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Ensayo Filosofico


Enviado por   •  18 de Agosto de 2011  •  908 Palabras (4 Páginas)  •  1.223 Visitas

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Una mirada equitativa.

El ser humano no tiene que ser clasificado por unos ser mas y otros ser menos, tener esto y no tener lo aquello; ya que cuando se conoce a alguien no importa si es blanco o negro, judío o musulmán, tan solo basta con saber que es un ser humano1; Walt Whitman. Se le da un grado de mayor importancia a la exterioridad de alguien y a veces sin dar cavidad alguna a la interioridad y a la igualdad entre todos.

Dado esto se presentan dos factores importantes, el primero es el color de piel; la sociedad o el individuo tiende a discriminar a aquella persona que en su piel lleva algo muy característico de sí mismo, su color, pero ¿por qué? es que acaso uno se siente más que otro al discriminar a una persona por el color de su piel, y si fuese así ¿de dónde se saca cierto grado de superioridad?; Madre Teresa de Calcuta2, o bien dijo en alguna ocasión Martin Luther King que no importaba el color de la piel haciendo referencia a que Dios no es racista. Por lo anterior si en un ser como Dios no existe el racismo tampoco debe existir en los seres humanos, y lo mismo sucede respecto a la superioridad de unos con otros, entonces así seremos seres iguales, el fijarse y distinguir dicha característica no debe impedir o importar al conocer a un ser humano.

En el segundo factor tenemos las diferentes religiones y rechazo hacia las mismas diferentes de la propia, que también influyen como el color de la piel en las relaciones sociales, generalmente las sociedades tienen como factor común su religión y creencia y se cierran a no conocer más personas de otra religión que le puedan aportar algo, así como lo hacen los de su propia comunidad; si un hombre de gran reconocimiento como el Dalái lama, teniendo en cuenta su religión budista dice: “Mi verdadera religión es la bondad. Si la practicamos en nuestra vida, no importa si sabemos mucho o poco, o si creemos en la próxima vida o no, en Dios o en Buda. En nuestra vida cotidiana tenemos que ser pasivos”3, esta pasividad es la que se debe manejar al momento de conocer a otro de distinta religión; siguiendo con este personaje agrega: “Tanto el creyente como el no creyente son humanos. Debemos tenernos un gran respeto mutuo”3. Tal cual lo dice él, son humanos, y el ser de otra religión y el creer o no, no les quita su condición común de ser seres humanos, ni mucho menos se hace un obstáculo para no conocer ni acercarse a alguien.

Y para terminar la Madre Teresa de Calcuta dice que: “Todos somos iguales y tenemos los mismos derechos. Si todos actuáramos de acuerdo con estos principios, la vida sería más bella para todos”2; de tal modo que no habría discriminación alguna y mucho menos grado de importancia al color de piel y la religión a la cual pertenezca el sujeto a conocer, porque somos personas, somos iguales, somos seres humanos!.

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