Electricidad
paolach165 de Septiembre de 2014
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I. INTRODUCCIÓN
La electricidad es un fenómeno físico que hoy en día se ha vuelto tan indispensable para la humanidad, que muchas de nuestras actividades cotidianas y laborales son tan dependientes de esta misma. Casi todos utilizamos constantemente esta energía para poder prender diversos artefactos, así, cuando se quiere lavar la ropa, se prende la lavadora, cuando se quiere elaborar cualquier tipo de documento, se prende la computadora o cuando se quiere prender cualquier tipo de maquinaria se prende un motor, en su mayoría, casi todos los artefactos funcionan con electricidad, sin embargo muchos de nosotros hacemos uso de esta, de una manera desmesurada e inconsciente que no solemos darle el valor que se debería dar.
La presente Monografía está orientada a brindar la información más idónea y pertinente sobre el proceso evolutivo que ha tenido la electricidad, así mismo los objetivos son; dar a conocer y saber más sobre la historia de la electricidad y sus grandes representantes. Los temas que se abordarán serán la electricidad, su historia, los principios e inicios que tuvo esta misma en el siglo XVII, XVIII, XIX, XX Y XXI, así mismo se estudiarán, a los personajes más resaltantes que fueron dándole auge y apogeo a la electricidad, personajes tales como: Benjamin Franklin que utilizó la electricidad natural como principal atrayente para su invento “el pararrayos”, o al filósofo griego que fue uno de los pioneros en descubrir este fenómeno físico cuando pudo ver que frotando una varilla de ámbar con una lana, se obtenían pequeñas cargas que atraían pequeños objetos, y frotando mucho tiempo podía causar la aparición de una chispa.
En las siguientes líneas se podrá leer información sobre el proceso, instrumentos, experimentos y uso industrial que se fue dando a la electricidad.
Muchos hombres y científicos destacados, han dedicado sus vidas enteras al estudio de la electricidad es por ello que es menester que nosotros como sociedad, valoremos ese proceso y evolución por el cual ha pasado esta loable e indispensable fuente de energía.
II. MARCO TEÓRICO
A. LA ELECTRICIDAD
Es un fenómeno propio de la física cuya manifestación natural se da en los rayos y las descargas eléctricas producidas por el rozamiento en el funcionamiento de los sistemas nerviosos de los seres vivos. A su vez se denomina electricidad a la rama de la ciencia que la estudia y a la rama de la tecnología que la aplica. Desde, aproximadamente el año 1831, Faraday, científico célebre, descubrió la forma de producir corrientes eléctricas por inducción, esta forma de energía se ha convertido en la más importante en el desarrollo tecnológico debido a su facilidad de generación y al gran número de aplicaciones.
La electricidad tiene su origen en las cargas eléctricas, estáticas o en movimiento. Una carga eléctrica en reposo produce fuerzas sobre otras cargas. Si la carga eléctrica está en movimiento, produce también fuerzas magnéticas. Hay sólo dos tipos de cargas eléctricas, las positivas y las negativas. Las cargas eléctricas elementales son los protones, los electrones, responsables de la formación de los átomos, moléculas, pero también hay otras partículas elementales cargadas.
B. LA HISTORIA DE L ELECTRICIDAD
Cuando se hace mención de este enunciado, se está refiriendo al estudio y uso humano de la electricidad, al descubrimiento de sus leyes como fenómeno físico y a la invención de artefactos para su uso práctico.
El fenómeno en sí, fuera de su relación con el observador humano, no tiene historia; y si se la considerase como parte de la historia natural, tendría tanta como el tiempo, el espacio, la materia y la energía.
Una de sus raíces puede situarse aproximadamente en el año 600 a. C, cuando el filósofo griego Tales de Mileto pudo ver que frotando una varilla de ámbar con una, se obtenían pequeñas cargas que atraían pequeños objetos, y frotando mucho tiempo podía causar la aparición de una chispa. Cerca de la antigua ciudad griega de Magnesia se encontraban las denominadas piedras de Magnesia, que incluían magnetita. Los antiguos griegos observaron que los trozos de este material se atraían entre sí, y también a pequeños objetos de hierro. Las palabras magneto (equivalente en español aimán) y magnetismo derivan de ese topónimo.
La electricidad evolucionó históricamente desde la simple percepción del fenómeno, a su tratamiento científico, que no se haría sistemático hasta el siglo XVIII. Se registraron a lo largo de la Edad Antigua y Media otras observaciones aisladas y simples especulaciones, así como intuiciones médicas (uso de peces eléctricos en enfermedades como la gota y el dolor de cabeza) referidas por autores como Plinio el Viejo y Escribonio Largo, u objetos arqueológicos de interpretación discutible, como la Batería de Bagdad,2 un objeto encontrado en Irak en 1938, fechado alrededor de 250 a. C., que se asemeja a una celda electroquímica. No se han encontrado documentos que evidencien su utilización, aunque hay otras descripciones anacrónicas de dispositivos eléctricos en muros egipcios y escritos antiguos.
