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ENSAYO TIPO SIMCE® ESCRITURA

Yilein DroguettEnsayo19 de Mayo de 2018

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Lengua y Literatura                                                                        8° básico

ENSAYO TIPO SIMCE® ESCRITURA

Nombre: _______________________________ Curso: ______ Fecha: ________

Lee el siguiente texto y responde las preguntas 1 a 6.

El mayor tesoro

Todas las mañanas, Nassan, un anciano de casi cien años, se levantaba muy temprano para contemplar el alba. Consideraba un regalo poder repetir ese sencillo ritual cada día. De hecho, el anciano estaba convencido de que su longevidad se debía, en parte, a la sana costumbre de madrugar más que el sol para presenciar su salida.

Nassan vivía en una sencilla tienda de tela y pasaba la mayor parte del tiempo cuidando su ganado. Un día, el anciano montó en su caballo y salió en busca de su rebaño de ovejas. Llevaba un rato cabalgando cuando se encontró con un chico sentado en el suelo, cabizbajo. Al llegar junto a él, Nassan le preguntó:

¿Te ocurre algo, muchacho?

El chico levantó la cabeza y el anciano vio su mirada triste.

¿A mí? preguntó el joven. No, nada…

A ver, cuéntame. Las penas compartidas no son tan pesadas.

¿Tú crees? ¿Cómo lo sabes? dijo el muchacho.

Por la experiencia que me han dado los años dijo Nassan.

Pues yo, por no tener, no tengo ni experiencia se quejó el chico. No tengo nada.

¿Qué edad tienes? quiso saber Nassan.

Doce años respondió el muchacho. Me llamo Bat.

 Pues ya tienes la experiencia de doce años, Bat.

Para lo que me sirve…

¿Qué te pasa? ¿Por qué hablas así? preguntó Nassan.

Mi vida es un desastre. Me he quedado solo en el mundo y no tengo ni un techo donde cobijarme se lamentó Bat.

Lo siento mucho dijo el anciano. Pero tienes toda la vida por delante, no deberías ver las cosas con tanto pesimismo.

¿Y cómo quieres que las vea? ¡Estoy solo y no tengo nada!

Yo, en cambio, veo que posees muchos tesoros.

¿Me estás tomando el pelo? exclamó Bat malhumorado.

No. Te repito que tienes muchos tesoros, y muy valiosos.

A ver, ¿cuáles son esos tesoros?

Escucha, Bat, te propongo un trueque dijo Nassan de pronto.

¿Un trueque? preguntó con asombro el chico. ¡Si no tengo nada para cambiar!

Entonces, Nassan le dijo muy serio:

Dame uno de tus ojos y yo te daré mi rebaño de ovejas.

¡Qué dices! ¡No cambiaría uno de mis ojos por nada del mundo!

Muy bien aceptó Nassan. Entonces, dame uno de tus brazos y yo te daré por él mi manada de caballos y la de camellos.

¡No, no! gritó el muchacho. ¡Por ningún precio vendería mi brazo!

Como quieras aceptó Nassan. Hablemos de una de tus piernas. Te ofrezco por ella mi tienda y todas las riquezas que guardo dentro.

¡No, no! volvió a gritar el muchacho. ¡Ni por todo el oro del mundo me desprendería de una de mis piernas!

Nassan se echó a reír.

¿De qué te ríes? le preguntó Bat.

Fíjate comentó el anciano, me dices que no tienes nada de valor… Pero cuando yo te ofrezco comprarte algo que es tuyo, te niegas en redondo. ¿No te das cuenta? ¡Es mucho más valioso lo que tienes tú que todas mis posesiones! Tienes salud y juventud. ¡Tú eres, en ti mismo, el mayor tesoro!

Bat abrió mucho los ojos al darse cuenta.

Tienes razón. He sido un necio, me siento avergonzado.

No, muchacho. No debes avergonzarte. Solo necesitabas que alguien te hiciera ver lo evidente.

Y tú lo has hecho. Te lo agradezco.

