Apología al estudio de la literatura antigua
JuanMestEnsayo16 de Octubre de 2025
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En los siguientes párrafos comentaré los puntos más importantes por los cuales leer literatura antigua es de mucho provecho para las generaciones del presente, sin importar su ocupación. Aunque el tema central es la literatura medieval, y en especial Lancelot o el caballero de la carreta, tocaré el tema de otros textos, algunos de épocas más antiguas.
Somos seres humanos similares a los que escribieron textos hace mil, dos mil, tres mil o cuatro mil años; nuestro cerebro es el mismo, según los científicos, sólo se ha ajustado el modo de vida de acuerdo a los desarrollos tecnológicos que han potenciado el poder militar de los estados dominantes de cada época. Por lo tanto, la mayoría de las situaciones tratadas en esos libros milenarios siguen y seguirán vigentes en cualquier época de la humanidad.
Ahora es necesario recordar cómo Charles Bukowski, escritor norteamericano del siglo XX, escribía que para él era más provechosa la lectura de los textos del poeta Li-Bai que los de cualquier contemporáneo de los que, por cierto, admiraba a muchos, pero después de leer a todos los que había podido, ya no había más a quien leer. Li-Bai había vivido entre el año 700 y 800 d.C., y uno de sus versos decía más cosas que un capítulo de un libro del siglo XX, versos que eran como una bomba en tu mente que hacían detonar más bombas y en algún momento provocaban un cambio en tu vida. Y a veces, los escritores contemporáneos escribían simplemente para que pasaras el rato. Del mismo modo Gary Snyder, poeta estadounidense del siglo XX, hablaba sobre Han Shan, poeta chino contemporáneo de Li-Bai, que escribió muy poco sobre papel y vivía como ermitaño en las montañas frías y neblinosas, donde dejaba sus versos tallados en piedras, árboles o cualquier lugar que la naturaleza le ofreciera. Hay un contraste entre la manera de vivir de éstas personas y las de los del presente. Se puede estar de acuerdo o no con sus ideas, pero aquellos escritores eran de una sola pieza pues sus acciones correspondían con sus ideas. En épocas más recientes hemos visto que no ocurre así.
Por otro lado, podemos recordar los temas que se tratan en la literatura antigua y la sencillez con que se hace. Pues tratar de hacer malabares con las palabras es un arma de doble filo, y a veces, el significado o la idea de un texto se pierde entre ráfagas de ornamentos.
A pesar de que la Edad Media es la época de una sociedad de apariencias como cualquiera en la historia de Occidente, hay textos que celebran el desprecio a la apariencia y el cultivo de la verdad, como en las primeras páginas de Lancelot o el Caballero de la Carreta, donde se vitupera y desprecia a un caballero por haber subido a una carreta, ya que hacerlo era considerado como una deshonra, pues en esos años era común que a un ladrón se le subiera a una carreta para pasearlo por todo el pueblo, con el fin de que todos los pobladores lo vieran, le escupieran y le gritaran. Así, como castigo, vivía con esa mancha el resto de su vida, despreciado por todos los demás. Pero el caso de nuestro caballero es diferente, pues él no se cuida ni toma en cuenta los vituperios, pues subir a la carreta ha sido necesario para cumplir el trabajo que se ha propuesto cumplir, y nada más le importa.
Es fascinante el misticismo de la Edad Media, su imaginería, la manera en que se trata el honor, el amor, la guerra sagrada, el respeto al enemigo, el dolor, el sacrificio y la devoción religiosa, aún si no se comparten creencias y si tomamos en cuenta los abusos y desigualdad de entonces. Es posible rescatar lo bueno de cada época y adecuarlo a la vida actual, y a la propia obra.
Además, la vida a cielo abierto retratada en la literatura antigua es un respiro para nuestra vida de techos, cuartos, edificios y hormigueros humanos. Es medicina. Es despertar. Conocer existe más
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