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Definicion Y Clasificacion Del Signo

21 de Abril de 2014

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CHARLES SANDERS PEIRCE *

DEFINICIÓN Y CLASIFICACIÓN DEL SIGNO

“UN SIGNO, O REPRESENTAMEN, ES ALGO QUE, PARA ALGUIEN, REPRESENTA O SE REFIERE A ALGO EN ALGÚN ASPECTO O CARÁCTER. SE DIRIGE A ALGUIEN, ESTO ES, CREA EN LA MENTE DE ESA PERSONAS UN SIGNO EQUIVALENTE, O TAL VEZ, UN SIGNO AÚN MÁS DESARROLLADO. ESTE SIGNO CREADO ES LO QUE YO LLAMO EL INTERPRETANTE DEL PRIMER SIGNO. EL SIGNO ESTÁ EN LUGAR DE ALGO, SU OBJETO. ESTÁ EN LUGAR DE ESE OBJETO, NO EN TODOS LOS ASPECTOS, SINO SOLO CON REFERENCIA A UNA SUERTE DE IDEA, QUE A VECES HE LLAMADO EL FUNDAMENTO DEL REPRESENTAMEN”.

228 (The collected Papers)

Charles S. Peirce

Un Interpretante de la cátedra de esta definición:

1.- Un signo significa algo porque está “en lugar de” ese algo. Supongamos que buscamos en el diccionario la palabra “hombre”. Encontraremos una forma equivalente: “ser humano”, por ejemplo. Estos segundos términos representan “hombre” como representando la misma criatura bípeda, racional que la palabra “hombre” representa. Por acumulación del ejemplos llegaremos a la conclusión de que existe una representación que actúa por mediación. En otras palabras, los signos hacen algo más que reemplazar o sustituir a las cosas, sino que básicamente funcionan como factores en procesos de mediación.

A esta función MEDIADORA Peirce la llama INTERPRETANTE. El interpretante de un signo es otro signo. Ese planteo implica la existencia de una cadena al infinito de los interpretantes, es decir, una SEMIOSIS ILIMITADA. La semiosis, en cuanto proceso significo, es un proceso de mediación.

El interpretante es la modificación producida en el pensamiento por un signo. Pero pensamiento no debe entenderse en principio como fenómeno psicológico individual, sino que tiene que ver con el proceso discursivo que se da en el ámbito de la comunidad humana.

Cada interpretante es signo de su objeto, y, a su vez, requiere otro signo para su interpretación. Así se abre una cadena de signos interpretantes.

Esta descripción subraya el aspecto formal del funcionamiento de los signos: un signo sólo significa dentro de un sistema operante de signos; significa sólo en virtud de que otros signos del mismo sistema significan algo. Esta cadena de interpretantes puede ser de distintos tipos: signos, definiciones, funciones proposicionales, signos de otro sistema, etc. Componen lo que Eco llamaría “unidades culturales”.

La unidad cultural “hombre, por ejemplo, en el marco de una sociedad determinada, consistiría en el conjunto de elementos que esa sociedad pone en relación con dicho término. El significado global del término se da en relación con todos los elementos que una cultura tiene en conexión con aquél (Eco elimina el correlato extralingüístico, en tanto que para el pragmatismo de Peirce, la referencia al objeto es básica).

2.- Peirce afirma que el signo está en lugar del objeto, no en todos los aspectos del éste. El signo no representa un objeto completo, sino desde una determinada perspectiva, en referencia una especie de “idea”. Por ejemplo, en la relación significa “viento/veleta” sólo es tenido en cuenta el aspecto significativo de la dirección del viento y la orientación de la veleta, no otros aspectos de ambos elementos.

El concepto de “idea” debe ser entendido como una convención o acuerdo sobre la manera de interpretar el signo. La mediación (o interpretación) funciona mediante reglas convencionales de interpretación. Todo signo es representacional en el sentido de que la interpretación implica siempre la representación de una experiencia acumulada (aprendida), que está codificada mediante signos.

En cuanto al objeto, Peirce distingue dos clases de objetos:

a.- OBJETO INMEDIATO: es el objeto tal como el signo lo representa, y cuyo ser depende de su representación en el signo. Está “dentro” del signo, yu es el aspecto del signo lo que lo hace apropiado para representar al objeto dinámico u objeto “estra-semiótico”.

b.- OBJETO DINÁMICO: es la realidad en sí misma, que por diversos medios logra determinar al signo para que represente, para que cause un interpretante similar a él mismo. Es el último (o el primero) eslabón del proceso sígnico en su origen, el “significado externo” denotado por el signo.

