Colombia Mi Abuelo Y Yo

La extinción de especies animales de la faz de nuestro planeta no es un asunto menor y tratar de hacer que los niños transmitan un mensaje en este sentido merece la más profunda atención sobre el asunto. Pero se trata de reseñar el festival y a eso pasaremos.

El escenario de nuestra aventura musical no podría ser más idóneo; el continente negro, la cuna de la humanidad, África. La primera escena nos presentó a tres simpáticos cazadores fieramente armados de sendos binoculares que les permitirían sin duda alguna mirar hasta las garrapatas en la oreja de un distante rinoceronte gris o blanco, el negro se cuenta ya entre las especies de reciente extinción, los audaces cazadores se internan en la exuberante selva ecuatorial buscado observar a todos los animales que pudieran encontrar en su andanza. Nuestros amigos cazadores no contaban con la intervención de los naturales del lugar, quienes capturan a uno de ellos, no sabemos con que intención y se hace necesario que sus compañeros lleguen a su rescate.

Inmediatamente, se inicia un colorido desfile de diferentes animales, felices habitantes de las sabanas y las intrincadas espesuras, de las llanuras y las cumbres, de las cerradas enramadas y de las aguas corrientes de los ríos. Un grupo de simpáticos leones, se hace presente y nos muestra la vida de su manada, la clara adhesión familiar que los caracteriza y la sumisión del grupo al símbolo de supremacía de la comunidad, la melena hirsuta y brillante del macho dominante. Divertidos monos nos contagiaron una alegría tropical que se tradujo en divertidos bailes dirigidos por su rey, bastón de mando en mano, y ritmo pegajoso y bullanguero. Se hicieron presentes también los visitantes americanos que bajaron de las rocallosas y quisieron llegar a esta fiesta africana y decir: El Nuevo Mundo, presente; los pumas nos recordaron que en Nuestra América también hay aún grandes felinos, soberbios, poderosos, magníficos; y que los debemos cuidar. Galopantes y repiconas, un grupo de alegres cebras llenó el escenario y nos plantearon la eterna incógnita de si son blancas rayadas en negro o negras rayadas en blanco, pero muy divertidas sí lo eran y lo supieron transmitir a la concurrencia. Reptando con sigilo, un grupo de verdes cocodrilos se apersonó para recordarnos que los ríos africanos son de cuidado y que sus mandíbulas son poderosas; recordemos que los ñus, sacrifican a uno de sus congéneres a este reptil poderoso para poder cruzar la manada el cauce del agua. La sabana del Serengueti se hizo presente en la carrera de las jirafas que alegres nos mostraron que sus largos cuellos no son impedimento para bailar y divertirse engrande; tal vez tendrían dificultad para comer las hojas más altas de los eucaliptos, porque sus cuellos no eran lo suficientemente largos para esa misión tan dificultosa. Un paréntesis holywoodiano se abrió al salir a escena al ritmo de la hermosa música

...