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CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA

javier97767 de Febrero de 2014

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CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA

(GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ)

Capítulo 1

Aquél día Santiago se levanta a las 5:30 de la mañana para esperar el buque que traía al obispo. Había dormido poco consecuencia de la borrachera del día anterior. Despertó con dolor de cabeza, tras un rato se puso un pantalón y una camisa de lino blanco, un poco arrugada porque venía el obispo o sino normalmente se pone el vestido de color caqui y las botas de montar porque acude a El Divino Rostro, la hacienda de ganado que había heredado de su padre y que él administraba. Santiago tenía una gran colección de armas. Él como su padre dormía con un arma escondida en la funda de la almohada.

Aquel día la descargó antes de salir de casa. Normalmente en casa las tenía descargada para que nadie tuviera la tentación de disparar y ocurriera lo que paso una vez en su casa cuando él era pequeño, una mañana la sirvienta sacudió la almohada para quitar la funda y se le cayó la pistola al suelo y se disparó al chocar contra el suelo, y la bala atravesó el armario del cuarto, atravesó la pared de la sala, paso con un estridente ruido por el comedor de la vecina y fue a chocar contra un santo de tamaño natural que estaba en el altar mayor de la iglesia que estaba en el otro extremo de la plaza.

Aquella mañana Placida observo a su hijo desde una hamaca y pensó lo que su hijo había heredado de ella el instinto y de su difunto padre el dominio de las armas de fuego, el valor y la prudencia. Entre padre e hijo hablaban en árabe. Y al final tuvo un amargo recuerdo, su matrimonio era de conveniencia. Santiago se despidió de su madre y salió del cuarto y entró en la cocina donde estaba Victoria Guzmán, la cocinera, cocinando almuerzo. Santiago se sentó en la mesa y Divina Flor, hija de Victoria le sirvió un tazón de café con un chorro de alcohol como todos los lunes para poder sobrellevar el día, Santiago mastico dos aspirinas y se quedó mirando a Divina y en ese momento Victoria se giró y le ordenó que la dejara. Victoria fue seducida por Ibrahim Nasar durante su adolescencia de donde salió Divina.

Victoria aún guardaba rencor a Ibrahim. La casa era un antiguo depósito de dos pisos con paredes de tablones de madera y un techo de dos aguas. En la casa existen dos puertas la de delante que siempre estaba cerrada salvo en ocasiones festivas y la de la parte trasera que es la de más uso. Victoria y Divina sabían perfectamente que iban a matar a Santiago pero ellas se callaron porque querían que lo mataran. Una vez terminado su tazón de café se levantó y se dirigió a la puerta principal, la cual le abrió Divina y no cerró el cerrojo con la esperanza que se pudiera reguardar de sus asesinos Alguien que nunca fue identificado metió por debajo de la puerta un sobre con un papel dentro en el cual le avisaban que le iban a asesinar. El sobre no lo vio nadie.

A las seis Santiago salía de su casa camino al puerto, mientras caminaba por la plaza veía toda la basura que había quedado de la boda. El único lugar abierto en la plaza era una tienda de leche al lado de la iglesia donde estaban los gemelos Pedro y Pablo Vicario que tenían 24 años. Clotilde sí que vio a Santiago cuando salió de su casa pero se reprimió y no despertó a los gemelos. Los gemelos aún llevaban la ropa de la boda e iban con un aspecto un poco desastrado por tantas horas de fiesta. Se habían dormido después de 3 horas de espera, para ellos era el primer sueño desde hacía tres días. Se despertaron con el ruido de la bocina del buque y cuando lo vieron saltaron de la silla pero en aquel momento Clotilde dijo dejarlo para después aunque sea por respeto al obispo. Aunque parecía un soplo del Espíritu Santo pero lo gemelos se lo pensaron mejor.

Margot, me dijo que el buque no paró pero el obispo tuvo la decencia de saludar a la gente que estaba en el puerto. Santiago se sintió defraudado porque él había ayudado con varias cargas, como leña y gallos. Después del paso del buque Margot invito a Santiago a desayunar en su casa y él aceptó gustosamente. Él le dijo que se cambiaba de ropa y la alcanzaba pero ella insistió en que la acompañara porque el desayuno ya estaba servido. Así que Santiago se fue a casa a cambiarse. Nadie se preguntó siquiera si Santiago estaba prevenido, porque a todos les pareció imposible que no lo estuviera. Margot era una de las pocas personas que todavía ignoraban que lo iban a matar. De haberlo sabido lo hubiera agarrado y no lo hubiera soltado.

La madre de Margot tampoco lo sabía, era muy extraño ya que era una de las que lo sabía todo. Después de un rato Margot se enteró completamente de la noticia y de un modo brutal: Ángela Vicario, había sido devuelta a la casa de sus padres porque el esposo encontró que no era virgen. Pero la cuestión es que no se le conoció otro novio a Ángela. Margot volvió a casa rápidamente. Aquella noticia dejo indecisa a su madre la cual salió corriendo hacia la casa de Santiago Nasar.

