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Coliseo Humberto Perea

8 de Junio de 2014

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PAREDES QUE VIERON LA GLORIA, HA QUEDADO EN LA HISTORIA POR LA CIUDADANÍA Y LAS AUTORIDADES DE BARRANQUILLA.

El coliseo fue construido con una capacidad en sus gradas para unas 8.000 personas, en el Parque 11 de Noviembre para los VI Juegos Bolivarianos de 1961 y fue bautizado con el nombre de Humberto Perea, en homenaje al atleta y deportista barranquillero, campeón nacional de los 100 metros planos y campeón en tiro de la jabalina.

Fue en su momento el principal escenario deportivo con techo del país y desde entonces se constituyó en el epicentro para los deportes de contacto, siendo el más renombrado el boxeo, donde crecieron y brillaron pugilistas como el inolvidable Emiliano Villa y Mario Miranda Marañón uno de los mejores estilistas de la historia del boxeo colombiano.

En su mejor época el escenario albergó a boxeadores de la talla de Néstor Baba Jiménez, Rubén La Cobra Valdez, el panameño Antonio Amaya, al Benny Caraballo, Armando Policía Pérez, Kid Pambelé y Ray Mercado de Puerto Rico.

De hecho, el 15 de diciembre de 1979, se disputó en el Humberto Perea un primer título mundial. Enfrentándose el colombiano Ricardo Cardona y argentino Sergio Víctor Palma, por la categoría Supergallo.

Mario Miranda, uno de los ídolos deportivos más aclamados en el coliseo, recuerda con nostalgia aquella época en la que el escenario se cubría de gloria. “Fue una época gloriosa para el deporte barranquillero. Hubo peleas en las que la gente quedaba por fuera, porque había lleno total”, aseguró.

Pero no todo fue deporte, el escenario también albergó en 1967 el primer Festival de Orquestas del Carnaval de Barranquilla, acogiendo durante más de dos décadas, a este importante evento que presentaba a los más afamados y populares artistas y orquestas nacionales e internacionales.

Por la tarima del coliseo pasaron artistas de la talla de Héctor Lavoe, Celia Cruz, la Billos Caracas Boys, la Sonora matancera, los Melódicos, Lucho Bermúdez, Pacho Galán, Fruko y sus Tesos, entre muchos otros, logrando consagrarse ante el público barranquillero.

Durante muchos años, el inolvidable Álvaro José Joe Arroyo fue ovacionado en el Humberto Perea. El artista, fallecido en 2011, aseguró en vida que prefería los Festivales de Orquesta que se realizaban en el Coliseo. “El Festival de Orquesta ha perdido mucho por no estar en el Coliseo. El coliseo era mágico, sabemos que no es el sitio adecuado. Pero la verdad los festivales del 89 para acá han venido bajando, porque se hacen en estadios”, dijo el Centurión en una entrevista publicada en herencialatina.com.

El escenario también exhibió shows de talla internacional como los Trotamundo de Harlem, patinaje sobre hielo, famosos espectáculos circenses e inolvidables conciertos.

Sin embargo en la década de los 90, el imbatible paso del tiempo hizo clara evidencia en la edificación, siendo relegada por otros escenarios, tanto para eventos deportivos, como culturales.

Los consultores Quevedo y Rubio Asociados presentaron una acción popular en noviembre de 2004 solicitando el cierre del escenario por deterioro y la misma fue admitida por el Juzgado en el 2005. Aunque El alcalde de ese tiempo de Barranquilla, Guillermo Hoenigsberg, hizo caso omiso a la orden del Juzgado.

Los amantes de la práctica del boxeo, del levantamiento de pesas, del taekwondo y la oficina de Scout del Atlántico le dijeron adiós con dolor al emblemático coliseo el 4 de junio de 2008, cuando a merced de una orden judicial otorgada por el Juzgado Quinto del Tribunal en la que se aducía fallas en la estructura y por ende riesgo para la integridad de los deportistas, fue cerrado por la administración distrital de aquel entonces donde el alcalde electo de ese tiempo era Alejandro Char. Los últimos en salir fueron los boxeadores, las personas que más frecuentaban el escenario. Incluso, ocho de ellos vivían en el segundo piso debajo de las gradas, justo encima del gimnasio de boxeo. Los boxeadores y los pesistas se pasaron a entrenar en el gimnasio ubicado en la parte baja de la tribuna norte del estadio de fútbol Roberto Meléndez, pero allá no se sienten del todo cómodos, pues en ocasiones cuando la Selección Colombia o el Junior entrenan en privado no pueden ingresar. Mientras los taewkondistas pasaron al frente del coliseo, en predios de la Liga de Karate.

Sentado en una silla azul de plástico, Juanito Herrera, legendario entrenador de boxeo del Atlántico, narra con la voz apagada lo que siente cada vez que ve el deterioro en el que está el escenario deportivo, ese mismo en el que en 1968 ganó el campeonato nacional de boxeo en la división mosca ligero. “Es deprimente ver lo que está sucediendo con el coliseo cubierto, un escenario que dio tantas glorias, porque por ahí pasaron varios campeones mundiales de boxeo”, cuenta con nostalgia el habitante del barrio Abajo.

