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El Periquillo Sarniento


Enviado por   •  22 de Octubre de 2012  •  2.771 Palabras (12 Páginas)  •  1.128 Visitas

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Tema: El periquillo sarniento

Consignas:

1) Elabore un breve texto atendiendo a las principales características de la picaresca. En especial, la construcción de su personaje, el lenguaje o registro, el público lector al que está destinado.

La novela picaresca no nos habla de una vida teñida de portentos, heroísmos, hazañas, sino más bien de la rutina monótona de cada día, las dificultades de los momentos y los sucesos, y la inesquivable incomodidad de la ciudad de la gente donde habita y de las gentes que trata con sus aristas y manías. Esta nació como parodia de las narraciones idealizadoras del Renacimiento, las epopeyas, los libros de caballerías, la novela muy sentimental o la novela pastoril.

El pícaro descubre el vivir desde dentro, pero compartiendo la permanente influencia de otras vidas sobre la propia. Y en las otras vidas no son precisamente ni los santos ni los héroes los que más abundan. Esto es lo que se exagera en dichas novelas: el delito, la aventura, los viajes sin fin, o las preocupaciones moralistas; el pícaro pareciera no estimar la vida terrenal.

Este género tiene como personaje central al pícaro de muy bajo rango social o estamento y descendiente de padres sin honor abiertamente marginados o delincuentes. La obra versará en torno a una vida vulgar, en los que no se van a encontrar arranques de heroísmo o de santidad, el protagonista siempre se encontrará sujeto a su noluntad, gran rasgo del pícaro. Este es el carácter que lo define y lo diferencia en contraste con los demás personajes literarios, tanto españoles como europeos. Es un vagabundo, un hombre que se lanza al sol y al aire de los caminos, dispuesto a buscarse en la revuelta de los mismos la contingencia que lo sostenga sobre esta tierra, en resumen se perfila como un antihéroe: el contrapunto al ideal caballeresco.

La forma consagrada de narración que adopta la novela picara es la falsa autobiografía: el personaje habla en primera persona y narra su ascendencia, su educación, sus primeros pasos, el fluir de su vida, condicionada constantemente por el medio hostil. Lo que da consistencia a la novela es la circunstancia del pícaro de ser vivido todo por el mismo personaje. Es decir, el pícaro aparece desde una doble perspectiva: como autor y como actor. Como autor se sitúa en un tiempo presente que mira hacia su pasado y narra una acción cuyo desenlace conoce de antemano.

Aunque el pícaro intenta mejorar su vida, fracasa siempre y siempre será un pícaro. Por ello las cosas y los sucesos no tienen concatenación alguna, son puros azares, como la vida. Esto hace que la estructura de la novela tenga pocos esquemas preconcebidos, quizás muchos capítulos podrían ser suprimidos sin que la economía total sufriera. Pero lo notable es que de todos los episodios se desprende una evidente actitud moralizadora; pareciera que el personaje diera cuenta del conjunto de estos episodios para apoyarse en la larga experiencia (suele hablar ya viejo), cuando se ve de vuelta de las cosas y las gentes. Se puede ver una filosofía de tipo practicista, que no expone cuidadosamente ni detalladamente, sino que se desprende de la actitud general ante los hechos: la sociedad es criticada en todos sus estratos.

En lo referente al público lector para el cual la picaresca está dirigida, es básicamente el pueblo analfabeto: como lo demuestra el registro local que asumen los personajes, facilitando de este modo su verosimilitud.

2) A partir de los fragmentos de la obra de Fernández de Lizardi, cómo aparece caracterizada la sociedad en relación con el derecho a la justicia y al bienestar.

El autor sitúa la obra durante los últimos años de la Colonia, lo que duró la guerra de Independencia y los primeros del México independiente, aproximadamente, por los años de 1771 a 1773 en el país de México, capital de la América Septentrional, en la Nueva-España. En una época donde la mayoría de la población era analfabeta y caracterizada por una rígida organización y distinción de las clases sociales: la nobleza, el clero y la iglesia, teniendo esta última mucho poder.

