Cuento Del Conde Lucanor

En este cuento el Conde Lucanor le pide un consejo a Patronio ya que como nadie puede evitar la muerte esté quería saber que obra útil podría realizar para la salvación de su alma, la cual deje memoria de él y que todos lo recordasen por la misma. El conde Lucanor le dice que todas las buenas obras nos ayudan para conseguir la salvación, no importando a quién se las hagamos, pero le indica que tiene que saber por qué y con qué intención debe hacerlas. Luego, Patronio le cuenta al Conde Lucanor lo que le sucedió a un general de Carcasona. Le cuenta que este general se puso muy enfermo y viéndose cerca de la muerte mando a llamar a dos frailes para tratar con ellos los asuntos de su alma. Luego que este murió los frailes cumplieron con lo que el general le había dicho para que este consiguiera la salvación de su alma luego de su muerte. Después de unos días, aparece una mujer endemoniada y los frailes deciden hablar con este para que le diese noticias sobre la salvación del alma del difunto. Esta le notifica que el alma de este se encontraba en el infierno pues de allí venia ella. Cuando ellos oyeron esto le dijeron que mentía, pues este había sido auxiliado con los sacramentos de la Santa Iglesia y que era imposible que se hubiera condenado. La endemoniada les dice que él no se preocupó por su alma mientras vivía y que este había mandado hacer todo luego de su muerte, no obrando como buen cristiano ya que Dios no premia solamente las buenas acciones, si no las que están bien hechas. Como la intención del general no era buena, porque no nacía de su corazón, este no consiguió el galardón que esperaba de Dios. Por lo que Patronio le aconseja a Lucanor que siempre haga el bien que desee en vida. El conde se da cuenta que lo que Patronio le dice es verdad y decide obrar siempre así, pidiéndole ayuda a Dios para seguir el sabio consejo de Patronio.

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