Herrera pide a gritos alguien que se interese por el Humberto Perea, añora esas épocas en las que los boxeadores iban y no tenían ningún tipo de restricciones para ingresar al escenario.

“El coliseo en realidad no tiene un doliente, se está perdiendo un sitio que es necesario aquí en la ciudad, no solo para la práctica del boxeo sino, para el baloncesto, voleibol y otras disciplinas. Me gustaría que se hiciera algo, porque en realidad lo estamos necesitando mucho”, agrega.

Juanito se levanta de la silla camina hacia el interior del gimnasio, en donde varios jóvenes intentan formarse como boxeadores. Uno de los que les enseña a esos futuros pugilistas es Mario Miranda Marañón, otro que se engrandeció en el coliseo y que asegura que el escenario se ha deteriorado por pura “negligencia”.

“Me da mucho dolor ver la negligencia directiva, no hay una gestión para recuperar un escenario y ayudar al deporte. Estamos en la debacle, no podemos tener un escenario en bellas condiciones”, expresa con impotencia Miranda.

Stewil Quesada, periodista deportivo y experto en boxeo, afirma que la decadencia del coliseo Humberto Perea viene desde la década de los 90, cuando dejó de utilizarse para eventos de gran envergadura. Al mismo tiempo evoca la última gran velada de boxeo que se realizó en el coliseo.

“La decadencia viene desde la segunda parte de la década del 90. Cuando antes había los conciertos, las programaciones de boxeo e incluso los festivales de orquesta. Recuerdo que en el año 1997 cuando hicimos el torneo Julio Gerlein Comelín quisimos meterle un dinero y no dejaron, dijeron que no se podía invertir, recuerdo que íbamos a poner una ventana. Se podría decir que en septiembre de 1998 se hizo la última gran velada, cuando Ener Julio disputó el título mundial”, sostuvo Quesada.

César Martínez, arquitecto y patólogo barranquillero, previó desde el año 2003 lo que podía pasar con el coliseo, que ese entonces ya presentaba una pequeña lesión, que no se corrigió. Esto agregado a la falta de mantenimiento llevó al estado deplorable en el que se encuentra actualmente el Humberto Perea. “En el año 2003 había hecho un proyecto, en donde había ciertas lesiones producto de unas humedades. El problema del coliseo es que la cantidad de tuberías son de hierro y esas tuberías entraron en proceso de oxidación y había una cantidad de filtraciones de diferentes partes”, explicó el Martínez, quien hizo en afínales del año 2009 hizo un estudio patológico del coliseo.

Julio Torres, presidente de la federación colombiana de boxeo, cree que el nivel del boxeo en el Atlántico decayó a partir del cierre del coliseo, pues los boxeadores se alejaron y a algunos se le hace complicado asistir al estadio Metropolitano. “Hay menos practicantes, el coliseo tenía su historia. Allá se hicieron Ener Julio, Fidel Bassa, entre otros.

Éramos independientes, no teníamos tantas restricciones como ahora. Nunca se le ha dado mantenimiento a este escenario, pareciera que no les interesara el deporte”, sostiene el dirigente deportivo.

Como ha pasado con grandes obras de arquitecturas de la ciudad el Coliseo Humberto Perea también callo en las tinieblas del olvido colectivo de la cual pide auxilio a gritos para no terminar como el Edificio de la Intendencia, el Teatro Rex y el Edificio del Banco Agrario.

Desde hace más de 15 años, promesas van y vienen para recuperar la imponente edificación, ubicada en la calle 58 con carrera 54, en cercanías del también ícono arquitectónico de nuestra ciudad, el Teatro Amira de la Rosa.

Sin embargo, ninguna de esas propuestas se han ejecutado y el emblemático coliseo ha quedado convertido en refugio de indigentes y drogadictos, que amenazan la seguridad del sector, aledaño además a varias universidades y al moderno teatro José Consuegra Higgins.

Para muchos el Coliseo Cubierto es un patrimonio arquitectónico de la ciudad debido a la influencia que este tuvo en la cultura de los barranquilleros, haciendo de este un sitio muy frecuentado por propios y visitantes.

“No entendemos como el Coliseo ha podido llegar a eso, no tendría una explicación medianamente sensata para entender eso, simplemente diría que es la desidia y la poca importancia al deporte y a la actividad cultural en nuestro país”. Añadió Freddy Santiago - Docente De Arquitectura de la Universidad Autónoma Del Caribe.

Solo se habla del olvido, el descuido, las promesas en arreglos que nunca se ponen por obra, pero ¿Qué hay detrás del Coliseo Cubierto Humberto Perea desde que se inauguro? ¿y a donde se han ido aquellas inversiones de las que se hablaron por años, para la remodelación de dicho escenario?

En 1991 faltando un año para los XIV Juegos Deportivos Nacionales, las olimpiadas

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