Trabajo De Ciencias

pobreza son como una plaga que a lo largo del tiempo han y seguirán existiendo en una cantidad mayor a quienes disfrutan de un sustento económico que les permita vivir cómodamente.

La diferencia entre la mujer y el bolero es evidente: se halla en la clase social, al menos mientras tengan vida. La igualdad se compensará con la muerte, para ambos será inevitable, y hasta donde el bolero lo cuenta terminarán siendo un cadáver (primera muerte) después nada. Lo verdaderamente horrible para la mujer, es descubrir mediante la anécdota del bolero que la muerte tiene un segundo proceso; el que sucede cuando el cuerpo se queda bajo esa atmósfera oscura y fría: “¡Qué animales más inteligentes! Adivinan la hora exacta de la llegada de un cuepo”; “Verá usted: inmediatamente que se cierra una fosa corre un rumor como si granizara; puede distinguirse que se atropellan en los laberintos subterráneos; como potros, se desembocan en el viaje despavorido para asistir al banquete que pregona la fetidez del aire”.

Hasta de sí misma se ha olvidado la mujer superficial del cuento, tanto que al escuchar como las ratas son las que terminan con lo que quedará de su cuerpo, es como se da cuenta que de nada le ha servido evitar el contacto con el bolero al momento de darle la moneda, pues su belleza, su posición social, y aunque la entierren en uno de los panteones más lujosos terminará siendo el alimento predilecto de esos animales repugnantes, entre sus filosos y asquerosos dientes será devorada por completo, y así cada uno de sus miembros: “Miro mis manos perfumadas, la piel que cuido y que también será devorada, repartida en sus lívidas panzas manchadas de jiote; yo que me amo tanto y que evité el contacto del pobre bolero”.

La vida es tan superficial, que incluso yo tengo miedo de indagar las preguntas de siempre, porque quizá según desperdicio de tiempo, aunque creo, siempre he desperdiciado tiempo por banalidades y tonterías, y quizá lo siga haciendo, si es que por lo menos mañana puedo escuchar la alarma una vez más, no sé quizá ni siquiera sea yo la que ahora escribe, sino la reencarnación del pájaro que fui y que ahora con uso de “razón” está escribiendo un deja vu…

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