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Buscando En Una Maleta


Enviado por   •  29 de Octubre de 2013  •  754 Palabras (4 Páginas)  •  523 Visitas

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Buscando en una maleta

( Rafael R. Valcárcel )

Una de mis últimas adquisiciones, para mi colección privada de objetos curiosos, fue la fotocopia de una denuncia traspapelada entre los archivos de la policía. En concreto, provenía de la comisaría ubicada en la calle Leganitos de Madrid, aunque tres meses después el original fue solicitado por el mismo Ángel Acebes, cuando ejercía el cargo de ministro del Interior —su firma consta en el cuaderno de retiros—. Ahora bien, retomando lo que nos trae a este asunto, el documento en cuestión decía: “Gustavo Salinas Luza, indocumentado, ha sido descubierto en el interior de una maleta. Viajaba de polizón en el vuelo 578AL de Iberia con escala en Miami…”. Y finalizaba con una anotación en rojo: “Mantener el caso en reserva. 11S sigue fresco”. Dicha indicación fue la razón de por qué ningún medio se hizo eco del acontecimiento, puesto que nunca se enteraron de lo ocurrido.

Ocho meses más tarde, cuando conseguí dar con el paradero de Gustavo Salinas, agregué a mi colección la entrevista que gentilmente me concedió.

La primera impresión que tuve sobre él, al leer la denuncia, fue la de un muchacho de escasos recursos económicos, pero compensados por su gran valentía y audacia. Al conocerle personalmente, me sorprendí por haber atinado en sólo una de esas tres características. Don Gustavo Salinas Luza, señor que superaba los 60 años, era un acaudalado empresario que anteponía sus deseos al miedo.

Antes de cumplir los 40, el señor Salinas ya había forjado una gran fortuna, llegando a ser el dueño de los 17 mercados de abasto de su ciudad. No obstante, durante todos esos años de trabajo, siempre estuvo acompañado por esa clase de tristeza que dejan las grandes alegrías al irse. Sin embargo, él no recordaba ese momento de felicidad. Por tanto, pensó que sólo se trataba de una insatisfacción que provenía de la pobreza de su infancia y que desaparecería al convertirse en un hombre rico, pero el malestar no cesó.

Una mañana, antes del desayuno, Gustavo visitó a su madre con la intención de obtener alguna pista sobre su pesar. Sin mucho que cavilar, ella creyó conocer la causa y le contó lo ocurrido cuando él tenía unos cinco años: “Tu tío Esteban prometió llevarte a Europa, a España. Lo hizo como una gracia, pensando que no te lo tomarías en serio. Pero tú todos los días le recordabas esa promesa y él, por salir del paso, te seguía el juego. La noche anterior al viaje, por casualidad, te enteraste de su partida. Perdiste el control, llorabas a mares y gritabas como un loco. Él, para calmarte, te dijo que te llevaría en su maleta. Era una maleta vieja, llena de agujeros, la única que teníamos en casa. Qué tiempos pasamos, ¿no? Bueno, tú la vaciaste y te

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