Por lo tanto, el objeto no es, como pretende cierta divulgación, un algo externo a la operación sígnica. De hecho, el objeto inmediato existe solo en virtud de la relación semiótica y se presenta como ley o regularidad, con lo que trasciende la dimensión subjetiva hacia una pluralidad de individuos. O, como dice Eco, es una unidad cultural.

El objeto dinámico constituye el fundamento de la identidad. El objeto no puede ser conocido en el signo, sino representado, referido, pues el símbolo pertenece a la representación, a lo que se da en el pensamiento.

Peirce afirma:

“El objeto dinámico es el objeto exterior al signo. Pero el signo debe indicarlo mediante algún indicio; y este indicio es el objeto inmediato”.

Es el reenvío de la semiosis a un presupuesto extrasemiótico, como producto de la actividad compleja del conocer el hombre. Evita de esta manera un realismo ingenuo, mecánico, pues el objeto que es elemento de la tríada semiótica se inserta en la dimensión comunitaria, en una zona de saber objetivo, más que en referencia a un espacio natural y objetual directo (aunque éste es recuperado en el interior de la representación). Eco afirma: “... se debe asumir que, en principio, una expresión no designa un objeto, sino que vehicula un contenido cultural”.

CLASIFICACIÓN DE LOS SIGNOS

Extractos de La ciencia de la semiótica, de Charles S. Peirce (De. Nueva Visión, Buenos Aires, 1974)

228. Un signo, o REPRESENTAMEN, es algo que, para alguien, representa o se refiere a algo en algún aspecto o carácter. Se dirige a alguien, esto es, crea en la mente de esa persona un signo equivalente, o tal vez, un signo aún más desarrollado. Este signo creado es lo que yo llamo el INTERPRETANTE del primer signo. El signo está en lugar de algo, su OBJETO. Está en lugar de ese objeto, no en todos los aspectos, sino sólo con referencia a una suerte de idea, que a veces he llamado el FUNDAMENTO del representamen. [o ground].

Desde el punto de vista de sus relaciones con sus objetos dinámicos, divido los signos en Iconos, Indices y Símbolos (esta división la di en el año 1867). Defino a un Icono como un signo que está determinado por su objeto dinámico en virtud de su propia naturaleza interna, por ejemplo, una visión, o el sentimiento provocado por una pieza de música considerada como representación de lo que el compositor quiso expresar. También un Icono puede ser un diagrama; digamos, una curva de distribución de errores. Defino a un Indice como un signo determinado por un objeto dinámico en virtud de estar en relación real con él. Un nombre propio es un Indice; también es un Indice la presencia del síntoma de una enfermedad. Defino a un Símbolo como un signo que es determinado por su objeto dinámico solamente en el sentido de que así será interpretado. Por lo tanto, depende de una convención, de un hábito, o de una disposición natural de su interpretante, o del campo de su interpretante (el campo del cual el interpretante es una determinación). Todo Símbolo es necesariamente un legisigno; sería inexacto llamar Símbolo a la réplica de un legisigno.

279. Volviendo ahora al terreno de los hechos retóricos, la existencia de representaciones tales como los Iconos es un hecho completamente conocido. Cualquier pintura (por convencional que sea su método) es, esencialmente, una representación de esa clase. Lo mismo es válido para todo diagrama, aún cuando no hubiere parecido sensorial entre él y su objeto, y hubiera solamente una analogía entre las respectivas relaciones de las partes de cada uno. Los Iconos en los que el parecido es acentuado mediante reglas convencionales merecen especial atención. Así, una fórmula algebraica es un Icono, en virtud de las reglas de conmutatividad, distributividad y asociatividad de los Símbolos.

282. Hay muchos diagramas que no se parecen, en su aspecto visible, a sus respectivos objetos: el parecido se produce únicamente entre las relaciones de sus respectivas partes entre sí. Podemos mostrar las relaciones entre las diferentes clases de signos mediante un cuadro sinóptico:

iconos

Signos índices

símbolos

Este cuadro sinóptico es un ícono. Pero en el único aspecto en que se parece a su objeto es en que la llave muestra que las tres clases: íconos, índices, símbolos están relacionadas con la clase general, los signos, tal como realmente ocurre, de manera general. Cuando en álgebra escribimos las ecuaciones unas debajo de otras, en una disposición reglar, y especialmente cuando usamos letras semejantes para los coeficientes correspondientes, la disposición resultante es un ícono.

He aquí un ejemplo:

a1 x + b1 y = n1

a2 x + b2 y = n2

Este es un ícono en la medida en que hace aparecer en forma semejante las cantidades que están en relaciones análogas con el problemas. En realidad, toda ecuación algebraica es un ícono, en la medida en que exhibe mediante los signos algebraicos (lo cuales, considerados en sí mismos, no son íconos), las relaciones de las cantidades de

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