura y estructura del suelo.
4. La formación del suelo y la interacción de las geosferas.
5. El tiempo como factor edafogenetico.
6. Taxonomía de los suelos.
7. Geología histórica del suelo.
8. Tiempo biológico.
9. ¿Qué importancia tiene la estratigrafía y la correlación estratigráfica?
10.  Cueito Geológico.

Conclusión.

Anexos.

Desarrollo

1. ¿Qué es el suelo?

Es la capa más externa de la corteza terrestre continental, formada a partir de la alteración producida sobre las rocas superficiales por la acción de una serie de agentes físico-químicos (acción erosiva del agua, del aire o del hielo, o disolución de algunos elementos químicos presentes en las rocas), biológicos (acción de plantas y animales, de microorganismos) y antrópicos (acción  de los grupos humanos).

El suelo es el soporte sobre el cual se desarrolla la mayoría de las especies vegetales terrestres. Así como el sustrato sobre el cual viven numerosas especies de animales, incluyendo al hombre.

En el suelo es posible distinguir:

• Una fracción mineral, resultante de la alteración (meteorización) de la roca madre.
• Una fracción orgánica, de color oscuro, formada por materia biótica en descomposición (humus). La fertilidad de suelo (su posibilidad de producir) depende de su contenido de humus.

Sin embargo, el suelo es, además, una capa reguladora del intercambio continuo de materia y energía entre la atmosfera, la biosfera y la litosfera. Forma parte tanto de la biosfera como de la litosfera.

En el suelo corren interacciones importantes que involucra a los organismos vivos y las sustancias inorgánicas, y que controlan el funcionamiento de la biosfera. Por ello es el soporte de la vida en la tierra y el producto que resulta de las actividades de todos los organismos vivos en los diferentes subsistemas del planeta (geosferas).

1. Perfil del suelo.

Es la secuencia vertical de los diferentes horizontes (capas) que integran el suelo. Este perfil incluye, también, el grosor, la composición y las demás características de cada uno de ellos.

En el suelo se distinguen varios horizontes:

• Horizonte A: Capa externa superficial; su composición comprende sustancias solidas (orgánicas e inorgánicas), liquidas, que hacen posibles las reacciones químicas, y gaseosas, que facilitan la aireación de los poros y la respiración de las raíces. Contiene cantidades importantes de humus.
• Horizonte B: Ubicado debajo de interior; compuesto de materiales meteorizados resultante de la transformación o desintegración de la roca madre. Carece de humus. A veces, en este horizonte, se forman costras de carbono cálcico.
• Horizonte C: Es la capa más profunda; está en contacto directo con la roca madre y, por eso, producen de ella los materiales que lo componen. Carece de materia orgánica.
• Horizonte D: Es la roca madre que proporciona lo componentes minerales del suelo.

1. Textura y estructura del suelo.

La calidad es un suelo depende de su textura y su estructura, las cuales determinan sus capacidades para retener el agua y su grado de aireación.

La textura es la proporción de arena (más 20 micras), limo (sedimento fino, cuyo tamaño oscila entre 2 y 20 micras) y arcilla (menos de 2 micras). La textura esta, pues, determinada por el tamaño de las partículas integrantes.

La textura de un suelo es fundamental para evaluar su capacidad de albergar determinadas especies vegetales. Los suelos muy arenosos retienen muy poca agua y por ello se secan rápidamente, mientras que los suelos arcillosos se encharcan con facilidad: estos rasgos determinan el tipo de vegetación que se adapta a cada clase de suelo.

Los suelos más fértiles son aquellos que, además de contener una buena proporción de materia orgánica (humus), tienen una textura franca (menos del 25% de arcilla y cantidades casi iguales de arena y limo).

La estructura del suelo es la forma en que se unen las distintas partículas que lo constituyen. Las partículas del suelo se unen por una especie de cemento, formado por el agua, los granos de arcilla y la materia orgánica presente, dando lugar a agregados o grumos estables.

Se dice que un suelo tiene buena estructura cundo las partículas que lo integran están unidas de tal modo que permiten aireación, buena retención y circulación de agua.

El mantenimiento de una buena estructura de los suelos requiere:

• Evitar, en lo posible, los incendios forestales que calcina la materia orgánica.
• Contrarrestar los procesos erosivos, que arrastran la capa superior del suelo, donde se encuentra la materia orgánica.
•  Buen drenaje y evitar la salinización del suelo, para que no se destruyan totalmente los grumos.

1. La formación del suelo y la interacción de las geosferas.

La formación del suelo está asociada a las siguientes interacciones:

• Interacción atmosférica-litosfera: La roca madre sobre la cual actúan los procesos que dan origen al suelo constituye el horizonte D, como ya se estableció. Este manto de roca se disgrega por acción de la meteorización (desagregación de los componentes) provocada por fenómenos meteorológicos que actúan sobre la superficie terrestre: lluvias, vientos, radiación solar y temperatura (fuerzas exógenas).
• Interacción biosfera-litosfera: Las masas acumuladas de materia orgánica muerta sufren un proceso de descomposición, o sea, una transformación bioquímica se efectúa también como resultado de alimentación de los animales con materia vegetal y las excretas que aportan, pero el papel primordial corresponde a la acción de los microorganismos (bacterias y hongos) que están presentes, en grandes cantidades, en el aire, el agua y el suelo y que vive en condiciones diversa.

 Este proceso de acumulación de materia orgánica de las partículas naturales desagregadas de las rocas se llama humificación, y la intensidad de este proceso de descomposición de la materia orgánica depende de la temperatura, la humedad, el grado de aireación y las condiciones químicas del medio.

• Interacción atmosfera-litosfera-hidrosfera-biosfera: Los elementos climáticos influyen de manera determinante en la formación de los suelos, ya que involucran a todas las geosferas que integran el planeta tierra:

1. La humedad y las precipitaciones atmosféricas suministran el agua necesaria para el desarrollo de las actividades biológicas y químicas que intervienen en la formación de los suelos. Así, cuando las sustancias solubles se disuelven en agua, se disocian en partículas positivas y negativas (se ionizan). La ionización es indispensable para los procesos químicos de elementos que intervienen en el desarrollo del suelo y el crecimiento de las plantas.

La precipitación atmosférica excesiva tiende a eliminar, por lixiviación, los coloides (estado gelatinoso de la materia soluble). La lixiviación es el transporte de las sustancias solubles de un suelo, desde los horizontes superiores hasta los inferiores, llevado a cabo por las aguas que se infiltran.

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