Debates Asl

Creo que a veces cuando se discute sobre la integración del chat o e-mail en la enseñanza-aprendizaje de una lengua extranjera, a veces defendemos nuestro propio conjunto de creencias como docentes. Sujetos a una profunda interiorización de los roles tradicionales, el primer temor aparece ante el uso en el aula de un medio sobre el que no poseemos un control total, no tanto técnico ya que podemos controlar tipo de chats o e-mails que se producen, sino en cuanto al grado de libertad que se ofrece al alumnado en el desarrollo de su uso. Esto estaría vinculado a la creencia de que la falta de una corrección ortografía y estilística en las producciones de nuestro alumnado que mediante el uso del chat o e-mail contribuirá a un deterioro o empobrecimiento de su competencia comunicativa, por lo que algunos no lo consideran recomendable como recurso didáctico. Creo que se debe ser consciente que despreciar la utilización de esta herramienta en el aula significa ignorar en nuestras clases la nueva realidad lingüística que este medio supone.

Estos géneros nuevos como son el chat, e-mail, skype, whatapp, etc., con unas características específicas y determinadas que le son propias, quizás la ortografía y el estilo resulten los aspectos que menos deban preocuparnos justamente porque resultaría contradictorio con la naturaleza del propio género comunicativo. En este sentido, el análisis que habrá que hacer del producto del chat o e-mail no será un análisis literal ni ortográfico, sino pragmático, es decir, teniendo en cuenta el uso de la lengua en el contexto, del que se derivan los procesos de inferencia propios de la lengua oral. Desde esta perspectiva, el interés por conocer las características de la lengua que se produce, fruto del uso de este medio, debe tener por objeto el diseño de actividades didácticas pensadas en el chat u otras herramientas que sean adecuadas al producto que podamos conseguir con él.

Además, me gustaría añadir que el chat y los e-mail son unas herramientas que permiten al alumnado conocer y entrar en contacto con un lenguaje con rasgos claramente de la oralidad, pero plasmados en un soporte escrito, por lo que el aprendiz puede disponer, al mismo tiempo, de las ventajas que ofrece dicho discurso escrito, tales como el tiempo para reflexionar sobre la propia producción y la de su interlocutor, o la ausencia de presión que ejerce la expresión oral espontánea.

Por eso, creo que el tipo de lenguaje que acompaña a este medio de comunicación debería ser enseñado en el aula, ya que como tal medio puede ser usado para romper las barreras al discurso oral y a la participación en él, puesto que puede constituir un elemento de apoyo para superar miedos ante la excesiva inmediatez que impone la expresión oral espontánea. Particularmente pienso que se debería a introducir a nivel B1.

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