Signos Vitales

SIGNOS VITALES.

Tradicionalmente la temperatura, el pulso y las respiraciones se han denominado signos vitales o cardinales. Junto con la presión arterial u los latidos cardiacos, indican el funcionamiento fisiológico básico, específicamente en las áreas funcionales del estado de la temperatura, circulatorio y respiratorio. Al observar las capacidades funcionales de un individuo, la enfermera suele comenzar con los signos vitales.

En la valoración de los signos vitales, es importante recordar que cada persona tiene su propio ritmo circadiano (diurno), o un reloj biológico de 24 horas que regula los acontecimientos diarios de su vida. El ritmo es evidente en funciones biológicas como la temperatura corporal, el sueño y la presión arterial y la enfermera observara que los signos vitales de sus pacientes cambien según la hora del día. Por ejemplo, normalmente la temperatura de una persona es más bajas en las primeras horas de la mañana y más altas a final de la tarde o al principio de la noche.

En la mayoría de los individuos la presión arterial también es mal alta cuando ya han estado activos en las primeras horas del día.

Aunque las lecturas de la temperatura, el pulso, las respiraciones y la presión arterial varían de un individuo a otro y en diferentes horas del día en la misma persona, hay un margen que suele considerarse normal por cada uno de los signos.

Por la naturaleza variable de los signos vitales de un individuo a otro y en el mismo a diferentes horas del día y en diversos estados de salud y enfermedad, es importante establecer los datos básicos de cada paciente, tan pronto sea posible después del ingreso en una institución de salud.

TEMPERATURA

La temperatura de la superficie del cuerpo fluctúa con la del ambiente. Por ejemplo en una habitación fría las superficies expuestas a la piel pronto sienten frio y están frías al tacto. Por otra parte, la temperatura interna, o central, del cuerpo regula y conserva con precisión dentro de un margen estrecho. Esta es la que suele medirse como índice de estado de la temperatura de una persona. En condiciones normales no se eleva ni baja más de una grado respecto de la medida promedio en esa persona. Variaciones mayores suelen indicar mal funcionamiento en el sistema de regulación de la temperatura corporal.

El sistema regulador de la temperatura es uno de los principales mecanismos de homeostasia por el que se conserva el “clima” interno del cuerpo en un nivel óptimo para su funcionamiento. En centro para el control de la temperatura interna del cuerpo se lo localiza en el hipotálamo (porción inferior del cerebro). Un individuo sano conserva un equilibrio bastante preciso entre la producción y la perdida de calor. En el cuerpo se produce continuamente calor como subproducto del metabolismo.

• FACTORES QUE LO MODIFICAN

 La temperatura corporal se puede ver modificada por diferentes factores, los cuales hay que tener en cuenta a la hora de realizar su determinación:

La edad. El recién nacido presenta problemas de regulación de la temperatura debido a su inmadurez, de tal modo que le afectan mucho los cambios externos. En el anciano la temperatura corporal suele estar disminuida (36 oC).

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La hora del día. A lo largo de la jornada las variaciones de la temperatura suelen ser inferiores a 1.5 oC. La temperatura máxima del organismo se alcanza entre las 18 y las 22 horas y la mínima entre las 2 y las 4 horas. Este ritmo circadiano es muy constante y se mantiene incluso en los pacientes febriles.

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El ejercicio físico. La actividad muscular incrementa transitoriamente la temperatura. corporal.

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La ingesta reciente de alimentos calientes o fríos, el haberse fumado un cigarrillo, la aplicación de un enema y la humedad de la axila o su fricción (por el ejemplo al secarla) pueden afectar el valor de la temperatura oral, rectal y axilar respectivamente, por lo que se han de esperar unos 15 minutos antes de tomar la constante. Si la axila está húmeda, se procederá a secarla mediante toques.

 El estrés

 Las emociones intensas

PROCEDIMIENTOS PARA MEDIA LA TEMPERATURA.

La temperatura del cuerpo suele medirse con un termómetro clínico, que es un tubo de vidrio alargado, calibrado en grados Celsius. El tubo contiene una columna de mercurio que se expande por reacción al calor del cuerpo. La escala del termómetro suele comenzar en unos 33°c y terminar en 44°c.

Además el termómetro clínico estándar, también se utilizan diversos aparatos para medir la temperatura del cuerpo. Existen termómetros desechables. Asimismo, hay en el comercio una cinta sensible a la temperatura que puede usarse en casa, para lactantes y niños pequeños. Suele aplicarse en el abdomen y cambia de color si la temperatura es mayor o menor de lo normal. Si se observa anormalidad, hay que medir la temperatura con un termómetro estándar, para obtener un dato más preciso.

Hoy en dia también se utilizan ampliamente los termómetros electrónicos. Con ellos es posible obtener una cifra precisa de la temperatura en pocos segundos y vigilarla durante un buen tiempo. El termómetro electrónico consiste en un monitor que registra la temperatura en una pantalla, con una sonda que se introduce en alguna cavidad del cuerpo.

El sitio mas común para medir la temperatura interna del cuerpo es en la boca. Los pequeños vasos sanguíneos de debajo de la lengua se encuentran muy cerca de la superficie. Cuando el termómetro se coloca debajo de la lengua (en la depresión sublingual) y cierra la boca, es posible obtener una estimulación bastante precisa de la temperatura interna del cuerpo.

El termómetro se limpia, se agita para bajar la columna y se coloca debajo de la lengua durante 10 minutos. Después de quitar el termómetro y observar la temperatura, se lava, se agita, se enjuaga con un movimiento de rotación o torsión, comenzando de la punta gruesa, hasta llegar al depósito de mercurio, es decir, de la parte limpia a la sucia.

Con frecuencia es necesario medir la temperatura de un paciente por el recto. Tradicionalmente. La de los lactantes se mide por esta vía, pero los investigadores lo han rebotido. Este indicado en adultos cuanto se considera que no es seguro o preciso tomarla por la boca, como en pacientes inconscientes o irracionales.

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