Veneno

VENENO

Hace un par de años, en un día de la madre, una niña de 16 años sorprendió a su familia contando que había sido ultrajada por su padrastro. En una cena familiar, festejando a su mamá, abuela y tías por su día, la pequeña reveló en medio de llanto y temblando, como, cuando y donde sucedió aquel acontecimiento que le había quitado la inocencia y felicidad. En ese momento hubo diferentes reacciones, pero la que más le importó a la niña fue la reacción de la mamá. Para Angelica, la mamá, todo parecía confuso, sentía que todos en la mesa la estaban juzgando, su mente se nubló y lo único que hizo fue decir que eso no podía ser posible, que su hija exageraba. En medio de todo el caos llamaron al padrastro para que acuda a la casa de inmediato, este no tardó en llegar y tuvo enfrentar los sin fin de preguntas que los familiares le hicieron. Pero, lo que no se esperaba Anny, la pequeña afectada, era que él lo negara y se respaldara diciendo que todo fue inventado, que ella estaba celosa que su mamá ya no esté con su papá. El sentimiento indescriptible de querer huir, gritar se apoderaron de inmediato de Anny, no lo podía creer, le había costado demasiado vivir esos meses guardando ese secreto, temiendo que ocurra de nuevo y con miedo de que cualquier hombre, ya sea su hermano o primo la tocara. Anny salió corriendo a la calle sin dirección alguna, no sabia a donde ir, no podía creer que su propia madre no creyera en ella, se sentía sola, confundida y frágil. Luego de caminar por media hora en las calles, Anny encontró una veterinaria abierta, entró y le dijo al veterinario: “Buenas noches, mi mamá me ha mandado a comprar dos sobres de veneno para rata”, el veterinario parecía confundido al ver su carita hinchada de tanto llorar y los ojos rojos, de inmediato este le preguntó si estaba bien y ella le dice que si, que había llorado por el miedo a las ratas que habían entrado a su casa. Sin dudar el veterinario le vendió los venenos y Anny fue en dirección a su casa. Al llegar se dio cuenta que todos habían salido de fiesta por el día de las madres y solo estaba su hermanito y su prima, cada uno en su respectiva habitación.  La pequeña se sirvió un plato de chaufa y un vaso de maracuyá, vertió un sobre de veneno en la comida y el otro en el refresco y se lo llevó a su habitación a comer.

Anny sale de su habitación llena de espuma que salía por su boca y sin poder ver, cae al piso y su hermanito menor junto a su prima acudieron a ayudarla, no sabían que había pasado y porque estaba así, su hermano entró a la habitación y miró los sobres de veneno en el piso y le dijo ¡ANNY QUE HICISTE, NO ME PUEDES DEJAR HERMANITA, YO SI TE CREO!. Angel llamó de inmediato una ambulancia y con ayuda de su prima la bajaron al primer piso a esperar para que la lleven de emergencia. Anny se encontraba inconsciente, su cuerpo estaba desvanecido y mojado del vomito.

Llegaron al hospital y entraron a la sala de emergencias, junto con ellos llegaron toda la familia. Anny estaba en la camilla convulsionando y los doctores le habían roto las prendas para conectar el monitor de cardio y poder pasarle los tubos para una limpieza gástrica. En segundos, los latidos se Anny estaban bajando y lo único que se escuchaba eran los gritos de los familiares. El hermano mayor le gritaba al cuerpo de Anny diciendo que era una estúpida por hacer eso, la tía decía a todos los que llegaban a verla que lo había hecho solo para llamar la atención, la abuela y los tíos gritaban a la mamá como es que pudo descuidar tanto a su hija. Por otro lado, estaba Angel, llorando en el piso desconsoladamente por su hermanita, miraba a su mamá con odio. La prima le gritaba al hermano mayor diciendo que se vaya, que no podía insultarla así, defendía a Anny culpando a todos por no creerla y dejarla tan indefensa.

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