No me des las gracias, chico interrumpió Nassan. Y, por cierto, ¿estás seguro de que no quieres venderme uno de tus ojos?

¿Cómo? dijo Bat confundido.

¡Ahora sí que te estoy tomando el pelo! exclamó el anciano riéndose a carcajadas. Venga, ayúdame a reunir el rebaño de ovejas y después comeremos. ¡Hay mucho trabajo por delante!

Y montándose en su caballo, Nassan alargó la mano para ayudar a Bat a subir a la grupa. Luego, los dos se alejaron cabalgando por la vasta estepa de Mongolia.

Cuento popular mongol.

  1. ¿A qué tipo de personaje se asocia Nassan?

  1. Al sabio ermitaño.
  2. Al hechicero.
  3. Al pícaro.
  4. Al avaro.
  1. ¿Por qué Bat está apesadumbrado?  
  1. Porque se siente decepcionado.
  2. Porque desea vivir mucho tiempo.
  3. Porque no logra conformarse con nada.
  4. Porque siente que tiene muchas carencias.
  1. ¿Qué características tiene el narrador de este texto?  
  1. Fue testigo presencial de aquello que narra.
  2. Sabe todo lo que piensan los personajes.
  3. Participa indirectamente de los hechos.
  4. Repite aquello que escuchó de otros.
  1. ¿Qué palabra reemplaza a la destacada en el fragmento?

[pic 1]

Luego, los dos se alejaron cabalgando por la vasta estepa de Mongolia.        

  1. escasa
  2. extensa
  3. compleja
  4. imperceptible

  1. ¿Qué propone comprarle Nassan a Bat?
  1. El espacio que ocupa en la pradera.
  2. Su juventud que revitalizará al anciano.
  3. Su fuerza de trabajo que puede aliviar al anciano.
  4. Partes de su cuerpo que no había pensado valiosas.
  1. En el relato, ¿qué aspectos del carácter de Nassan se destacan?
  1. Su sabiduría y humildad.
  2. Su conocimiento y afecto.
  3. Su comprensión y entrega.
  4. Su amabilidad y sinceridad.

 


Lee el siguiente texto y responde las preguntas 7 a 11.

Rima XI

Yo soy ardiente, yo soy morena, 
yo soy el símbolo de la pasión; 
de ansia de goces mi alma está llena; 
¿a mí me buscas?
No es a ti, no. 

Mi frente es pálida; mis trenzas, de oro; 
puedo brindarte dichas sin fin; 
yo de ternura guardo un tesoro; 
¿a mí me llamas?
No, no es a ti. 

Yo soy un sueño, un imposible, 
vano fantasma de niebla y luz; 
soy incorpórea, soy intangible; 
no puedo amarte.
¡Oh, ven; ven tú!

Gustavo Adolfo Bécquer

  1. Considerando el poema, ¿qué versos expresan una exageración?
  1. “… soy incorpórea, soy intangible…”.
  2. Yo soy ardiente, yo soy morena…”.  
  3. “… ¿a mí me buscas? No es a ti, no”. 
  4. “… no puedo amarte. ¡Oh, ven; ven tú!”.
  1. ¿Qué representa el ser descrito en la segunda estrofa?
  1. Ingenuidad.
  2. Inocencia.
  3. Ternura.
  4. Pasión.
  1. ¿Qué quiere el ser que responde en el poema?
  1. Dejar de sentir amor.
  2. Reencontrar a su amada.  
  3. Tener un amor inalcanzable.
  4. Conocer a todas las mujeres.
  1. ¿Qué quiere decir la mujer con las siguientes palabras: “Mi frente es pálida; mis trenzas, de oro”? 
  1. Que tiene el cabello muy claro.
  2. Que sus trenzas son muy valiosas.
  3. Que es mejor que la mujer anterior.
  4. Que sabe lo que el hablante necesita.
  1. ¿Con qué finalidad se utilizan los guiones en el texto?
  1. Representar un diálogo.
  2. Aislar lo que dice un narrador.
  3. Separar información secundaria.
  4. Presentar una síntesis en cada estrofa.

