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Causa Y Efecto

juguzman0120 de Mayo de 2013

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En esta actividad leerá el ensayo "El hombre rutinario". Luego de leerlo deberán:

1. Subrayar las ideas principales en el texto

2. Subir un archivo con un cuadro comparando el hombre rutinario con el hombre original.

Ideas principales:

Los hábitos adquiridos por los hombres originales son genuinamente suyos, le son

Intrínsecos: constituyen su criterio cuando piensan y su carácter cuando actúan; son individuales

e inconfundibles. Difieren substancialmente de la Rutina, que es colectiva y siempre perniciosa,

Extrínseca al individuo, común al rebaño: consiste en contagiarse los prejuicios que infestan la

cabeza de los demás

Los rutinarios razonan con la lógica de los demás. Disciplinados por el deseo ajeno, entalónense

en su casillero social y se catalogan como reclutas en las filas de un regimiento. Son dóciles a la

Presión del conjunto, maleables bajo el peso de la opinión pública que los achata como un

Inflexible laminador.

El resol de la originalidad ciega al hombre rutinario. Huye de los pensadores alados, albino ante

su luminosa reverberación. Teme embriagarse con el perfume de su estilo. Si estuviese en su

poder los proscribiría en masa, restaurando la Inquisición o el Terror: aspectos equivalentes de

un mismo celo dogmatista.

Hombre rutinario Hombre original

• Todo es menor esfuerzo; la acidia aherrumbra su inteligencia. Cada hábito es un riesgo, Porque la familiaridad aviene a las cosas detestables y a las personas indignas. Los actos que al principio provocaban pudor, acaban por parecer naturales: el ojo percibe los tonos violentos como simples matices, el oído escucha las mentiras con igual respeto que las verdades, el corazón aprende a no agitarse por torpes acciones

• Razonan con la lógica de los demás. Disciplinados por el deseo ajeno, entalónense en su casillero social y se catalogan como reclutas en las filas de un regimiento. Son dóciles a la presión del conjunto, maleables bajo el peso de la opinión pública que los achata como un inflexible laminador. Reducidos a vanas sombras, viven del juicio ajeno; se ignoran a sí mismos, limitándose a creerse como los creen los demás. Los hombres excelentes, en cambio, desdeñan la opinión ajena en la justa proporción en que respetan la propia, siempre más severa, o la de sus iguales.

• Huye de los pensadores alados, albino ante su luminosa reverberación. Teme embriagarse con el perfume de su estilo. Si estuviese en su poder los proscribiría en masa, restaurando la Inquisición o el Terror: aspectos equivalentes de un mismo celo dogmatista.

• Todos los rutinarios son intolerantes; su exigua cultura los condena a serlo. Defienden lo anacrónico y lo absurdo; no permiten que sus opiniones sufran el contralor de la experiencia.

• Desconfían de su imaginación, santiguándose cuando ésta les atribula con heréticas tentaciones. Reniegan de la verdad y de la virtud si ellas demuestran el error de sus prejuicios; muestran grave inquietud cuando alguien se atreve a perturbarlos. • Los hábitos adquiridos por los hombres originales son genuinamente suyos, le son intrínsecos: constituyen su criterio cuando piensan y su carácter cuando actúan; son individuales e inconfundibles. Difieren substancialmente de la Rutina, que es colectiva y siempre perniciosa, extrínseca al individuo, común al rebaño: consiste en contagiarse los prejuicios que infestan la cabeza de los demás. Aquéllos caracterizan a los hombres; ésta empaña a las sombras

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