DE LAS HABLADURIAS A LA ACCION

DE LAS HABLADURIAS A LA ACCION

El proceso de paz, es un tema que anda por los últimos días debatiéndose en las conversaciones de los Colombianos de a pie, unos critican y están en contra de que se firme este proceso, pues consideran que los acuerdos que se proponen son injustos, no consienten la posibilidad de que estos personajes tan sanguinarios y que le hicieron tanto daño al país, puedan arrepentirse, puedan cambiar su rumbo e incorporarse a la vida civil, están empecinados en el rencor, no están dispuestos a pasar la página y comenzar a escribir una nueva historia; prefieren continuar en la guerra y optan por creer que algún día el ejército nacional, lograra exterminarla y matarlos a todos…¡que ilusos son! Ya que la guerra jamás se terminara con más guerra, por el contrario, solo crea más, nos afecta, nos destruye, nos insensibiliza y nos vuelve más inhumanos

No es sensato pensar, que al matarlos se erradicaran, puesto que las FARC, es un grupo que constantemente está reclutando personas de las poblaciones más marginadas y desde que nuestro gobierno prefiera destinar más dinero para la guerra, que para satisfacer las necesidades básicas de la población, continuaremos en ese círculo vicioso de la guerra, pues seguirán existiendo personas que su único camino es introducirse en las filas de las FARC, por lo anterior este grupo al margen de la ley, jamás se quedara sin integrantes y entonces este conflicto nunca culminara.

Siguiendo con la lógica anterior, podríamos afirmar que aquellos que no están de acuerdo con el proceso de paz, son individuos que no les ha tocado asumir directamente las consecuencias  de este conflicto cruel y descarnado, de modo que se inclinan por continuar con la guerra, obstinados en acabarlo con las armas, sin diálogos y sin consensos.

Otros en cambio, estamos esperanzados en los diálogos que se están dando entre el gobierno y las FARC, siendo conscientes de que ese es solo un punto de partida que permitirá hacer de la paz un proyecto común; la firma de los acuerdos debe constituirse en el inicio de un trabajo de los ciudadanos por apropiarse del futuro.

Para cesar con el conflicto, se requiere una ciudadanía valiente, que contraponga el perdón por la venganza y para eso, se necesita de un carácter muy heroico, muchísimo valor para derrotar a un victimario con el perdón y no responderle con la misma arma que empuño, la violencia.

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