Cantar De Mio Cid
Enviado por • 2 de Diciembre de 2014 • 739 Palabras (3 Páginas) • 165 Visitas
El Cantar de MÍo Cid es un cantar de gesta anónimo que relata hazañas heroicas inspiradas libremente en los últimos años de la vida de Rodrigo Díaz el Campeador. Se trata de la primera obra narrativa extensa de la literatura española en una lengua romance, y destaca por el alto valor literario de su estilo. Fue compuesto —según la gran mayoría de la crítica actual— alrededor del año 1200.
El Cantar de mio Cid es el único cantar épico de la literatura española conservado casi completo. Se han perdido la primera hoja del original y otras dos en el interior del códice.
Se desconoce el título original, aunque probablemente se llamaría «gesta» o «cantar», términos con los que el autor describe su obra en los versos 1085 y 2276, respectivamente
Primer cantar. Destierro del Cid.El rey Alfonso VI envió a Ruy Díaz mío Cid por las parias para los reyes de Córdoba y Sevilla (quien poseía como enemigo a el rey de Granada).
Ruy Díaz el Cid, cuando supo que así venían contra el rey de Sevilla, que era vasallo y pechero del rey don Alfonso, su señor, lo tomó muy mal y envió a todos cartas de ruego para que no viniesen contra el rey de Sevilla ni le destruyeran su tierra…… el rey de Granada hizo caso omiso al las cartas del Cid, y este junto a sus hombres fue con mucha fuerza a destruir al rey de Sevilla y tomar posesión de sus tierras.
El Cid reunió un ejercito para poder sacar al rey granadino de las tierras sevillanas pero este le dijo que no se marcharían de allí , el Cid no se dio por vencido tan rápido y fue a la batalla, solo hasta ver la gran mortandad que se dio fue que los guerreros restantes huyeron.
Al retirarse el Cid del campo de batalla tomocomo prisioneros a innumerables guerreros granadinos, y los soltó a los 3 días. Los vasallos del Cid regresaron al campo de batalla por las riquezas que ahí se encontraban para poder llevárselas al rey de Sevilla. Este para agradecer el favor otorgo al Cid todas las riquezas que este desease, y a su vez este las llevo a su rey. El rey acogió de muy buena manera al Cid , y esto hizo que muchos de sus iguales le tuvieran envidia.
El rey estaba muy sañudo debido a las habladurías que se formaban alrededor del Cid y mediante una carta este le mando a decir que debía abandonar el reino en un plazo de tan solo 9 días.
El Cid al encontrarse con la soga al cuello no tuvo mas remedio que abandonar el reino que tanto quería.
El Cid convoco a sus vasallos y les informo de la carta del rey esto se dio ya que él quería saber quienes de ellos estarían dispuestos a irse con él.
Todos respondieron sí al hecho dejando al pueblo que después de todo les había dado la espalda.
Los ojos de Mío Cid llenos de lagrimas estaban mientras decía: "¡Bendito seas, Dios mío, Padre que estás en lo alto! Contra mí tramaron esto mis enemigos malvados".
Mío Cid sus hombros y cabeza sacudió diciendo:"¡Ánimo, Álvar Fáñez (primo hno. Del Cid) ánimo, de nuestra tierra nos echan, pero cargados de honra hemos de volver a ella! “
Mío Cid llego a Burgos donde niños y adultos salían de sus casas solo para verle, nadie le dio hospedaje al Cid y este se ve obligado a acampar a fuera del pueblo.
Solo después el burgalés Martin Antolínez proporciono víveres al Cid ya que quería obtener riquezas de su parte.
Se detiene por unos momentos en la catedral de dicha ciudad, y prosigue después su camino hacia el monasterio de san Pedro de Cerdaña, donde están su mujer, doña Jimena, y sus hijas, niñas aún, doña Elvira y doña sol.
En Cerdaña se despide de éstas, que quedan confiadas al abad don sancho. Y sigue en marcha forzada hasta la frontera de castilla, pues están por expirar los nueve días de plazo por el rey. Ya en tierra de moros, el Cid entra en guerra con ellos, a los que gana las ciudades de Castejón y Alcocer, y avanzando en sus conquistas hacia Teruel y Zaragoza, llega hasta el condado de Barcelona, donde vence y toma prisionero al conde de dicho lugar, don Ramón Berenguer, ocasión esta en que ganó la famosa espada Colada. Después de tenerlo tres días en su poder y ante la decisión de éste de dejarse morir de hambre, el Cid lo puso en libertad
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