La nobleza estaba perfectamente consciente de la importancia de mantener las apariencias, ante su constante obsesión de ser percibidos como auténticos hidalgos. Las normas y valores nobiliarios les servían para regir su actuación, ya fuera en calidad de seres públicos o privados.

La alta nobleza y el alto clero ostentaban la supremacía social y política, al intervenir ampliamente en el ejercicio del poder virreinal, gozando de un tácito monopolio sobre los cargos públicos más importantes. En cuanto al clero, éste tenía derechos con claros beneficios económicos ya que estaba exento de embargo de bienes y encarcelamiento por deudas. En todo caso, el mayor interés para los miembros de las instituciones eclesiásticas era disfrutar del fuero o jurisdicción especial.

Además, la iglesia ejercía como instrumento de control: sometía el pensamiento y la obra educativa a las reglas de conducta sancionadas por ella misma. En principio, buscaba el perfeccionamiento de la moral y las costumbres —por ejemplo, a través de la indumentaria como signo visible de respeto moral y de la filiación jerarquizada de la sociedad estamental—, así como la educación religiosa mediante la predicación, la catequesis y la defensa de la doctrina católica frente a los ataques reformadores.

En el periquillo se plasma una crítica a las instituciones, y se aplican los valores morales de la clase rica. Esta novela sigue los modelos neoclásicos en los que la intensión de la literatura es ser útil a la sociedad, reformar el poder político y educar al pueblo ignorante, culpa a la iglesia de la ignorancia del pueblo, se manifestaban en contra de la superstición y el fanatismo, porque a Lizardi, como escritor ilustrado, le preocupaban la independencia, la reforma del estado eclesiástico y la libertad de imprenta.

3) A partir de los fragmentos de la obra de Fernández de Lizardi, comente la construcción de espacios –instituciones públicas o ámbitos privados – en los que suceden las acciones de los personajes.

Un enfoque sobre el hospital según la mirada de Michel Foucault referidos a la medicina (Foucault, 1979), lo identifica como un instrumento de supervisión por parte de la profesión médica sobre el conjunto de la profesión urbana. Esta forma de intervención se generaliza a partir del siglo XVIII y es cuando se inicia un movimiento del significado social del hospital: de centro de confinamiento, asilo o castigo, se intenta convertirlo en institución terapéutica. En el periquillo los hospitales operaban como instrumentos de caridad y expiación de culpas, pero no se debe olvidar que su función primaria era de contribuir al orden urbano.

En la novela, el Dr. Purgante representa a los médicos ignorantes de fines de la colonia: este no estaba inscripto en “medicina”, sino que, la practicaba por capricho, practicaba los purgantes para curar todo tipo de enfermedades. El pueblo toleraba ese método curativo porque creía en la autoridad del galeno sobre la materia, pero ignoraba que Purgante estaba en complicidad con el boticario para sacar provecho a través de la venta de recetas, ejerciendo así un poder absoluto sobre los enfermos. Foucault dice al respecto:

El objetivo de estas luchas son los efectos del poder como tales. Por ejemplo, no se critica la profesión médica esencialmente por ser una empresa lucrativa, sino porque ejerce un poder incontrolado sobre los cuerpos, la salud de los individuos, su vida y su muerte. (El sujeto y el poder: 230)

Otro enfoque es sobre los espacios represivos: las cárceles, un espacio del que se apropian las clases bajas. Pero, que no por ello estaban exentos de la “vigilancia y castigo” del Estado: este los explotaba para sacar provecho ilícito de ellos (soplones, cuotas, etc.), lo que Foucault denomina “delincuente útil”. (Vigilar y castigar: 285)

Sin embargo, para el criminal de esa época (ladinos, tunantes, picaros) la cárcel cumplía dos funciones: por un lado, era un lugar seguro para resguardarse y obtener alimento y por otro, el espacio en el que él se podía explayar con total libertad, sin recibir castigo por ello. Entre los hábitos carcelarios era común que los presos de las clases bajas fuesen los dueños del espacio, tomando revancha sobre los presos de las clases más altas a través del escarnio, del hurto y de las trampas en el juego, sin ningún temor de represión.

