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Correr O Morir


Enviado por   •  2 de Junio de 2015  •  1.366 Palabras (6 Páginas)  •  182 Visitas

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The maze Students

Podía sentir las emociones de Thomas, el sudor corriendo por su frente y mojando sus manos, a su espalda el frío metal, mientras se hundía en el rincón, con las piernas abrazadas a su cuerpo. Sus ojos apenas se adaptaban a la sombra del lugar, incluso yo podía sentir la oscuridad que se cernía sobre él. Los ruidos ensordecedores de cadenas y poleas retumbaban en mi mente, sentía que estuviera allí, haciéndole compañía al chico, que parecía estar tan asustado como yo.

Cuando aquella caja extraña se detuvo, todo quedó en completo silencio, lo único que se escuchaba era el sonido agitado de su respiración. Fueron dos o tres minutos, Thomas miró a todas partes pero no veía nada más que oscuridad, un gruñido de frustración salió de su boca. El ruido se propagó como un eco.

Al abrirse la caja metálica, una luz cegadora ofuscó su mirada, respiro sobresaltado, podía notar como el pobre chico estaba asustado. Escuchó sonidos provenientes de arriba, eran voces. El temor oprimía su pecho. “Miren al larcho es. ¿Cuántos años tiene?. Parece un miertero asustado. Tú eres el miertero. ¡Viejo! Huele a zarigüeya muerta ahí abajo.”

La confusión mezclada con pánico era palpable. Aquellas voces sonaban extrañas, incluso para mí. Algunas de aquellas palabras eran fáciles de reconocer, otras en cambio, no podría decir de donde las habían sacado. Varias personas estaban allí, parecían niños. Algo del miedo se fue, lo suficiente para calmar su corazón.

Luego de que lo ayudaran a salir, pudo ver con claridad el cielo, todo parecía un remolino de colores, luces y rostros. Una avalancha de emociones desgarraba las entrañas del muchacho, al igual que las mías. Al igual que él, sentía que quería vomitar, gritar y llorar. Una voz le dijo: Bienvenido al Área.

El lugar parecía un enorme patio, más grande que una cancha de fútbol, rodeado por cuadro enormes muros de piedra, que formaban un perfecto cuadrado, los cuales estaban cubiertos por una enredadera tupida. En la mitad de cada uno, se veía una abertura, que por lo que pudo ver, conducían a largos pasadizos que se perdían a lo lejos.

“-¿Dónde estoy? – Preguntó, sorprendido al escuchar su voz por primera vez dese la pérdida de la memoria. Le sonó algo extraña, más aguda de lo que hubiera imaginado.

-En un lugar no muy bueno- dijo el muchacho de piel oscura-. Relájate y descansa-“

¿Quién podía relajarse en una situación como aquella? Yo pediría respuestas inmediatas, era un mundo completamente nuevo para él, y no tenía recuerdos anteriores a aquella caja en la que se había despertado.

El muchacho de piel oscura parecía ser el líder de aquella multitud de chicos, eso pensé, y también Thomas, aunque podía notar como odiaba ser observado por todos. Luego se dedicó a mirar el lugar al que habían llamado el Área.

El líder se llamaba Alby, quien le dio la explicación de donde se encontraba. En aquel lugar un grupo de aproximadamente 50 chicos, vivían, comían y dormían. Se llamaban a si mismos los Habitantes del Área.

“-¿Quién me envió aquí?- Preguntó Thomas, una vez que el miedo dejó paso a la ira- ¿Cómo…?.

Antes de que pudiera terminar la frase, la mano de Alby se estiró y lo sujetó de la camiseta, apoyándose hacia adelante sobre las rodillas. –¡Vamos, larcho, levántate!- Alby se puso de pie, mientras continuaba aferrándolo de la ropa.

Thomas finalmente logró incorporarse con esfuerzo, y el temor lo inundó otra vez. Retrocedió contra el árbol, tratando de alejarse del líder, que se mantenía justo delante de él.

-¡Se acabaron las interrupciones! – gritó-No te hagas el matón. Si te contáramos todo caerías muerto aquí mismo, justo después de larcharte los pantalones. Los Embolsadores se harían cargo de ti y ya no nos servirías para nada.”

Por lo que le habían dicho, el primer día, ninguno de los que había llegado allí entendía lo que pasaba, pero con el tiempo se acostumbraría. Se sentía el vacío que llenaba el pecho de Thomas, las preguntas seguían arremolinándose en su cabeza, y no obtenía respuestas, eso a mí también ya empezaba a hacerme sentir estresado.

Un pequeño muchacho

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