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“El arte es como un naranjo, que precisa un suelo y un clima para florecer y dar fruto” dijo un filósofo francés de nombre Hippolyte Taine


Enviado por   •  10 de Octubre de 2016  •  Ensayos  •  535 Palabras (3 Páginas)  •  295 Visitas

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“El arte es como un naranjo, que precisa un suelo y un clima para florecer y dar fruto” dijo un filósofo francés de nombre Hippolyte Taine, a mí; la lectura de El naranjo me llevo a redescubrir una parte de la historia de mí país, a plantearme preguntas que nunca me había atrevido a pensar, reconociendo lugares que he visto e imaginado climas y suelos hasta encontrar mi propio naranjo.

Entre todas las menciones de el árbol naranjo me di cuenta, de que hay nueve, más importantes que las demás, en esas nueve donde el significado del naranjo cambia con la historia; la primera es el naranjo de Aguilar en Yucatán, este naranjo llego con los españoles y era lo que le quedaba de español, como lo dice “La mostré como si por un minuto yo fuese el rey de oros: tenía el sol en mis manos. ¿Hay imagen que mejor refrende nuestra identidad que un español comiendo una naranja?”[1], el segundo naranjo es el de Martin primero, en la muerte de su padre, aquí el naranjo, cambia para pertenecer aunque sea solo en su “fresco aroma” a Martin primero que iba a comenzar la vida sin ir con su padre. El tercer naranjo es el que Cortes siembra en Acapulco,  y que al final del relato, queda como una semilla de intento fallido de reconciliación  entre los hermanos. El cuarto naranjo es el que Pablo de Megalópolis le pide que planten a Escorpión el Joven, lo plantan en el centro del patio, como el sol en el centro del sistema solar, y además adquiere más pertenencia porque las semillas llegaron desde Siria para terminar en roma y darle nombre e identificación a su círculo. El quinto naranjo es el de las mujeres en el sitio de Numancia, su naranjo representa espera y esperanza (que no son lo mismo pero casi), y sus frutos comparados con el sol en redondez y color, son usados como consuelo. Al final del relato, el sexto naranjo es con el que sueña Cornelio Escorpión Emiliano, en el centro de la Numancia destruida, el naranjo se convierte en el único sobreviviente después de la guerra. En “Apolo y las putas”, el séptimo naranjo es con que sueña al final Apolo, que incluyéndolo a él, representa el mestizaje. Después en Las dos Américas, el octavo naranjo son los que siembra Colón, que dice tan parecidas a el sol, que a el sol le daba envidia, es el final de la transformación, el naranjo es tan grande que ya no le estorba la sombra de identidad española, reúne sensaciones, y recuerdos del pasado, dado la vuelta a él origen en el noveno naranjo, cuando al final del texto Colón regresa a su hogar en Toledo cantando: “Abriré de nuevo la puerta del hogar, Plantaré de nuevo la semilla del naranjo.”[2] El naranjo regresa a España después de todo un viaje por América Latina por lo que no es el mismo que al principio sino que este, simboliza el tiempo, infinidad de sensaciones, culturas y raíces, nueve círculos, nueve naranjos, nueve cambios.

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