En el periquillo, los presos le roban las pertenencias que le dejara don Antonio. Y mediante su habilidad y fullería en el juego (Periquillo dice que se juega más en la cárcel que en la calle), los leperos se ponen en clara ventaja sobre su “inocente” compañero de prisión.

En otras palabras, Periquillo oscila entre el papel del señor y del sirviente: estando en el primero, asume la crueldad y el despotismo del señor y, cuando su condición es de marginado, expone la socarronería como forma de supervivencia.

4) A partir de los fragmentos de la obra de Fernández de Lizardi, revise los giros populares, voces indígenas, dialectos y jergas utilizadas ¿Aparecen? ¿Cuándo? ¿Qué reflexión le merece?

El autor parece escoger a un personaje que representa la sociedad de México de principios de siglo XIX, esto da a la obra un toque local dentro de los que el léxico adquiere una gran importancia. Hombres y mujeres de todas clases aparecen en el periquillo, a veces, sin más función, como ocurre con algunos de los amos que en el Tomo III de la obra se suceden, que la de representar al colectivo al que pertenecen.

A través de los diferentes registros que se nos presenta Lizardi hace verosímiles ambientes tan disimiles entre sí como: tabernas, hospitales, tugurios, iglesias, mostrando de este modo un gran dominio de diferentes jergas y hablas populares, resultándonos creíbles.

El Periquillo incorpora como elementos nuevos la temática mexicana, imponiendo la defensa de los valores autóctonos y de crítica social, hace uso de los dichos populares, sentencias y anécdotas con un tono humorístico y satírico. Asimismo, intercala palabras indígenas, se rebela en contra del arte del buen decir, y emplea el vocabulario del pueblo, pletórico de expresividad.

En el Capítulo III (segundo tomo), que lleva por título: Prosigue Periquillo contando sus trabajos y sus bonanzas de jugador; podemos dar cuenta de la relevancia que tiene el uso apropiado de un registro en la conversación que mantiene Periquillo con Januario: “se conoce que hasta fuiste un tunante a medias, pillo decente y trillado y zángano vergonzante. En efecto, ignoras todavía muchos de los términos más comunes y trillados de la dialéctica leperuna (…)”

Ghio y Fernández definen al dialecto “por lo que una persona habla (habitualmente), y está determinado por quién es esa persona” (2005: 30). Entre si los dialectos no difieren semánticamente sino que lo hacen por sus rasgos fonológicos y léxico-gramaticales. Estas variaciones expresan la jerarquía y la estructura de una sociedad. Nunca se resumen los dialectos a una única variedad estándar porque las distintas jerarquías de la sociedad no son abolidas. Factores que motivan distinciones dialectales son la clase social o la posición social que ocupa el individuo, el género y el espacio físico de nacimiento o adopción.

En momentos de conflicto social, dialectos no estandarizados, que responden a los sectores no dominantes en el conflicto, pueden convertirse en lenguajes de oposición y de protesta, como se aprecia en el utilizado por Lizardi. Estas variaciones se convierten en “antilenguaje” que expresan una forma de resistencia o en “lenguajes oprimidos”, es decir, lenguajes pertenecientes a grupos sometidos a la discriminación o la opresión político-social.

5) A partir de los fragmentos de la obra de Fernández de Lizardi, pondere la construcción del personaje principal en torno al juego de las apariencias, los dobleces o identidades fingidas.

El personaje se debate entre definir su individualidad y a la vez integrarse a un grupo determinado, sujetándose por ende un sistema de valores, creencias, actitudes y comportamientos compartidos y trasmitidos por la familia, la escuela, la iglesia; de alguna manera armar la identidad social que le servirá para sus propósitos, recurriendo a la indumentaria, la casa y la alimentación entre otras.

