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El paso a la alta cultura y los primeros testimonios de la palabra mesoamericana


Enviado por   •  30 de Junio de 2015  •  Ensayos  •  599 Palabras (3 Páginas)  •  245 Visitas

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El paso a la alta cultura y los primeros testimonios de la palabra mesoamericana

A lo largo de las costas del golfo de México, en el territorio limítrofe entre los actuales Estados de Veracruz y Tabasco, prosperó el núcleo original de los olmecas, las gentes de la región del árbol del hule o caucho. En opinión de los arqueólogos, los olmecas se hacen acreedores al título de iniciadores de la alta cultura madre en Mesoamérica. Reveladoras han sido las excavaciones hechas en los sitios que hoy se nombran La Venta, Tres Zapotes, San Lorenzo, Los Tuxlas y otros. Al parecer, desde el segundo milenio a.C. comenzó a producirse allí extraordinaria transformación cultural. Abarcó ésta la edificación de centros que cabe describir como proto-urbanos, con conjuntos de construcciones planificadas. Incluyen éstas algunas pirámides, patios rectangulares rodeados por muros de columnas de basalto, esculturas de grandes proporciones, altares y sarcófagos tallados en piedra que hablan de un arte lapidario en extremo desarrollado. En varios de estos centros olmecas se han descubierto estelas en las que aparecen algunos de los primeros vestigios de inscripciones.

Sin embargo, la presencia ya indudable de registros calendáricos y otros de índole también jeroglífica, hasta donde lo permiten saber las investigaciones arqueológicas, procede de regiones en las que, con el paso del tiempo, ejercieron su influencia los antiguos portadores de la cultura olmeca. Entre los más antiguos testimonios mesoamericanos inscritos en piedra, sobresalen las inscripciones que se sitúan en la primera etapa del centro ceremonial de Monte Albán, en Oaxaca, con una antigüedad que se remonta a 600 a.C. Allí, en las llamadas estelas de los danzantes, están los primerísimos mensajes escritos, prenuncio de lo que llegó a ser la expresión de la palabra indígena. Tan sólo en parte descifradas esas inscripciones, incluyen registros de años y días, numerales, nombres de lugares, de caudillos y dioses, y probablemente también señalamientos de conquistas y portentos divinos2.

Comparando algunos de estos signos jeroglíficos con los que muchos siglos más tarde se siguieron empleando en la región central de México, entre otros por los mexicas o aztecas, encontramos que en varios casos puede percibirse una continuidad. Ejemplos de ello son el empleo de la imagen de un monte o cerro estilizado para denotar no ya tal accidente geográfico, sino la idea de una población o asentamiento humano. Otro elemento digno de ser mencionado es que, ya en esas manifestaciones tan tempranas de escritura en Mesoamérica, para expresar nombres de lugar, se incorporaron al referido glifo del cerro otros, delineados para significar el nombre que tenía el dicho asentamiento en particular. Una última muestra de la perduración de antiguos elementos de esa escritura que se vincula con los olmecas la tenemos en el empleo

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