El Romanticismo

El romanticismo

El Romanticismo es una manera de sentir y concebir la naturaleza, la vida y al hombre mismo. En general se puede decir que es una actitud vital que se manifiesta en todos los aspectos de la vida y sus formas, en el arte, la política, la religión, la literatura, la poesía, y la música entre otros.

Este movimiento cultural, literario y artístico nace en Europa a finales del siglo XVIII, (inicialmente en Inglaterra y en Alemania) y principios de siglo XIX en Francia donde tiene su mayor florecimiento y desde donde se extendería a España, Italia, Rusia entre otros.

El Romanticismo, renovó y enriqueció el limitado lenguaje y estilo del Neoclasicismo. Su principal característica fundamental es la ruptura de la tradición clasicista basada en un conjunto de reglas estereotipadas dando entrada a lo extravagante en el que la libertad autentica es su búsqueda constante y se expresaba a base de imágenes, en la literatura, en las ideas, en los sentimientos, en la expresión, buscando lo humano, lo nacional, lo heroico, lo divino y lo extraordinario.

También se dice del romanticismo que su originalidad no sólo está en la expresión literaria sino también en su forma de vestir, léxico, en sus actitudes frente a la vida, en sus relaciones sociales y principios relativos al amor, el matrimonio y la muerte del ser humano. Se considera a los contemporáneos retrasados en sus principios morales, sociales y artísticos, a estos se les llaman burgueses, tenderos y filisteos, de ahí, cierto tono anti burgués que estuvo presente con mayor o menor intensidad en la obra de un buen número de escritores románticos.

El romanticismo llevo a la exaltación del yo individual porque para el hombre romántico, el ideal de vida es el que permite la expresión de la personalidad de cada individuo, característica que se une al espíritu de rebeldía. Las ansias de libertad se traducen en un espíritu de rebeldía que se observa en numerosos personajes literarios, todos ellos aventureros y rebeldes. El romántico es libre y desde esa perspectiva personal debe enfrentar el mundo. La obra literaria también depende de esa visión y se manifiesta a través del lenguaje, que no sigue las normas de ordenación lógica y racional de los neoclásicos. El romántico deja en segundo plano las normas y permite la manifestación de una interioridad, en forma libre, atendiendo a su propia voz interior.

El artista romántico pretende lograr que también el receptor se refugie en otro mundo. Para ello hará que la imaginación del lector vague por los rincones de la fantasía y sea capaz de componer en su mente espacios y tiempos diferentes a los de la realidad.

Para el artista romántico, el paisaje es una proyección de su estado anímico, es decir un reflejo de su espíritu en el que la naturaleza es amiga y confidente de sus desventuras, amores desengaños y alegrías.

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