APROXIMACIONES A UNA METAPOÉTICA DEL AGUA EN OCTAVIO PAZ.
adriana3185726312 de Noviembre de 2012
4.624 Palabras (19 Páginas)392 Visitas
APROXIMACIONES A UNA METAPOÉTICA DEL AGUA EN OCTAVIO PAZ.
Borges, una vez, refiriéndose a los temas de la vida expresó: “creo que uno debe buscar un tema, el tema tiene que dar con uno. El destino del poeta es harto curioso. Tiene que ser sensible a todas las cosas y además, su tarea consiste en transformar esas cosas en palabras, claro está, en símbolos... la palabra es sumamente rica”.
En Octavio Paz, como en todos los poetas y novelistas encontramos esos temas de la vida; temas fundamentales que comparecen en la conciencia histórica del poeta con fervorosa obsesión e inquietante lucidez en la vasta extensión de su pensamiento literario. Su obra ensayística aborda temáticas perfectamente delimitadas en el ámbito literario, artístico, histórico y filosófico.
En la obra “El Laberinto de la Soledad” el autor centra su reflexión alrededor de ciertos rasgos específicos del mexicano y de la historia de México en general; en Los Hijos del limo Paz nos ofrece un estudio sobre la experiencia poética desde los románticos alemanes hasta nuestros días. El mono gramático, una obra que bien podríamos denominar como un profundo poema ensayístico, vasta reflexión sobre temas que se van imbricando en torno al sentido del lenguaje: símbolo y signo. En cuanto a su producción poética, podemos decir que sus grandes poemas están concebidos a la manera de una revelación de nuestra condición humana: la revelación de la existencia del hombre en la experiencia amorosa a través de una conciencia que aspira a la comunión y la unidad del hombre con su realidad y con su creación. Es esta parte de su obra literaria (su corpus poético) la que constituye el objeto de mi análisis. No haré ningún acercamiento juicioso y crítico de su obra ensayística, aunque considero que es inevitable en algunos momentos aludir a algunas de sus reflexiones teóricas desarrolladas en los ensayos, ya que su corpus poético expresa una cierta continuidad de nociones e ideas expresadas en éstos.
Sin duda alguna, la prosa de Octavio paz (historia, política, nociones filosóficas y antropológica y de manera especial sus ensayos literarios) no es lo que podríamos llamar una obra orgánica: su estructura y la forma como asume sus temas y obsesiones son de naturaleza “subversiva”. El poeta y pensador, o mejor decir, pensativo, usando el término de Carlos Perea, “un poeta donde sus reflexiones son pensamientos de un pensativo” se mueve con una libertad que le permite decir cosas distantes e independientes de toda ortodoxia o método imperante. El poder del poeta, nos dice Fernando Vizcaíno, es su marginalidad. En esta línea de pensamiento cabe señalar lo que un crítico francés afirmó en el momento de la concesión del premio Nóbel de literatura 1990 al escritor mexicano Octavio Paz: “ por primera vez en muchos años la máxima presea literaria era concedida a un apátrida, es decir a un hombre que no representaba a una nación o a una corriente artística o ideológica, sino al arte al pensamiento occidental de nuestra época”.
Lo anterior no significa que la figura pública del autor haya estado alejada de un territorio ideológico de las ideas políticas. La intuición de su destino en las letras desde temprana edad (a los 17 años años, colaboraba con la revista Baranda –1931- y cuadernos del Valle de México –1933 -, además contaba en esos momentos con dos libros de poesía: luna silvestre –1933 – y Raíz del hombre y bajo tu clara sombra –1937 – y varios artículos publicados en diferentes revistas nacionales) ha estado unido con el compromiso también temprano, y por demás bastante polémico en asuntos políticos. Paz se ha cuestionado enérgicamente la naturaleza político – humanista de los regímenes socialistas, así como los gobiernos de un capitalismo liberal, que como el mismo autor señaló una vez, “han ocasionado las más grandes miserias espirituales y físicas en América latina: islas en el océano de la miseria universal”. Esta responsabilidad moral e intelectual con la política ha ocasionado, como en su momento le generó también al argentino absorto en la metafísica, Jorge Luis Borges, serios enfrentamientos con una crítica de signos opuestos.
No es mi intención en este escrito despejar dudas sobre las actitudes y principios políticos del autor, dejo esta labor a otros que con verdaderos juicios y posturas ideológicas maduras, despejen con seriedad y coherencia el panorama de una crítica paziana, sobre todo aquella que ha estado alejada de su producción literaria.
