¿COMO SE ESCUCHARA EL OLVIDO?

¿COMO SE ESCUCHARA EL OLVIDO?

"Algunas cosas se hacen tan nuestras que las olvidamos"

Porchia Antonio. (1978). Voces reunidas

Un día soleado, peculiar como lo fue el 12 de enero en la ciudad de Bogotá alrededor de las once de la mañana, mi familia y yo decidimos ir al noroccidente de la ciudad a un barrio llamado Villa María, a la fundación “La Esperanza” donde se encuentra Edgard, y muchísimas más personas con enfermedades mentales. Nos demoramos en llegar al lugar aproximadamente una hora y media, al llegar estacionamos al frente de la fundación, mientras mi familia se bajaba para entrar al lugar, pensaba ¿salgo o me quedo aquí adentro?, “Va a ser muy aburrido, solo te vas a sentir mirada por las personas” esas palabras pasaban por mi mente, hasta que un golpe en la venta de mi madre preguntando; ¿Vas a entrar? Solo sacudí la cabeza diciendo no con un gesto de pereza en mi cara, me puse mis audífonos, escuche algunas canciones de King Princess mientras veía hacia la ventana pensando en nada, dándole sentido a las letras de las canciones, esos 40 minutos dentro el carro fueron eternos, y dije ¿Por qué no entrar?, creerán que soy aburrida, o algo alejada de la familia así que me bajé golpeando la puerta blanca la cual era un  poco oxidada, nadie atendió así que  intente con el timbre y espere, ya estaba retomando la opción de devolverme hasta que finalmente una de las enfermeras abrió la puerta, entré y en la sala de visitas se encontraba Edgard junto a mi familia, cuando más me acercaba se agrandaba un silencio incómodo y miradas que sentía que me atravesaban, así que me senté rápidamente  en un sillón desgastado cerca de mi familia.

Se escuchaba de fondo las voces distorsionadas de discusiones de quién se iba a hacer cargo de él, se escuchaban cada vez más lejos hasta que una pregunta interrumpió todos los murmullos de la sala, pareciera que el tiempo se hubiera detenido, que las personas que se encontraban ahí hubieran desaparecido, con esta simple y mortal pregunta; ¿Quién es ella? preguntaba Edgard señalándome con la mirada, me paralice, corrió frío dentro de mi cuerpo, mi objetivo era no llamar la atención, ahora toda la atención era hacia mí, respondí rápidamente con una sonrisa de sarcasmo “ Ja, no te acuerdas de mi, tio? Soy Paula.” el hizo una mirada de rareza, afirmando “Pero Paula es una niña, ella tiene 7 años es imposible que seas tú”, aunque después de darle mil explicaciones él seguía insistiendo con cosas del pasado como si se hubieran congelado en su memoria, y viviera en  un eterno recuerdo. En ese momento mis recuerdos se congelaron y me llevaron al pasado, cuando vivía bajo el mismo techo con el, cuando yo no tenía idea de su enfermedad mental, y no lograba entender algunos de sus comportamiento de agresividad, de paranoia, de miedo, de sentirse observado, siempre quise entenderlo.

Luego de tanta conversación, explicaciones, ya se estaba ocultando el sol, era un hermoso atardecer alrededor de las 5:40 de la tarde, ya era hora de irnos del lugar, llegado el momento de despedirnos de Edgard, todo se torno incomodo no sabia como actuar frente a una persona que me recordaba de hace 10 años, despedirse como si nada hubiera pasado, o como cuando una persona extraña se acerca hablarte, me sentía extraña, observada, en incógnita, no imagine que una persona al congelar su recuerdo frente a mi , me hiciera congelar el recuerdo de quien soy, solamente dije “Hasta luego, tío”, y apuradamente me subí al carro, sentia como mi corazon latia, no podía creer lo que había pasado ahí. Dentro del carro había un silencio absoluto, el ambiente pesaba y un solo pensamiento  pasaba por mi mente en ese momento “si tan solo no hubiera salido, me hubiera evitado esto o a lo mejor   no habría congelado el recuerdo de quien soy”. Los semáforos en rojo se hacían eternos, como normalmente en la ciudad de Bogotá, personas limpiando vidrios, tráfico pesado la vida seguía con normalidad, tenía ansiedad de llegar rápido, analizar a solas lo que había sucedido, preguntarme tantas cosas.

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