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POTENCIALES EVOCADOS COMO MARCADORES NEUROFISIOLÓGICOS DE LA PERCEPCIÓN Y EL RECONOCIMIENTO DE CARAS

David Duymovich NavarroApuntes6 de Mayo de 2016

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COMENTARIO SOBRE “POTENCIALES EVOCADOS COMO MARCADORES NEUROFISIOLÓGICOS DE LA PERCEPCIÓN Y EL RECONOCIMIENTO DE CARAS”

Por David Duymovich Navarro

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        En el artículo “Potenciales evocados como marcadores neurofisiológicos de la percepción y el reconocimiento de caras” de Ela Olivares, Cristina Saavedra y Jaime Iglesias publicado en La Revista Latinoamericana de Psicología en el 2012. Los autores hacen un recuento de los estudios sobre potenciales evocados que tienen relación con el procesamiento de caras, de esta forma se dan a conocer los posibles marcadores implicados en las distintas operaciones cognitivas como la percepción y el reconocimiento de rostros.

        En estos últimos años, los avances científicos que tienen relación con las neurociencias han abordado gran parte del área de la psicología, y sus notables explicaciones han dado una base biológica sobre los distintos procesos cognitivos y de diversa índole. Lo que se quiere abordar ahora es el tema de la percepción y el reconocimiento de caras, esto se ha logrado gracias con estudios electrofisiológicos y con las técnicas de neuroimagen funcional, que nos ha permitido analizar los mecanismos neurocognitivos así como identificar los circuitos neurales correspondientes sobre ambos procesos. Se valora la importancia tanto de la percepción como del reconocimiento de rostros,  para ello se toma como base fundamental los datos existentes sobre la actividad eléctrica cerebral, es decir, los potenciales evocados. La relevancia que tiene la definición de reconocimiento del rostro justifica la cantidad de investigaciones hechas.

        “El reconocimiento de rostro humano es una proceso de indiscutible importancia psicobiológica. En las relaciones interindividuales, la cara es un estímulo omnipresente y es la parte del cuerpo humano donde se encuentran las señales que usamos regularmente para reconocer la identidad de una persona, de ella se reviva también información crucial para la comunicación no verbal de la emociones y numerosos signos  emblemas que acompañan o reemplazan la comunicación verbal (Ekman, 1982, citado por Olivares, Saavedra & Iglesias, 2012, p.27).

                Bruce y Young (1986) dan luces sobre los aspectos funcionales del procesamiento de caras como del reconocimiento de un individuo, asimismo, asumen que la memoria de largo plazo (MLP) tiene que ver con este procesamiento. Como ya se mencionó, entre las expresiones del auge del estudio de la neuroimagen encontramos que la resonancia magnética funcional nos ha llevado a conocer los componentes del procesamiento de caras planteados por posturas neurobiológicas.

                Las ondas con diversas latencias, han sido estudiadas minuciosamente; entre ellas encontramos que se presume que las ubicadas entre los 100 y 200 ms tienen que ver con el procesamiento inicial de la estructura facial. Tenemos el potencial endógeno N170 tiene una mayor amplitud ante las caras que cualquier objeto; asimismo se la ha asociado con el procesamiento perceptivo “de abajo a arriba” (percepción de rostros no conocidos) y el “de arriba abajo” (aquellos con un conocimiento a priori). En la N200  (análogo intracraneal de la N170) se colocó un conductor eléctrico debajo de la dura madre, de esta forma se describió una onda P160 que es sensible a la presencia de caras versus otros objetos, entonces tenemos que latencias tempranas entre 170-200 ms están relacionadas con el procesamiento estructural de caras, esta conclusión fue lograda debido a la observación de incremento de latencia y amplitud de la onda P120, se encontró más adelante que esta tiene que ver con el reconocimiento del contorno de las caras. Además de esto, estudios magnetoencefalográficos (MEG) han identificado análogos de los potenciales evocados endógenos P120 y N120. Siendo estos la M100, con mayor amplitud ante partes de caras, y M170 siendo está más sensible a la configuración facial, el reconocimiento eficiente del rostro. Con todas la investigaciones sobre la N170 se encontró que podrían reflejar un mecanismo de detección de rasgos definitorios de caras y sus relaciones espaciales activado por una configuración “ya establecida” de estímulos faciales y conduce a una identificación de una cara conocida.

