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Alicia en el país de las didácticas


Enviado por   •  12 de Agosto de 2015  •  Ensayos  •  2.320 Palabras (10 Páginas)  •  1.345 Visitas

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RELATORIA  N° 4

Universidad

Santo Tomás

Programa

Maestría en estudios literarios

Asignatura

Didáctica de la lectura

Fecha de la clase

Miércoles 17 de septiembre de 2014

Hora

7 PM

Elaborada por

Aura Rosa Pérez G.

 

Temas de la sesión:

  • “Alicia en el País de las Didácticas” Indecisiones y dilemas del profesor de Literatura. Fernando Vásquez Rodríguez

 

Palabras clave: Lectura, didáctica, rol docente, literatura.

Referencia Bibliográfica:

Vásquez Rodríguez, Fernando (2006). Alicia en el país de las didácticas, en La enseña Literaria. Bogotá, Kimpres

Preguntas que motivan la Investigación  

  • ¿Qué tipo de aproximaciones a la literatura se dan en las aulas?
  • ¿Qué retos tiene el docente  hoy en día en la enseñanza de la literatura?
  • ¿Qué aporte tiene la enseñanza de la literatura a los procesos cognitivos de los estudiantes desde los planteamientos didácticos actuales?
  • ¿Qué elementos formativos de los docentes aportan a los retos de la enseñanza de la literatura y qué desafíos investigativos surgen de la realidad de las aulas? 

Desarrollo del tema

Fernando Vásquez Rodríguez es un escritor, semiólogo y educador colombiano, dedicado fundamentalmente a la investigación en formación para la lectura y la escritura, elemento que le ha posibilitado desempeñarse como educador  y asesor pedagógico de diferentes instituciones educativas formadoras de docentes y comunicadores; actualmente se desempeña como docente en la Universidad de la Salle.  Ha escrito varios textos y administra un interesante blog en donde disciplinadamente registra sus reflexiones y comparte textos ya publicados a lo largo de su obra. Allí se puede encontrar la referencia de su trabajo bibliográfico que a la fecha suma once títulos.  (https://fernandovasquezrodriguez.wordpress.com)

Lo interesante de su trabajo, es que Vásquez más allá de listar una serie de recetas  para “ser un buen maestro”, proporciona unas pautas para la reflexión de la acción docente. Alicia en el país de las Didácticas responde a esta constante intencionalidad del autor. En el texto presenta diez aspectos que constituyen, como el subtítulo del ensayo sugiere, una serie de “indecisiones y dilemas del profesor de literatura”.

  1. Enseñar la literatura siguiendo o no un modelo: En esta primera parte el autor cuestiona la posición de algunos docentes ante el seguimiento de modelos para la enseñanza de la literatura, bajo el pretexto de la coerción de la creatividad. En un paralelo con la formación de otras artes, afirma la importancia del seguimiento de  modelos en la medida en que busca que los estudiantes aprendan a consolidar estructuras para el desarrollo de diferentes formas de pensar y de resolver los problemas que se le presenten.  Este proceso inicial, desde la perspectiva didáctica, pretende que los estudiantes asimilen un esquema de operación cognitivo, pero asumido como la base del aprendizaje, una vez asimilado, debe abandonarse y continuar en el camino de manera creativa.
  1. Enseñar la literatura a partir o no de un canon: Hace un cuestionamiento sobre la actitud de los docentes ante los textos canónicos que han sido catalogados por la crítica como clásicos. Plantea que una de las razones radica en la apatía de los estudiantes hacia ciertas obras. Otro motivo está en el escaso repertorio de didácticas por parte del docente, producto de su propia formación, que limita su acción en el aula. Como resultado, el abordaje de dichas obras se limita a una mirada superficial sin profundizar en las razones que le han atribuido un rol en la construcción de la humanidad y las han llevado a perdurar en el tiempo.

Resalta que uno de los beneficios de seleccionar unas obras objeto de estudio (selección que puede orientarse en los criterios de la crítica literaria) radica en el direccionamiento del proceso y la optimización del tiempo que muchas veces se invierte en el análisis de obras “livianas o con poco trasfondo” Concluye esta parte afirmando que no todo lo del momento o de moda llega a ser significativo, a perdurar en el tiempo o reflejar el imaginario de un pueblo. El canon por el contrario, acorde al autor permite al estudiante aprehender la literatura como un elemento de lectura en clave de cultura y fundamentación de la humanidad.

