Mercado y moral

UNIVERSIDAD EXTERNADO DE COLOMBIA

THOMAS MONTENEGRO CAMACHO - EL MERCADO Y LA MORAL

Actualmente el mercado ha llegado a gobernar nuestras vidas. Vivimos en una época donde casi todo puede comprarse o venderse, aunque el dinero no puede comprar algunas cosas, casi todo se pone en venta, pero no todo el mundo puede comprar estos bien sin embargo hoy existen múltiples maneras de hacer dinero.

La fe en los mercados ha sido un medio fundamental para el bien común y los mecanismos del mercado han sido aceptados en el funcionamiento de las economías, con esto el mercado ha empezado a desempeñar un papel cada vez mayor en la vida social, la dinámica de comprar y vender no se aplica solo a bienes materiales si no que gobierna otros aspectos de la vida y su expansión no ha sido en los mercados, en los mercados de valores sino hacia esferas muy interna de la vida de las personas. Todo está en venta en el mercado: el cuerpo de una persona para llevar avisos publicitarios o para ver la reacción de productos farmacéuticos, el vientre de una mujer para la gestación de un bebe para otra persona, la contaminación del aire, un lugar en una fila, la esterilidad de las mujeres, estas son algunas de las cosas que se encuentran a la venta en los mercados y estamos acostumbrados a ello, sin embargo, ¿cuáles son los limites morales del mercado? Existen cosas que el dinero no puede comprar.

En una sociedad donde todo está a la venta, la distribución de ingresos y de riqueza importa cada vez más porque las buenas cosas se compran o se venden y tener dinero supone una diferencia, la vida es más fácil para una persona de buenos recursos, pero si la única ventaja fuese comprar carros deportivos, vacaciones de lujo, ropa costosa la desigualdad no importaría mucho. Sin embargo, la distribución del ingreso cuenta cada vez más ya que el dinero sirve para adquirir cada más y más cosas: educación, salud, vivienda, seguridad, entretenimiento entonces la vida es más dura para familias pobres y de clase media, no solo la desigualdad entre ricos y pobres ha aumentado, sino que también el crecimiento del mercado ha aumentado aún más la brecha.

La tendencia del mercado es poner precio a las cosas buenas de la vida, y poner un precio a las cosas buenas de la vida puede corromperlas. Los mercados no solo venden y compran bienes o servicios, también expresan y promueven ideas, como tener hijos para venderlos en un mercado de niños que expresa la manera de valorar a un hijo.

El mercado ha dejado de ser una herramienta valiosa y eficaz para organizar a la sociedad para generar desarrollo para penetrar en todos los aspectos de la vida humana, es una manera de vivir. El mercado no reprueba nada, no juzga a las personas, no emite juicios de valor sobre las necesidades que satisfacen, aunque estas promuevan o identifiquen una idea, si alguien está dispuesto a pagarlo lo puede obtener. El mercado es la máxima expresión de igualdad porque no discrimina ante cualquier preferencia de las personas, no cuestiona si la causa o el fin es más noble o más digno, los mercados no reprueban nada en tanto se pueda comprar. Pero, aunque aparentemente el mercado no juzga, ni discrimina las decisiones, ni las preferencias de las personas responde únicamente a personas que pueden pagar y adquirir en mayor abundancia y cuanto más puede adquirir, más importancia tendrá para él.

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