A lo largo de los capítulos según la instancia que le toca vivenciar el personaje adopta diferentes roles y que, al ser descubierto y por ende perder efectividad, ocasiona que este busque un nuevo escenario con diferente audiencia para iniciar la parodia otra vez, recurriendo a las técnicas actorales. Es por ello que al vestir diferentes hábitos, Periquillo lleva una indumentaria social acorde y con diferentes situaciones, a la que añade los accesorios necesarios para funcionar en determinado ambiente: Periquillo va regulando su conducta y aspecto conforme la estructura del lugar en que se encuentre.

El pícaro tendrá que asumir y convencer de que es aquél que pretende simular, y el éxito radica en el modo en que lo haga. Para sobrevivir asume la identidad que mejor convenga al momento, teniendo siempre en mente cómo puede ascender socialmente

El periquillo actúa también como una vitrina donde se aprecian indumentaria y ornamentos. En una sociedad que determina la posición social a través del reconocimiento de símbolos, los individuos son descritos según su aspecto físico y vestimenta: la ropa tiene un lenguaje propio que habla por el sujeto, dejando en los demás una indeleble impresión. Cierta ropa provoca una determinada reacción, según el contexto; puede provocar rechazo y burla, o bien aceptación y admiración. La indumentaria va a aparejada con el estamento social y por eso el simulador toma este factor muy seriamente para su éxito como farsante. Explica que los pícaros manipulan su aspecto para adaptarse al entorno, según la impresión que quieran causar con el artificio.

Según su indumentaria, puede constatar el éxito de sus empresas, con la ropa adecuada, Periquillo se proyecta en cada papel que interpreta: de Purgante aprendió hipocresías, trampas, trucos y falsas curaciones de los charlatanes que se hacen pasar por médicos.

6) Después de desarrollar las consignas anteriores, ¿aseguraría que El periquillo sarniento pertenece a la picaresca? Sí, no, por qué.

La novela en México nació guardando cierto parecido con la novela española: en parecerse a la novela picaresca, en aparecer narrada en primera persona, en presentar una serie de aventuras en las que los “antihéroes” pasan de oficio en oficio y de un patrón a otro. Pero, difiere de la novela española en que Lizardi continúa con las ideas del siglo XVIII, y en que Periquillo no se presenta precisamente como un pícaro sino como un débil de carácter influenciado por la sociedad de masas de su época: el protagonista no es responsable de sus desgracias; lo es la inadecuada educación recibida que junto con las malas influencias, lo empuja a una vida sin dirección moral.

Estamos ante un autor-personaje y hablante que se caracteriza por una personalidad discordante: a ratos es un pillastre insociable, y en otros momentos, manifiesta positivos sentimientos de solidaridad. Es como cualquier ser humano moral e inmoral, bueno y malo, sin que ninguno de estos extremos elimine al otro. El personaje principal es capaz de llevar a cabo las peores barbaridades, los peores desatinos (como violar y robar) e inmediatamente sentir remordimientos, centrados en los efectos nefastos de sus acciones. No traiciona a la gente que le muestra su buen fondo, sino que la admira. En sí mismo se desata la lucha entre la bondad y la maldad, predominando la primera.

Para concluir, podemos añadir que es diferente de las novelas españolas en el momento en que la obra de Lizardi avanza hacia el prerromanticismo con el empleo de lo sentimental, en la presencia de hombres ricos y virtuosos, en la condición que les tocaba vivir a las mujeres menos afortunadas, elemento empleado por Lizardi para llamar la atención sobre los males de esa sociedad.

BIBLIOGRAFIA

Fragmentos de: Fernández de Lizardi, José Joaquín. [1816] 1965. El periquillo sarniento. México, Porrúa.

Foucault, Michel (1979). Les Machines à guérir (aux orígenes de l´hôpital moderrne). Bruxelles: Pierre Mardaga.

Ghio, E. y María Delia Fernández (2005). Manual de lingüística sistémico funcional. El enfoque de M.A.K. Halliday y R. Hasan. Aplicaciones a la lengua española. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral. Caps. 1 y 2

Menéndez Pelayo, M. (1943). Orígenes de la novela en España. Madrid: Concejo Superior de Investigaciones Científicas.

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