  1. Enseñar la literatura privilegiando o no la memoria: Vásquez inicia este apartado con la reflexión del cambio radical del rol de la memoria en el proceso de aprendizaje. Se pasó de una educación bancaria que la puso como objetivo último al extremo de la poca valoración de un elemento que constituye una base importante del aprendizaje. La memoria en la formación tradicional ha estado relegad al rol de la mera repetición, y no como un ejercicio que ha de proporcionar elementos para la crítica y la creación, posibilitando la consolidación de conocimientos fundamentales para acceder a otros. Vista de esta manera la memoria “moviliza nuestra red cognitiva y nos obliga a estructurar y reestructurar nuestro pensamiento”.

  1. Enseñar la literatura centrados o no en géneros: en este apartado, el autor plantea una nueva indecisión que afronta el maestro sobre enseñar o no los géneros literarios. Retomando a Bajtín, resalta que a partir de los géneros, se mueve nuestra competencia discursiva. No sólo es una herramienta para el docente en la organización de su propuesta de enseñanza, sino que además le permite al estudiante la comprensión de la forma en que “el lenguaje circula y construye el sentido”. Destaca a sí mismo que los géneros “permiten, en el que aprende, mirar con criterio diferenciador esas diversas manifestaciones de la expresión humana condensada en palabras”
  1. Enseñar la literatura para ilustrar o no la lengua: describe un gran dilema para el maestro como es el papel de la enseñanza de la lengua en relación con la enseñanza de la literatura. Combinar estos dos procesos sin importar el énfasis que se dé en el camino, va a llevar a un mismo resultado: que no se conozcan, aprendan y disfruten apropiadamente. Sugiere la reflexión sobre la necesidad de crear un espacio particular para la enseñanza de la literatura cercano más al mundo de las artes. Resalta que la literatura requiere un escenario más en relación “con lo estético, con ese proceso que empieza y se funda en la emoción” y que requiere una didáctica que lleve a presentar el texto literario como algo más que un ejemplo de una categoría gramatical.
  1.  Enseñar la literatura para leer o no muchas obras: En el planteamiento de este dilema, amplifica la visión del problema en el cuestionamiento del papel de la lectura o la relectura en el desarrollo de una clase de literatura. Vásquez se inclina por la segunda argumentando que es preferible leer menos obras pero desarrollando una estrategia que posibilite múltiples acercamientos al texto, encontrando diferentes niveles en la obra y mostrándole al estudiante las diferentes posibilidades o perspectivas para el abordaje del libro. La preferencia de la relectura como estrategia didáctica  permite ver cómo está organizada la obra, las significaciones para el lector, y confronta la formación del maestro en la medida en que activa sus estrategias de acercamiento, “sus claves de acceso”, sin las cuales es muy difícil direccionar al estudiante hacia la perspectivas que le permitan adentrarse a la obra y no desviarse de ella, ni soltarlo irresponsablemente a la interpretación desde la tradicional definición del “inicio-nudo-desenlace” o cerrar el proceso “con el ya gastado ¿qué fue lo que más te impactó del texto?
  1. Enseñar la literatura para desarrollar o no la creatividad: parte del cuestionamiento del papel del mediador en la planificación de un espacio lúdico-creativo que haga amable la clase o el orientador de la misma que da cuenta de un contenido y desarrollo de tareas. En búsqueda de la motivación y una mala lectura del papel de lo lúdico, se ha caído en un ejercicio didáctico centrado más en el relax, la libre expresión y la aceptación de cuanto se dice o se hace que poco a poco va haciendo que se desdibuje la obra para convertirse en un pretexto de expresión para “pasarla rico” mientras dure la clase. En este sentido el autor diferencia una clase de literatura a un espacio de creación literaria. Enfatiza que si bien la primera puede llevar a despertar la creatividad de algunos estudiantes no es su propósito final.

Privilegiar la lúdica en este proceso ha llevado a la desfiguración de la función del docente quien deja de ser mediador pasando al papel de animador de la clase que “ya no tiene nada que enseñar” y el estudiante ve el espacio de la clase como un momento para compartir sus opiniones sobre cualquier tema donde “no hay nada que aprender”

  1. Enseñar la literatura con indicadores o no de evaluación: ¿Cómo, en qué momento y qué evaluar? Ante este dilema Vásquez describe las dos tendencias de los maestros, por un lado para no tener que justificar sus “juicios de valor” plantean notas generales. Por otro lado, están los que continúan con los tradicionales controles de lectura. Sin embargo resalta la importancia del planteamiento de indicadores de evaluación para marcar los derroteros del proceso de enseñanza aprendizaje, espacio en donde se evidencian los vacíos en la práctica de la enseñanza literaria. En una disciplina en donde prima lo subjetivo, es difícil determinar los instrumentos objetivos que den razón de los alcances esperados. La evaluación, aspecto fundamental de toda didáctica, ha pasado a segundo plano. En el proceso no se le da espacio a la retroalimentación, limitando aún más al estudiante en su posibilidad de evolucionar, de reconocer sus aspectos a mejorar y sus avances en el proceso, y esto sólo puede leerlo en compañía del docente o su mediación con el grupo.  