Capítulo 2

Andaba por los treinta años. Llegó al pueblo con una chaqueta corta y un pantalón muy estrecho y con unos guantes a juego. Todo el pueblo cotilleaba sobre él e intentaba saber más de él. Una noche en el cine dio a entender que era ingeniero de trenes y hasta hablo de construir uno hasta el interior. Sabía mandar mensajes por código morse y buen nadador.

Un día vio a Ángela y a su madre por la plaza y desde aquel mismo momento intento llamar su atención, una noche compró todos los números de la rifa, en la que ella misma estaba cantando los números y el regalo se lo llevó a su casa. No sabía como pero había averiguado que era su cumpleaños.

Ángela tuvo que discutir con sus padres porque creían que su hija había insinuado algo a Bayardo, así que sus hermanos mayores Pedro y Pablo cogieron el regalo y se llevaron a su dueño. Los gemelos no aparecieron en casa hasta el día siguiente llevando el regalo otra vez con Bayardo para seguir la parranda. Ángela era la menor de una familia de escasos recursos, su padre Poncio Vicario era orfebre de pobres y su madre había sido profesora de escuela. Las dos hijas mayores se casaron muy tarde.

La familia Vicario se tomó en serio el compromiso de boda pero puso una condición que Bayardo acreditará su identidad ya que nadie lo conocía. Al cabo de unos días llego la familia de Bayardo al pleno, en el buque de ceremonias del congreso Nacional. Eran cuatro, el padre, la madre y las dos hermanas. La madre, Alberta Simonds era una mulata, el padre era el general Petronio San Román, Luisa no le parecía bien que se casará ya que había seducido a la familia con sus encantos no a Ángela. Ángela no se quería casar con Bayardo ya que sus padres junto a sus hermanas mayores le impusieron esa obligación. Al día siguiente Bayardo le pregunto a Ángela que casa le gustaba más y le dijo la del viejo Xius y después fue a hablar con él pero el viejo Xius no se la vendió. Dos años más tarde el viejo se murió pero al final se descubrió que el viejo se la vendió.

La familia de Ángela quería retrasar la boda para que el obispo los casará pero Ángela no quería ser casada por un hombre que solo cortaba las crestas de los pollos y lo demás lo tiraba a la basura. El general y su familia y la gente ilustre que vinieron con ellos trajeron tantos regalos que fue preciso restaurar un local olvidado de la planta eléctrica para exhibirlos. Al novio le regalaron un coche con su nombre grabado. A la novia le regalaron una cubertería de oro puro para veinticuatro invitados.

La familia vivía en una casa modesta con una terraza en la fachada ocupada casi por completo por macetas y un gran patio trasero con gallinas sueltas y árboles frutales y al fondo un criadero de cerdos donde los gemelos ejercían su trabajo. Al final adornaron la casa, la pintaron, los gemelos se llevaron los cerdos y pidieron permiso para tumbar las cercas de las casas inmediatas para poder bailar. El único sobresalto imprevisto lo causo el novio en la mañana de la boda pues llego a buscar a la novia dos horas tarde y ella se negó a vestirse hasta que no viera al novio en la casa, ya que no había percance más vergonzoso para una mujer que quedarse plantada con el vestido de novia. Santiago no deslumbró el menor cambio en su modo de ser durante la ceremonia ni la fiesta.

El acto formal terminó a las seis de la tarde cuando se despidieron los invitados de honor. Los recién casados aparecieron en su automóvil descubierto abriéndose a duras penas paso entre el revuelta. Bayardo se bajó del coche, ordeno que siguieran la fiesta a costa suya y se llevó a la esposa aterrorizada para la casa de sus sueños, la del viejo Xius. La parranda se dispersó y varios amigos como Cristo Bedoya, Luis Enrique y Santiago Nasar se fueron a la casa de María Alejandrina Cervantes, por allí pasaron muchos otros, entre otros los gemelos Vicario cinco horas antes de matarlo. Ángela Vicario había mandado a pedir una maletita de cosas personales y su madre Pura también quiso mandarle una maleta con ropa de diario así que llamó al recadero.

Luego el recadero contó que había encontrado a Bayardo de pie con la camisa de seda sin abotonar y los pantalones sostenidos con tirantes elásticos, Ángela estaba en la sombra de modo que solo la vio cuando Bayardo la agarró por el brazo y la puso en la luz. Llevaba el traje de abierto en piltrafas. Los gemelos volvieron a casa un poco antes de las tres de la mañana, llamados de urgencia por su madre.

Encontraron a Ángela Vicario tumbada bocabajo en un sofá de comedor y con la cara macerada

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