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El Pais De La Canela


Enviado por   •  27 de Marzo de 2013  •  2.890 Palabras (12 Páginas)  •  693 Visitas

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BIOGRAFIA

William Ospina nació en Padua, Tolima 2 de marzo de 1954, es un poeta, ensayista y novelista colombiano. Hijo de Luis Ospina e Ismenia Buitrago, nació en Padua, hermano de Jorge Luis Ospina, Ludivia Ospina, Nubia Ospina, Patricia Ospina y Juan Carlos Ospina. Terminó el bachillerato en el Colegio San José de Fresno e ingresó a la facultad de Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Santiago de Cali, pero se retiró en 1975. Se dedicó al periodismo y la literatura; también trabajó en publicidad

Vivió en Europa con su hermano Jorge Luis entre 1979 a 1981, y viajó por Alemania, Bélgica, Italia, Grecia y España regresando a Colombia en 1981 y se radica en Bogotá.

En 1982 ganó el Premio Nacional de Ensayo de la Universidad de Nariño, Pasto, con el ensayo Aurelio Arturo, la palabra del hombre. En 1986 publicó su primer poemario: Hilo de Arena. Fue redactor en la edición dominical de diario La Prensa de Bogotá de 1988 a 1989.

Escribió ensayos sobre Lord Byron, Edgar Allan Poe, León Tolstói, Charles Dickens, Emily Dickinson, las mil y una noches, Alfonso Reyes, Estanislao Zuleta, literatura árabe, la brujas de Macbeth. En 1992 obtuvo el primer Premio Nacional de Poesía del Instituto Colombiano de Cultura. El 13 de julio de 1993 fundó junto a 10 profesionales de distintas áreas la prestigiosa Revista Número, publicación colombiana de circulación trimestral cuyo propósito es la promoción de la cultura.

En 1999 recibió el Doctorado Honoris Causa en Humanidades de la Universidad Autónoma Latinoamericana, de Medellín, y en 2005 el Doctorado Honoris Causa en Humanidades de la Universidad del Tolima. William Ospina está considerado como uno de los poetas y ensayistas más destacados de las últimas generaciones y sus obras son mapas eruditos de sus amores literarios, acompañados de declaraciones ideológicas sobre la historia y el mundo moderno.

En el año 2005 publicó su primera novela Ursúa. Pedro de Ursúa, conquistador español fundador de la ciudad colombiana de Pamplona. Un verdadero testimonio dramático de la colonización. En 2008 escribió su novela “El país de la canela” con la cual continúa su ambiciosa saga novelesca sobre la conquista española del continente Americano. Esta vez la narración se centrada en la expedición que descubrió y recorrió por primera vez el río Amazonas. Una expedición que partió del Perú –organizada y dirigida al inicio por Gonzalo Pizarro– y cuya finalidad era encontrar un fabuloso lugar en medio de la selva, con "interminables bosques de canela".

Con su novela El país de la canela gano el Premio Rómulo Gallegos, galardón que otorga el Gobierno venezolano desde 1967. Lo recibió en Caracas, el domingo 2 de agosto de 2009.

PRINCIPALES PLANTEAMIENTO

La historia del país de la canela narra la vida de un joven llamado Cristóbal de Aguilar; explorador nacido en la española de madre indígena y padre península quien a los doce años recibe una carta de Amaney, su nodriza en aquella carta se reflejaba el trazado de una ciudad de leyenda y de mucha riqueza que después de leerla a esa edad no le importó la riqueza. Solo le embrujaba el relato de la ciudad, la simetría de los templos, el poder de los reyes embalsamados, los canales sonoros, las murallas dentadas, la ciudad, dilatada junto al abismo, apagándose como un sol en medio de hondas cordilleras. Se grabó en su mente la ciudad fantástica pero envolviendo la imagen de su padre, que había sido uno de sus destructores

Su padre era socio del Marqués Francisco Pizarro, por lo cual le correspondieron indios, tierras y minas, pero también esperaba su fracción en metálico, el oro arrebatado a los muertos de esas tierras. Pero un día en su mina profunda dé las montañas, el derrumbe de un túnel sepultó su padre con muchos de los indios que se afanaban a su servicio. Fue a la edad de 15 años que se enteró de la muerte de su padre fue algo difícil pues la única que quedaría a su lado serian su nodriza. A los diecisiete años le revelaron que el ingenio de azúcar que constituía su única herencia estaba a punto de quiebra. No se sabe si fue causa de malos negocios del regidor, o por los bandazos de las guerras y del comercio, o los asaltos de los piratas franceses, lo cierto es que el negocio que los había sostenido por años estaba carcomiendo la ruina. Fue entonces cuando le volvió el recuerdo de aquella carta leída tiempo atrás. Entonces entendió la razón por la cual su padre la había escrito el padre quería que supiera de las grandes riquezas que obtuvo en Quzco, que tuviera alguna noción de la parte que le correspondía, al enviarle la carta quería darle a entender que él era el objeto de sus preocupaciones, que tenía derecho a sus propiedades y riquezas fue entonces así que a sus 17 años se decide viajar a Perú a la tierra explicada en la carta para reclamar todo el oro que había heredado de su padre. Al llegar allá primero visita la tumba de su padre y luego parte a buscar su herencia pero es allí cuando descubre que su padre murió antes de que repartieran su herencia se da cuenta que sería difícil que alguien respondiera por ella. Entonces busca a Gonzalo Pizarro, quien en esos tiempos se prepara para una expedición en busca del país de la canela. Él tenía como todos la esperanza de que hubiera canela en el nuevo mundo y cuando pudo dio a probar a los indios bebidas con canela, para ver si la reconocían. Un día indios de la cordillera le contaron que al norte, más allá de los montes nevados de Quito, girando hacia el este por las montañas y descendiendo detrás de los riscos de hielo, había bosques que tenían canela en abundancia. Cuando corrió la voz de que lo que nos esperaba tras las montañas no era un pequeño bosque sino todo un país de caneleros, el delirio dominó a los soldados.

Al encontrarse Cristóbal con Gonzalo Pizarro este le dice que promete pagar la deuda si lo acompaña a una expedición en la cual intenta llegar a un supuesto país rico en árboles de canela “No hay que olvidar que entonces la canela, las especies en general, tenían casi tanto valor como el oro”

La expedición de la canela se proyecta como una épica de conquista y por consiguiente de dimensiones extraordinarias. Sin embargo, esta no resulta ser la empresa que estos conquistadores tenían en mente: los elementos y la desacertada comunicación entre guías y españoles arrojan al fondo del fracaso la tarea exploratoria. Se baten entre los fríos vientos de los picos andinos más escarbados; la incertidumbre de encontrar el anhelado país que no se divisa, carcome la moral de los soldados. Los alimentos disminuyen críticamente. La furia de Gonzalo Pizarro aumenta y su

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