  1. Enseñar la literatura utilizando o no fragmentos de obras:  El autor plantea que la práctica docente ha caído en la creación de un tipo de “Frankenstein”, en que el conocimiento literario se ha reducido a una serie de pedazos de textos que más allá de dar una verdadera idea de las obras, las desfigura. Causas de estas tendencias, más allá de una falta de tiempo para ver una cierta cantidad de libros, se debe nuevamente, a las falencias en la formación docente que limita sus propuestas didácticas que den cuenta de “esos universos en donde cuenta desde el título hasta la última línea del último capítulo” Por ello sugiere recurrir a microrelatos o cuentos como textos más breves pero que pueden ser abarcados en su totalidad.
  1. Enseñar la literatura siguiendo o no una cronología: ¿Conviene seguir una cronología o hay que dejarla de lado, ignorando “generaciones o escuelas esenciales para la comprensión literaria”? A través de este último dilema, el autor plantea la necesidad de diferenciar los cortes históricos de las “eras imaginarias”, siendo estas últimas de donde procede la literatura. Esto la hace “transnacional y, en la mayoría de los casos, hace saltos o refundaciones en el tiempo histórico. Sugiere abordar la enseñanza de la literatura desde el rastreo de las marcas de “evolución de los géneros”, o esos rasgos que caracterizan los imaginarios que surgen alrededor de los movimientos. La condición de palimpsesto, propia de la literatura, permite explorar los movimientos internos de cada obra que se relacionan con otras y permite descubrir el diálogo entre las voces que se dan entre los diferentes tiempos,  espacios y  autores.

Conclusiones

Como en Alicia en el País de las Maravillas, el texto de Fernando Vásquez juega con el lenguaje y revela que las palabras no significan necesariamente lo que dicen, o que dicen mucho más de lo que se sospecha. En lo personal, su texto me muestra el reflejo de una percepción de la realidad que no dista de lo que en efecto acontece en las aulas de clase. Como muchos tal vez, me vi reflejada en cada uno de los aspectos descritos y aunque el autor plantea de manera categórica su opinión sobre lo que piensa del quehacer en el aula, abre el diálogo con el lector a través de los cuestionamientos que propone para la reflexión al final de cada uno de sus apartados. Esto, lejos de dar una formula prescriptiva del “deber ser”, nos devuelve la responsabilidad de la reflexión y no nos exime de nuestra capacidad de decisión, al igual que en el epígrafe del texto cuando Alicia le pregunta al gato hacia dónde ir y este responde: “Eso depende de donde quieras llegar”.

Por ello creo que la mejor manera de concluir su texto, más allá de centrar los puntos del autor, quisiera redondear sus cuestionamientos en las siguientes preguntas para dejar abierto el diálogo:

  1. ¿Desde nuestra experiencia, en la enseñanza de la literatura aplicamos algún tipo de modelo y a través de éste podemos dar razón del aporte a procesos cognitivos en nuestros estudiantes?
  2. ¿Bajo qué criterio seleccionamos el corpus literario que trabajamos en clase y qué papel juega la tradición y la crítica en nuestra selección?
  3. ¿Qué rol juega para nosotros la memoria? ¿le damos espacio en nuestras clases y como la enfocamos sentimos que aporta a los procesos formativos de nuestros estudiantes?
  4. ¿Si se ha abordado la literatura desde la enseñanza de los géneros, este ejercicio nos ayuda a enfocar didácticamente la clase? ¿Cuál es su mayor aporte en nuestro trabajo?
  5. ¿Es la literatura el fin o el instrumento para enseñar la lengua en nuestras clases? ¿Las diferenciamos? ¿por qué?
  6. ¿Tengo alguna manera de abordar una obra en clase? ¿Desarrollo el ejercicio de la relectura? ¿Cuál es mi número ideal de lecturas en un curso?
  7. ¿Nuestras actividades tienen un objetivo claro en clase? ¿Son invenciones para salir del paso? ¿Qué rol cumple la lúdica en mis estrategias didácticas?
  8. ¿Qué papel juega para nosotros la evaluación? ¿De qué forma se podrían plantear indicadores que permitan una evaluación real de los procesos?
  9. ¿Tenemos una colcha de retazos para acercar a los estudiantes a un rango de obras? ¿Cuál es nuestra didáctica para despertar no sólo el conocimiento sino además el gusto por una obra completa?
  10. ¿De qué forma acercamos a nuestros estudiantes a las diferentes épocas, movimientos y autores?

   

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