                Amplitudes entre 250 y 400 ms, la N250r, se ha descubierto que esta onda se emite ante rostros, y se ha descubierto que tiene una amplitud mayor en regiones frontales y temporales derechas. Este mecanismo no está tan solo asociado tan solo a las características físicas de una imagen, sino que también tiene que ver con el procesamiento abstracto de contenidos de memoria, asimismo se encontró que la amplitud de esta onda se ve afectada por el grado de visibilidad de los estímulos. Haciendo una correlación entre la onda N250r y la N170, se encontró que  esta última está relacionada con la codificación de segundo orden y la de N250r podría estar asociada con el computo necesario de las relaciones espaciales faciales, que identifica los rostros de una persona conocida, la activación de esta onda no se ve afectada por un carga atencional.

                Las ondas positivas de tipo 300P tienen relación con el hemisferio derecho, demostrado que tenía afinidad por los rostros independientemente de si son conocidos o extraños. De un experimento en el cual un individuo tenía que recordar una serie de rostros, se descubrió un análogo de la P300, era la P570 que funciona cuando se incrementa el número de caras que el individuo debía recordar. Todas estas señales nos ilustran la superioridad de hemisferio derecho frente al procesamiento de caras, ya sea en condiciones normales y en la observación de laboratorio.

                Se han encontrado que existen ondas negativas tardías del tipo N400 como correlatos del procesamiento de las representaciones de las caras conocidas y de la información semántica asociada a la memoria de largo plazo, para ello se les presento a los individuos caras conocidas que ya estaban registradas por ellos, de esta forma esta información estaba asociada a la MLP.

Finalmente se afirma de que son necesarios nuevos estudios de potenciales evocados mediante registro de alta densidad para delimitar los posibles generadores neurales de las ondas de tipo N400 ante caras conocidas, esto nos ayudaría a demostrar si es hay poblaciones neurales cuya actividad se relacione con aspectos estructurales visuales del reconocimiento de caras puede activarse de manera relativamente independiente de aquellas otras cuya actividad está más sintonizada con el procesamiento de información del dominio verbal-semántico asociada a las caras que conocemos.

Lo que se pretende plantear con respecto a los potenciales evocados en los distintos procesamientos de caras es que hay diversos mecanismos que están implicados, se puede afirmar que resulta complejo hallar uno en específico, sino sería una trabajo en conjunto de las ondas anteriormente descritas, aunque el articulo explícitamente no lo afirme como postura. Resulta importante el primer aporte que se hace sobre este tema  como la de la postura de Bruce y Young (1986) propusieron un modelo cognitivo del reconocimiento de los rostros que con algunas modificaciones (Valentine et al 1991) se ha mantenido en la literatura. Este modelo propone varios pasos en el procesamiento de la información desde el instante en que se ve un rostro familiar hasta cuando se hace el reconocimiento y se evoca su nombre (citado por Lopera, F., s.f.). Se valora el aporte en cuanto a los mecanismos implicados en el reconocimiento de rostro, sin embargo, resultaría interesante ver una información más minuciosa respecto al proceso en sí como lo hace Orbe (2010)

“Percepción. Los estímulos llegan correctamente a las áreas visuales donde se construyen las percepciones de los elementos (nariz, boca, ojos...) y del total formando una percepción única de una cara. Reconocimiento facial. La percepción se compara con las previamente memorizadas y si se encuentra una similar se produce la familiaridad. Identificación del sujeto familiar. Se recupera el resto de atributos de la identidad personal correspondientes a la cara: voz, relación con nosotros, episodios pasados. Recuperación del nombre”

Tomando como referencia al efecto Thatcher, debido a que fue probado por primera vez en la ex primera ministra británica Margaret Thatcher la recordada “La dama de hierro”.

[…] Se consigue cogiendo la foto de una cara, cortando los ojos y la boca y pegándolos boca arriba. Si tomamos a su vez la cara resultante y la ponemos cabeza abajo (de modo que los ojos y la boca están en posición correcta pero el resto de la cabeza está girada), es difícil encontrar algo erróneo. Si por el contrario colocamos la cabeza en posición correcta (y entonces los ojos y la boca están girados), la imagen resulta chocante. Algo está mal.
Los humanos percibimos esto claramente en los rostros humanos pero no en los de los monos. De la misma forma, los monos lo detectan en los rostros de sus congéneres pero no en los de los humanos. (Orbe, 2010).

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