Aproximándonos al conjunto de la obra, uno advierte que Paz no elude ninguno de los temas primordiales que para un hombre de esta modernidad entraña visceral y pulsionalmente una posición universal, sensible y profunda (su imperativa reflexión sobre los acontecimientos mas significativos de nuestra historia). Esta posición del escritor reclama una reflexión y un diálogo entre las culturas. En el discurso de la conferencia nobel 1990 el escrito apela a que esa conciencia de separación entre las culturas, que los hombres sienten, sea una invitación a la vez que un reto “a la acción, a salir al encuentro de los otros y del mundo” “ Desde esta perspectiva – nos dice el poeta- la vida de cada hombre y la historia colectiva de los hombres pueden verse como tentatativas destinadas a reconstruir la situación original”. De ahí que la escritura poética de Paz, parafraseando a matamoros es “el proyecto oculto de un plano secreto”: anular las esciones de la condición humana.
“como latinoamericano -ha escrito Cortazar- refiriéndose al poeta- sabe que entre nosotros todo espera en cierto modo un redescubrimiento del hombre mismo, y para ello – prosigue el autor- no sólo no se debe renunciar ingenuamente al acervo de las civilizaciones crepusculares, sino que es preciso buscar, como lo buscó el crepuscular Mallarmé, una forma de dar sentido más puro a las palabras de la tribu. Búsqueda que el poeta no ha declinado en su largo camino, quizá porque entiende muy bien que la historia ha sido el devenir de los pasos sobre una tierra baldía y que la creación poética se inscribe en otro tiempo “La poesía está enamorada del instante y quiere vivirlo en un poema; lo aparta de la sucesión y lo convierte en presente fijo...el presente es el manantial de las presencias.
Octavio Paz necesita encontrarse en lo vital en lo vital de su experiencia poética en un tiempo, tiempo de un presente absoluto, una suerte de naturaleza de principio epimeteico, comprometido con la búsqueda incesante de una identidad que hurga desde el hoy(exigencia de la modernidad) hacía raíces históricas y espirituales del pasado para luego poder enfrentarse a si mismo y la otredad en una comunión de ese yo con el mundo. Vale la pena citar el texto que Albert Béguin, en particular, introduce sobre el inconsciente y la memoria: “lo que precede debe presagiar lo que sigue; lo que existe en el presente debe tener algún vínculo con el pasado, tal es la razón profunda de esa dependencia entre los tiempos que más tarde en la conciencia llamamos recuerdo y previsión. ” En cierta manera, el principio epimeteico se enclava en la escritura de paz como un pasado y un porvenir que están realmente en todo instante actual: el presente perpetuo.
En la poesía Paziana se siente la nostalgia de un estado que venga a liberarnos del tiempo sucesivo en que nos encontramos; por ello el poeta entona voces memoriales e inmemoriales que se abren mediante imágenes, ayudándonos a recordar el equilibrio de la antigua humanidad. Veamos algunos ejemplos extractados del libro “libertad bajo palabra” (edición crítica) , donde el desamparo, la caída, no es sino la nostalgia a un retorno cósmico:
¿De que cielo caído,
oh insólito
inmovil solitario en la oda del tiempo? (poema Día)
Y se agolpan los tiempos
Y vuelven al origen de los días. (poema Raíz del hombre)
En la cima del instante
me dije: ya soy eterno
en la plenitud del tiempo
y el instante se caía en otro,
abismo sin tiempo.
Fluye en la llanura de la noche
Nuestros cuerpos: son tiempo que se acaba,
Presencia disipada en un abrazo;
Pero son infinitos y al tocarlos
Nos bañamos en ríos de latido
Y volvemos al perpetuo recomienzo
En efecto, en la poesía paziana, la imagen poética del tiempo carece de los ritmos del tiempo histórico; En esta concepción del tiempo, como el mismo poeta lo señala, “El ritmo es la metáfora original y contiene todas las otras. La sucesión es repetición, el tiempo es no tiempo” reconocemos, entonces, que en esta concepción cíclica del tiempo que atraviesa su poesía, la noción del “presente perpetuo” se puede concebir en la acepción que el término “eterno retorno” tiene en el mitólogo Mircea Eliade, una especie de “verdadera encarnación del tiempo mítico”. El escritor Octavio paz en su creación poética – nos dice Jorge Aguilar Mora – “tiende a disolver o transcender la mera sucesión histórica. Cada poema es una tentativa por resolver la oposición entre historia y poesía, en beneficio de la segunda”
Los grandes poemas de Paz están concebidos como una salida al sin sentido de la historia (las luchas sangrientas en el devenir histórico, político y social de la naciones). En el espacio de la poesía de Paz, el tiempo ha perdido su temporalidad, lo lejano es lo presente, es el comienzo del comienzo. No obstante, Paz, en sus ensayos. nos entrega otra mirada
...