AFILAR EL LAPICERO
Óscar BuenrostroResumen16 de Enero de 2019
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Técnicas de Análisis de Lector. (Cuadro sinóptico).
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Organización
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Del autor
al exterior
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Al conocido
Las voces del autor. (Ensayo).
¿Quién decide la forma en que debemos escribir?
La convencionalidad está presente en casi todas las cosas, y cuando nos referimos a la escritura ésta no es la excepción. Al haber analizado el presente capítulo, nuevamente debato la importancia de escribir y a qué obedece el ejercicio de ésta.
Principalmente el texto hace énfasis en cómo, sin argumentos consistentes ni coherentes respecto a la gramática u ortografía, sino a un carácter antiquísimo, bajo una percepción que así lo consideró y que por años se fue fortaleciendo, se cree que el uso de la tercer persona denota seriedad, objetividad o un perfil científico, mientras que el uso del pronombre personal “yo” o “nosotros”, así como algunos adjetivos posesivos y la configuración de los verbos bajo esta estructura, expresan subjetividad, y por tanto cierta invalidez en lo que se escribe.
Es inevitable que, aunque se utilice la tercera persona para redactar, comunicar o escribir lo que el autor desee, el mensaje no lleve impreso la óptica personal, la forma en que el escritor ve a través del lente, de sus ojos, de su manera de pensar; lo cual –así considero- no significa que pierda credibilidad, sino que aporta información adicional que el lector crítico y reflexivo valorará, enriqueciendo la comprensión del contenido y así lograr afianzar o refutar ideas.
La escritura debe consistir principalmente en un ejercicio libre para expresar con claridad y efectividad lo que el autor quiere dar a conocer, sin obstáculos que mermen o condicionen la voluntad del autor, sino con oportunidades para ir más allá de sus límites y perfeccionar su capacidad de comunicación escrita. Habrá quien por su formación y estilo preferirá las recomendaciones o convenios sociales estructurados para escribir, mientras que otros, de acuerdo a las finalidades del mensaje, percepción e influjo de las letras, decidirán la forma en que lo desarrollarán. Y yo digo “Si no comunica, no sirve”. ¿Tú qué opinas?
La organización de los datos. (Descripción).
Las partes imprescindibles en la estructura de un texto son: introducción, cuerpo y cierre.
La introducción es la presentación del trabajo al lector, anticipa y resume la información del contenido a abordad. Entre los elementos que incluye están: la portada, la identificación del documento (título, procedencia editorial, entre otros), el apartado titular (título y subtítulo, títulos internos), el índice general, el resumen, la distribución (lista de lectores destinados), el prólogo, los agradecimientos, etc. Una de los efectos más importantes de esta sección es provocar en el lector impresiones, hacerle saber el alcance, la estructura del escrito en totalidad, así como las ideas relevantes.
El cuerpo tiene la finalidad de desarrollar los datos, es la parte central del documento. También se le puede llamar núcleo, exposición o desarrollo. Éste tiene extensión, número y tipo de apartados variables, incluyendo en algunos casos no sólo letras, sino tablas, dibujos o gráficos. Se diferencia de la introducción y del cierre porque estos tienen una extensión más corta. En el proceso de escritura, el cuerpo suele llevarse acabo primero que las demás partes de la estructura del texto, ya que las demás se pueden reformular con base en el núcleo redacto.
El cierre puede denominarse como resumen, conclusión o recapitulación. Éste incluye elementos como recomendaciones, conclusiones, epílogo, resolución, bibliografía, anexos, apéndice o índice específico (temático, analítico, onomástico). Proyecta la información hacia el futuro: formula nuevas hipótesis o prepara nuevas investigaciones. Como la introducción, esta sección se caracteriza por tener un grado de estandarización elevado y por utilizar formulaciones esquemáticas (listas, numeraciones, afirmaciones breves, entro otros elementos).
Títulos y portadas. (Resumen).
El título y la portada es la tarjeta personal de presentación; éstos nos ayudan a elegir lo que nos interesa. El título es como la etiqueta de una caja o de una carpeta o el nombre de una persona. La portada es una cara o una imagen particular de cada documento, cuando se trabaja con varios documentos al mismo tiempo.
Señalar títulos en el cuerpo del escrito ocasiona la pérdida o ganancia de lectores. El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua define título como “palabra o frase con que se da a conocer el nombre o asunto de una obra o de cada una de las partes o divisiones de un escrito”; y subtítulo, como “título secundario que se pone a veces bajo el título principal”. Las funciones del título son: enunciar con precisión el contenido del documento y diferenciar los documentos entre sí. Los títulos internos son una estrategia poderosa para estructurar el documento, cuando el autor lo produce o también cuando el lector lo lee para interpretarlo. Organizan el escrito en unidades conceptuales manejables y construyen páginas más atractivas y variadas. Para redactar el título, se puede considerar que se empleen palabras clave del asunto, utilizar términos específicos a los más genéricos (depende del grado de conocimiento del lector), que sea conciso y claro, y precisar de una presentación adecuada (tamaño, posición).
La portada incluye los datos que permiten identificar un documento: título, autor, editorial o empresa, fecha, etc., lo cual permite hacerse una idea completa del documento con una ojeada, sin tener que ir al interior; integra elementos con funciones específicas; identifica los escritos y los distingue entre sí; y puede combinarse con tapas y cubiertas austeras que protejan el documento y lo presenten con elegancia. Las portadas informativas ahorran tiempo al lector y facilitan la tarea de leer y trabajar el escrito, siendo éstas las principales funciones.
En conclusión, tanto el título como la portada tienen funciones específicas que facilitan el desarrollo de escritura y lectura de un texto; la efectividad será determinada de acuerdo a las características que configuren a estos elementos.
Índices. (Descripción).
Es una lista ordena de temas que trata un documento, agrupa títulos internos y puede ser general si alcanza todo el volumen, o parcial, si sólo incluye una sección. Es una herramienta de trabajo que ordena ideas y planifica el escrito.
El índice tiene la función de concebir una idea global del texto en poco tiempo, entender la organización jerárquica del documento desde el principio y también buscar y encontrar datos específicos. Estas funciones serán útiles de acuerdo a los objetivos de lectura y el momento en que se consulte.
El requerimiento para que un escrito disponga de índice depende de su utilidad; en otras palabras, lo lógico es que un texto tenga índice cuando haga falta, cuando pueda desarrollar alguna de las funciones anteriores o, dicho a la inversa, cuando el lector, y también el autor, lo necesiten.
El espacio que este elemento debe ocupar no es necesariamente de una página, sino que puede ser reducido y sin paginación y ubicarse en la parte superior de la primera página, o también puede ocupar sólo un ángulo de página.
Para llevar a cabo su elaboración, se debe considerar el grado de especificación (mayor o menor grado), el tamaño y presentación y la posición. En un primer momento puede estructurarse un índice pero, con la reformulación, es decir la aplicación de un análisis, se logrará su mejora, denotando legibilidad y utilidad. El ojo del lector puede leer los epígrafes con más facilidad y rapidez, tanto si quiere formarse una idea global del documento como si quiere encontrar un dato específico.
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