EL VALOR DEL ARTE POR ENCIMA DELMPODER IMPERIAL

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V. EL VALOR DEL ARTE POR ENCIMA DELMPODER IMPERIAL  

 El anciano pintor Wang-Foy su discípulo Ling erraban por los caminos del reino Han.

    Wang-Fo se detenía a observar durante la noche los astros y por el día a mirara las libélulas, no iban muy cargados ya que Wang-Fo amaba la belleza de las cosas y no las cosas en si mismas, para el ningún objeto era digno de ser adquirido. Ellos eran pobres, trocaba sus pinturas por una ración de mijo. Ling cargaba en su espalda los bocetos, pero para sus ojos estaba lleno de montañas cubiertas de nieve. Long no estaba como para seguir atrás de un viejo que se apoderaba de su aura y apresaba el crepúsculo.

Ling había crecido en un hogar donde la inseguridad abundaba y por ello él era muy tímido y miedoso, cuando el cumplió 15 años su padre le consiguió una esposa muy hermosa, pues para su padre el ver la felicidad de su hijo lo consolaba; la esposa de Ling era frágil como un junco, infantil como la leche, dulce como la sábila y salada como las lágrimas. Una noche en una taberna Ling tuvo como compañero a Wang-Fo. El anciano había bebido a tal grado en el que un ebrio podría pintar con realismo, gracias al efecto que provoco alcohol de arroz provoco en la lengua de Wang-Fo, Ling descubrió la belleza de las caras de los bebedores, difuminadas por el humo de las bebidas calientes. Ling pago la cuenta de aquel viejo ya que no tenia dinero ni morada, le ofreció humildemente un refugio. Wang-Fo le ayudo a Ling a vencer sus miedos y así se dio cuenta que el anciano lo había regalado un alma y nuevas percepciones.

Wang-Fo deseaba pintar a una joven doncella, pero ninguna mujer era digna así que Ling mando a su esposa a posar y Wang-Fo la dibujo aquel día bajo en ciruelo; ella al ver la pintura en donde ella estaba como un ángel en las nubes del poniente ella lloró porque era un presagio de muerte, su rostro empezó a marchitarse como una flor. Una mañana la encontraron muerta, colgada de las ramas del ciruelo rosa.

Ling vendió sus esclavos, sus jades y los peces de su estanque, todo para proporcionar al                 maestro tarros de tinta pura que venia del Occidente; dejaron la casa vacía y salieron cerrando su pasado. Se apropiaron de una reputación en donde le temían como un brujo. Wang-Fo apreciaba estas opiniones y diferencias que le permitían analizarlas expresiones de gratitud, de miedo o veneracion.

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