Quimicos En La Agricultura
prinicipal126 de Noviembre de 2014
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INTRODUCCIÓN
Gracias al uso de técnicas de mejora genética, y de fertilizantes, herbicidas, plaguicidas y fungicidas en la agricultura, ha aumentado increíblemente la eficacia en la producción de alimentos. Estos modernos métodos de producción han reducido costes y han aumentado la variedad de alimentos disponibles. Como la producción alimenticia es tan compleja, es necesario un enfoque sistemático para identificar los posibles peligros en cada punto de la cadena alimentaria, para poder así evitar brotes de enfermedades de origen alimenticio y la contaminación de los alimentos. Para saber más sobre todos estos químicos agrícolas y los efectos que estos producen en los seres humanos, es que realizaremos este trabajo, con el fin de optimizar nuestros conocimientos respecto a este interesante tema.
QUIMICOS EN LA AGRICULTURA
Los productos químicos para la agricultura se agrupan normalmente en tres clases: plaguicidas, fertilizantes y productos para la salud animal. Los herbicidas, fungicidas, insecticidas y acaricidas son, por tanto, plaguicidas. Los fertilizantes son nutrientes químicos que estimulan el crecimiento de las plantas. Contienen principalmente nitrógeno, fósforo o potasio.
PLAGUICIDAS
La palabra plaguicida designa en general cualquier sustancia química (mezclada o no con otras sustancias) utilizada para la destrucción de un microorganismo perjudicial para el hombre.
Se trata, pues, de un término dotado de un significado muy amplio, comprensivo de otros térmicos como insecticida, fungicida, herbicida, rodenticida, bactericida, acaricida, nematocida o molusquicida, que designan los microorganismos o plagas que un producto químico determinado o clase de productos tiene por objeto destruir. Dado que se utilizan distintos tipos de agentes químicos en estas clases generales, es aconsejable indicar la clase concreta del plaguicida.
Principios Generales
La toxicidad aguda se mide mediante la DL 50, valor que representa una estimación estadística del número de miligramos de producto químico por kilogramo de peso corporal que se requiere para causar la muerte del 50 % de una amplia población de animales estudiados. La dosis se puede administrar por diversas vías, aunque las más normales son la oral o la dérmica, y la rata es el animal más utilizado en las pruebas correspondientes.
Se utilizan los valores DL 50 según la vía oral o dérmica que presente el valor más bajo para un producto químico específico.
Deben tenerse en cuenta también otros efectos, los derivados de exposiciones de corta duración, como la neurotoxicidad o la mutagenicidad, y los derivados de exposiciones de larga duración, como la carcinogenicidad, aunque los plaguicidas que presentan propiedades conocidas de este tipo no están registrados para su uso. La Clasificación Recomendada de Plaguicidas según el Riesgo y las Directrices para la Clasificación 1996-1997 de la OMS, publicadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), desglosan los productos de clase técnica en función del riesgo agudo para la salud humana de la forma siguiente:
• Clase IA - Extremadamente Peligrosos
• Clase IB - Altamente Peligrosos
• Clase II - Moderadamente Peligrosos
• Clase III - Ligeramente Peligrosos
Los tóxicos pueden entrar en el cuerpo por la boca (ingestión), por los pulmones (inhalación), por la piel intacta (absorción percutánea) o por heridas en la piel (inoculación). El riesgo de inhalación depende de la forma física y solubilidad del producto químico. La posibilidad y el grado de absorción cutánea varían con el producto químico; algunos de éstos ejercen una acción directa sobre la piel, causando dermatitis. Los plaguicidas se aplican de distintas formas: como sólidos, rociando en forma diluida o concentrada, en polvo (fino o granulado), y como neblinas y gases. El método de empleo condiciona la probabilidad de absorción.
El producto se puede mezclar con sólidos (a menudo con comida, usada como cebo), agua, queroseno, aceites o disolventes orgánicos. Algunos de estos disolventes tienen cierto grado de toxicidad propia y pueden influir en el índice de absorción del plaguicida químico. Muchas formulaciones contienen otras sustancias químicas que no son por sí mismas plaguicidas, pero que aumentan la eficacia del plaguicida. Es lo que ocurre con los agentes tensioactivos. Cuando en una misma formulación se mezclan dos o más plaguicidas, la acción de alguno de ellos puede ser reforzada por la presencia de otros. En muchos casos no se conocen bien los efectos combinados de la mezcla; una buena norma es considerar siempre las mezclas más tóxicas que cualquiera de sus componentes por separado.