Esas especulaciones y registros fragmentarios son el tratamiento casi exclusivo (con la notable excepción del uso del magnetismo para la brújula) que hay desde la Antigüedad hasta la Revolución científica del siglo XVII; aunque todavía entonces pasa a ser poco más que un espectáculo para exhibir en los salones. Las primeras aportaciones que pueden entenderse como aproximaciones sucesivas al fenómeno eléctrico fueron realizadas por investigadores sistemáticos como William Gilbert, Otto von Guericke, Du Fay, Pieter van Musschenbroek (botella de Leyden) o William Watson. Las observaciones sometidas a método científico empiezan a dar sus frutos con Luigi Galvani, Alessandro Volta, Charles-Augustin de Coulomb o Benjamin Franklin, proseguidas a comienzos del siglo XIX por André-Marie Ampère, Michael Faraday o Georg Ohm. Los nombres de estos pioneros terminaron bautizando las unidades hoy utilizadas en la medida de las distintas magnitudes del fenómeno. La comprensión final de la electricidad se logró recién con su unificación con el magnetismo en un único fenómeno electromagnético descrito por las ecuaciones de Maxwell (1861-1865).
El telégrafo eléctrico (Samuel Morse, 1833, precedido por Gauss y Weber, 1822) puede considerarse como la primera gran aplicación en el campo de las telecomunicaciones, pero no será en la primera revolución industrial, sino a partir del cuarto final del siglo XIX cuando las aplicaciones económicas de la electricidad la convertirán en una de las fuerzas motrices de la segunda revolución industrial. Más que de grandes teóricos como Lord Kelvin, fue el momento de ingenieros, como Zénobe Gramme, Nikola Tesla, Frank Sprague, George Westinghouse, Ernst Werner von Siemens, Alexander Graham Bell y sobre todo Thomas Alva Edison y su revolucionaria manera de entender la relación entre investigación científico-técnica y mercado capitalista. Los sucesivos cambios de paradigma de la primera mitad del siglo XX (relativista y cuántico) estudiarán la función de la electricidad en una nueva dimensión: atómica y subatómica.
La electrificación no sólo fue un proceso técnico, sino un verdadero cambio social de implicaciones extraordinarias, comenzando por el alumbrado y siguiendo por todo tipo de procesos industriales (motor eléctrico, metalurgia, refrigeración...) y de comunicaciones (telefonía, radio). Lenin, durante la Revolución bolchevique, definió el socialismo como la suma de la electrificación y el poder de los soviets, pero fue sobre todo la sociedad de consumo que nació en los países capitalistas, la que dependió en mayor medida de la utilización doméstica de la electricidad en los electrodomésticos, y fue en estos países donde la retroalimentación entre ciencia, tecnología y sociedad desarrolló las complejas estructuras que permitieron los actuales sistemas de I+D e I+D+I, en que la iniciativa pública y privada se interpenetran, y las figuras individuales se difuminan en los equipos de investigación.
La energía eléctrica es esencial para la sociedad de la información de la tercera revolución industrial que se viene produciendo desde la segunda mitad del siglo XX (transistor, televisión, computación, robótica, internet...). Únicamente puede comparársele en importancia la motorización dependiente del petróleo (que también es ampliamente utilizado, como los demás combustibles fósiles, en la generación de electricidad). Ambos procesos exigieron cantidades cada vez mayores de energía, lo que está en el origen de la crisis energética y medioambiental y de la búsqueda de nuevas fuentes de energía, la mayoría con inmediata utilización eléctrica (energía nuclear y energías alternativas, dadas las limitaciones de la tradicional hidroelectricidad). Los problemas que tiene la electricidad para su almacenamiento y transporte a largas distancias, y para la autonomía de los aparatos móviles, son retos técnicos aún no resueltos de forma suficientemente eficaz.
El impacto cultural de lo que Marshall McLuhan denominó Edad de la Electricidad, que seguiría a la Edad de la Mecanización (por comparación a cómo la Edad de los Metales siguió a la Edad de Piedra), radica en la altísima velocidad de propagación de la radiación electromagnética (300.000 km/s) que hace que se perciba de forma casi instantánea. Este hecho conlleva posibilidades antes inimaginables, como la simultaneidad y la división de cada proceso en una secuencia. Se impuso un cambio cultural que provenía del enfoque en "segmentos especializados de atención"
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