El Pais De La Canela

ESPAÑA DEJA SU HUELLA

En el contexto histórico que plantea William Ospina en el libro “el país de la canela”, se muestra como Cristóbal busca en América la herencia que su padre le ha dejado. De la cual el tenia conocimiento a través de unas cartas que él le enviaba desde América, donde le narraba sus aventuras.

Además de esto Cristóbal cuando viaja a América, se encuentra con todas aquellas maravillas que su padre le contaba en cada historia y aunque los lugares se en contrataban un poco demacrados él se los imaginaba con el mismo fulgor que su padre describía en cada letra y en cada trazo que hacia.

Cuando William Ospina relata cada historia, a través de los ojos de Cristóbal, nos muestra el valor de nuestra tierra, el como los españoles con su avaricia y lujuria se aprovecharon del oro y los indígenas que en su inocencia los obedecían y que algunos en su rebeldía les daban la batalla hasta ser asesinados o esclavizados.

Como vemos las experiencias que los españoles vivían acá, marcaban nuestra historia además de que su llegada marco la característica que nos hace únicos, la combinación de nuestra raza, el hecho de que nuestra sangre pura se combinara con una de mayor fuerza (la africana) para poder sobrevivir a las exigencias que los españoles nos imponían.

Sin mencionar muchas de las cosas que ellos nos enseñaron como sus creencias, o su lenguaje, el cual no basta decir que fue impuesto y no solo eso también estuvo su religión, aunque España dejara una huella de gran valor en nosotros, también nos dejo el sufrimiento y el ver como ellos renovaban nuestra cultura por el simple hecho de que tenían el poder que habían ganado con el oro que se llevaban.

Solo basta concluir que nuestra importancia en la historia esta basada en el sufrimiento y la colonización que bien sea se dio por las herencias que muchos decían que les pertenecían, o por que los españoles se encargaron de mostrarnos como unos objetos de hacer dinero y obtener el oro con mayor facilidad sin contar las especias que también nos eran hurtadas.

...