Lee el siguiente texto y responde las preguntas 12 a 17.

Don Juan Tenorio

Acto IV

(Don Juan mira a Doña Inés.)

DON JUAN

Que os hallabais bajo mi amparo segura,

y el aura del campo pura libre por fin respirabais.

¡Cálmate, pues, vida mía! Reposa aquí,

y un momento olvida de tu convento la triste cárcel sombría.

¡Ah! ¿No es cierto, ángel de amor, que en esta apartada orilla

más pura la luna brilla y se respira mejor?

Esta aura que vaga llena de los sencillos olores

de las campesinas flores que brota esa orilla amena;

esa agua limpia y serena que atraviesa sin temor

la barca del pescador que espera cantando al día,

¿no es cierto, paloma mía, que están respirando amor?

Esa armonía que el viento recoge entre esos millares

de floridos olivares, que agita con manso aliento;

ese dulcísimo acento con que trina el ruiseñor

de sus copas morador llamando al cercano día,

¿no es verdad, gacela mía, que están respirando amor?

Y estas palabras que están filtrando insensiblemente

tu corazón ya pendiente de los labios de don Juan,

y cuyas ideas van inflamando en su interior

un fuego germinador no encendido todavía,

¿no es verdad, estrella mía, que están respirando amor?

Y esas dos líquidas perlas que se desprenden tranquilas

de tus radiantes pupilas convidándome a beberlas,

evaporarse, a no verlas, de sí mismas al calor;

y ese encendido color que en tu semblante no había,

¿no es verdad, hermosa mía, que están respirando amor?

¡Oh! Sí, bellísima Inés espejo y luz de mis ojos;

escucharme sin enojos, como lo haces, amor es:

mira aquí a tus plantas, pues, todo el altivo rigor

de este corazón traidor que rendirse no creía,

adorando, vida mía, la esclavitud de tu amor.

DOÑA INÉS

Callad, por Dios, ¡oh, don Juan!, que no podré resistir

mucho tiempo sin morir tan nunca sentido afán.

¡Ah! Callad por compasión, que oyéndoos me parece

que mi cerebro enloquece, arde mi corazón.

¡Ah! Me habéis dado a beber un filtro infernal, sin duda,

que a rendiros os ayuda la virtud de la mujer.

Tal vez poseéis, don Juan, un misterioso amuleto

que a vos me atrae en secreto como irresistible imán.

Tal vez Satán puso en vos: su vista fascinadora,

su palabra seductora, y el amor que negó a Dios.

¿Y qué he de hacer ¡ay de mí! sino caer en vuestros brazos,

si el corazón en pedazos me vais robando de aquí?

No, don Juan, en poder mío resistirte no está ya:

yo voy a ti como va sorbido al mar ese río.

Tu presencia me enajena, tus palabras me alucinan,

y tus ojos me fascinan, y tu aliento me envenena.

¡Don Juan! ¡Don Juan!, yo lo imploro de tu hidalga compasión:

o arráncame el corazón, o ámame porque te adoro.

DON JUAN

(La mira con ternura.)

¿Alma mía! Esa palabra cambia de modo mi ser,

que alcanzo que puede hacer hasta que el Edén se me abra.

No es, doña Inés, Satanás quien pone este amor en mí;

es Dios, que quiere por ti ganarme para Él quizás.

No, el amor que hoy se atesora en mi corazón mortal

no es un amor terrenal como el que sentí hasta ahora;

no es esa chispa fugaz que cualquier ráfaga apaga;

es incendio que se traga cuanto ve, inmenso, voraz.

Desecha, pues, tu inquietud, bellísima doña Inés,

porque me siento a tus pies capaz aún de la virtud.

Sí, iré mi orgullo a postrar ante el buen Comendador,

y o habrá de darme tu amor, o me tendrá que matar.

DOÑA INÉS

¡Don Juan de mi corazón!

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