Debido a su naturaleza y finalidad, los plaguicidas tienen efectos biológicos adversos al menos sobre algunas especies, incluida la especie humana. A continuación se exponen los mecanismos de acción de los plaguicidas y algunos de sus efectos tóxicos.
Plaguicidas Organoclorados
Los plaguicidas organoclorados (POC) han provocado intoxicaciones por absorción, por ingestión o por inhalación. Algunos ejemplos son el endrín, el aldrín y el dialdrín. La tasa de absorción y la toxicidad varían en función de la estructura química y de los disolventes, tensioactivos y emulsionantes utilizados en la formulación. La eliminación de los POC del organismo se produce lentamente a través de los riñones. El metabolismo celular implica varios mecanismos, como los de oxidación, hidrólisis y otros.
Los POC tienen una fuerte tendencia a penetrar en las membranas celulares y a acumularse en la grasa corporal. Debido a su atracción por los tejidos adiposos (propiedades lipotróficas), tienden a acumularse en el sistema nervioso central (SNC), hígado, riñones y miocardio. En estos órganos pueden dañar la función de importantes sistemas enzimáticos y alterar la actividad bioquímica de las células.
Los POC son muy lipófilos y tienden a acumularse en el tejido adiposo mientras persiste la exposición. Cuando ésta cesa, se liberan lentamente al torrente circulatorio, a menudo durante un período de muchos años, de donde pueden ser transportados a otros órganos en los que se pueden iniciar efectos genotóxicos, incluido el cáncer.
Se han utilizado varios POC en todo el mundo, ya que se ha probado o sospechado que los insecticidas y los herbicidas son carcinógenos para los humanos.
Intoxicaciones Agudas
El aldrín, el endrín, el dieldrín y el toxafeno son los compuestos más frecuentemente implicados en las intoxicaciones agudas. El retraso en la aparición de los síntomas en los casos graves es de unos 30 minutos. En POC con menor grado de toxicidad, el retraso es de varias horas, aunque nunca más de 12. La intoxicación se manifiesta por síntomas gastrointestinales: náuseas, vómitos, diarrea y dolores de estómago. Los síntomas básicos son cerebrales: cefalea, mareos, ataxia y parestesias.
Gradualmente van apareciendo temblores que comienzan por los párpados y los músculos de la cara, descendiendo hacia el resto del cuerpo y las extremidades. En casos graves estos síntomas determinan la aparición de convulsiones tónico-clónicas, con extensión gradual a diversos grupos de músculos. Las convulsiones pueden estar relacionadas con hipertermia o inconsciencia, pudiendo llegar a producirse la muerte. Además de los signos cerebrales, las intoxicaciones agudas pueden producir parálisis bulbares de los centros respiratorio y/o vasomotor, con insuficiencia respiratoria aguda o apnea y colapso grave.
Muchos pacientes desarrollan signos de hepatitis tóxica y nefropatía tóxica. Tras la desaparición de estos síntomas, algunos desarrollan signos de polineuritis tóxica prolongada, anemia y diátesis hemorrágica debido a una trombocitopoyesis alterada. Un signo típico de la intoxicación por toxafeno es la bronconeumonía alérgica.
Las intoxicaciones agudas con POC duran hasta 72 horas. Cuando las funciones orgánicas están muy alteradas, la enfermedad puede durar varias semanas. En caso de lesión hepática y renal, las complicaciones pueden ser de larga duración.
Intoxicación Crónica
Las intoxicaciones asociadas a la producción y la aplicación de los POC en agricultura, suelen ser de carácter crónico, esto es, vinculadas a la exposición a dosis bajas a lo largo del tiempo. Las intoxicaciones agudas (asociadas a exposiciones a dosis altas en un breve período de tiempo) son menos frecuentes y normalmente se deben a un uso incorrecto o a accidentes, tanto en el hogar como en la industria. Las intoxicaciones crónicas inducen lesiones del sistema nervioso central, del aparato digestivo, del sistema cardiovascular y hematopoyesis. Todos los POC son estimulantes del sistema nervioso central y pueden producir convulsiones, frecuentemente con características epilépticas. Se han registrado electroencefalogramas (EEG) anormales, como ritmos alfa irregulares y otras anomalías. En algunos casos se han observado ondas puntiagudas bitemporales de localización variable, bajo voltaje y actividad theta difusa. En otros casos se han registrado trazados paroxísticos constituidos por ondas puntiagudas lentas, complejos puntiagudos y picos rítmicos de bajo voltaje.
Se han descrito polineuritis, encefalopolineuritis y otros efectos sobre el sistema nervioso tras la exposición profesional a los POC. Asimismo se han observado temblor de las extremidades y alteraciones electromiográficas (EMG). En trabajadores que
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