Amando Con Un Ciego Corazón

— ¡Sin ti todo se va a la mierda! — dijo la muchacha nerviosa, triste, y confundida dejando salir su dolor a traves de un incontenible mar de lágrimas, pero esas lágrimas no eran igual que antes, estas eran distintas, pues sabían a despecho, ira e impotencia. Eran lágrimas de agonía.

— Nesecito que entiendas que no es culpa tuya, lo siento mucho — se escuchó a la distancia, la voz seca del joven.

La chica colgó abruptamente la llamada, y tiró con rabia su celular contra la pared, como si con ello quisiera apagar el volcán que llevaba dentro de si.

— ¿Marina, qué es lo que esta pasando? — pregunto su madre, mientras entraba a la habitación.

— ¡Dejame sola mamá, no quiero hablar con nadie! — dijo Marina.

— ¿Qué te hizo ese canalla? — le cuestionó su mamá.

— ¡Me dejó, me dejó! ¿satisfecha?, ¡no me quiere más! — exclamó Marina dejando caer su fragil cuerpo en la cama.

Su madre mostro respeto a los deseos de su hija y salió de la habitación cerrando cuidadosaménte la puerta.

Marina siguio marcando insistenteménte al número de teléfono de Juan, pero todo fue inútil, el sistema la enviaba al buzón, hasta que decidió dejar un mensaje y con voz entre cortada le dijo:

— No me puedes dejar asi, tu sabes que yo te amo y yo se que tu también me amas auque ahora pienses lo contario. Te amo desde la primera vez que te vi. Fue amor a primera vista, aun conservó vivo en mi recuerdo la tierna sensación de nuestro primer beso, la calidez de nuestro primer abrazo y la espontaneidad del primer te amo. Pero hoy todo es gris, todo se vino abajo. !Juan contesta el maldito telefono! — gritó Marina tratando de contener sus lágrimas.

Marina y Juan llevaban una relación de tres años, en los que, Marina no solo vivía su romance sino también vigilaba cuidadosamente cada detalle en la vida de Juan, cosa en la que ella se deleitaba pero para el era motivo de ahogo, de sofoco y de hastio. El amor por parte de el se había escapado sin darse cuenta y había sido sustituído por un enorme agradecimiento, cariño fraternal, pero nada más.

Juan había tratado en infinidad de ocasiones de hacerle entender a Marina que algo andaba mal y que era necesario darse un tiempo, sin embargo nunca logro concretar nada al respecto. La situación se fue tornando cada día más difícil, más intolerable pues la actitud controladora de Marina era completamente opuesta al sentimiento de hastío de Juan, hasta que el cesó su silencio.

Los dias pasaban y la tranquilidad no volvia a la vida de Marina. Cada noche venían a su mente las mismas preguntas . . . ¿Como enseñarle al corazón a ver sin

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