El Cantar De Mio Cid

‘’ El cantar del Mío Cid’’

Anónimo

Cantar I

El destierro del Cid

Temática: Es el cantar de la desgracia. El Cid parte de vivar para despedirse de su esposa que con sus 2 hijas, están refugiadas en el monasterio de Cerdeña. Pasa por Burgos, donde nadie le da posada por miedo a las amenazas del Rey, teniendo que acampar fuera de la población.

Martin Antolinez abastece y ayuda al Cid al igual que 2 judíos, de quienes recibe dinero, dejándole a ellos en deposito dos arcas de arena que hace pasar por oro y plata. Ofrece mil misas al altar de la Virgen. Llega acompañado de sus amigos leales al Monasterio de Cerdeña. Se despide de su mujer doña Jimena y de sus dos hijas doña Elvira y doña Sol.

Cantar II

Las bodas de las hijas del Cid

Es el cantar del reconocimiento. Desde las montañas de Morella, el Cid llega a las playas del Mediterráneo hasta Denia, logrando al fin la conquista de Valencia.

Por medio de Álvar Fañez se le envía al Rey Alfonso 100 caballos para así rogarle le permita a Doña Jimena y a sus 2 hijas vivir en Valencia.

Llegan a Valencia la mujer y a hijas del Cid, este le recibe con gran jubilo y le muestra desde Alcázar la ciudad conquistada y la riqueza de la huerta valenciana.

El rey de Marruecos que intenta recuperar a Valencia es derrotado por el Cid, envía al Rey un presente.

Los regalos y la prosperidad del Cid despiertan la envidia de Garci Ordoñez y los infantes de Carrión por avaricia y codicia se quieren casar con las hijas del Cid. El rey estima honroso el casamiento de estas.

En el cantar se muestra la entrevista que celebra el Rey y el Cid a orillas del Tajo, en la que se reconcilian. El rey perdona al desterrado y pide luego a sus hijas para los de Carrión. El Cid accede la petición vuelve a Valencia y se celebran las bodas.

Cantar III

La Afrenta de Corpes

Es el Cantar del agrandecimiento, por su cobardía, los infantes de Carrión son objeto de burlas en la corte del Cid.

Piden permiso al Cid para llevar a sus mujeres a Carrión, este accede y al entrar en tierras de Castilla en el robledo de Corpes azotan cruelmente a sus mujeres y las dejan allí medio muertas.

Al saber tal deshonra, el Cid envía a Alvar Fanez a recoger a las hijas abandonadas.

Pide justicia al Rey, Alfonso VI convoca a su corte en Toledo, los infantes acuden

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