El Diaario Deuna Marqueza
Enviado por BALLATO • 24 de Febrero de 2014 • 391 Palabras (2 Páginas) • 438 Visitas
El diario de una marquesa
El elegante cochero cerró las puertas de nuestra diligencia.
Todo en regla, un latigazo a las mulas ¡y adelante hacia la ciudad de México!
Los caminos son muy malos.
Todo se rompe, ya que las mulas que cargan nuestros baúles los zarandean al compás desigual de su trote.
Se reventó una de nuestras maletas y su contenido fue a dar a una barranca.
¡Cuántos vestidos echados a perder!
Rumbo a México viajábamos con gran miedo por las historias de asaltos terribles.
Cuentan que los bandidos, escondidos entre las desnudas rocas, caen de repente como zopilotes.
El silencio de los caminos se rompe con los gritos temerosos de los viajeros.
¡Ladrones! ¡Ladrones!
Cuando Puebla estuvo a la vista, nos volvió el alma al cuerpo.
Puebla es una ciudad muy bonita, pero parece que está siempre dormida.
El Pico de Orizaba, con su blanco gorro de dormir, se eleva como un guardián en la región.
Llegamos a las alturas desde donde se contempla el inmenso Valle de México.
Blanco, José Joaquín; Burr, Claudia y Morales, Luis Gerardo. El Diario de una Marquesa. México-SEP, 2004.
El diario de una marquesa
El elegante cochero cerró las puertas de nuestra diligencia.
Todo en regla, un latigazo a las mulas ¡y adelante hacia la ciudad de México!
Los caminos son muy malos.
Todo se rompe, ya que las mulas que cargan nuestros baúles los zarandean al compás desigual de su trote.
Se reventó una de nuestras maletas y su contenido fue a dar a una barranca.
¡Cuántos vestidos echados a perder!
Rumbo a México viajábamos con gran miedo por las historias de asaltos terribles.
Cuentan que los bandidos, escondidos entre las desnudas rocas, caen de repente como zopilotes.
El silencio de los caminos se rompe con los gritos temerosos de los viajeros.
¡Ladrones! ¡Ladrones!
Cuando Puebla estuvo a la vista, nos volvió el alma al cuerpo.
Puebla es una ciudad muy bonita, pero parece que está siempre
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