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Es que somos muy pobres - Cuento completo


Enviado por   •  9 de Noviembre de 2015  •  Apuntes  •  1.505 Palabras (7 Páginas)  •  128 Visitas

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Es que somos muy pobres

Juan Rulfo

PERSONAJES

Narrador: Gerardo Pérez carrisosa

El papa: Josué de Jesús miranda

1 hermana: Arturo nava duran

2 hermana: David Emanuel Castañeda García

La mama: García Norma angélica soto deciderio

La abuela: Eduardo Uriel Hernández Reséndiz

El señor: Edwin jhair Sandoval valencia

Vaca serpentina: Edwin jhair Sandoval valencia

 PAPA: Aquí todo va de mal en peor.

HERMANA (tacha) 1: si La semana pasada se murió mi tía Jacinta, y el sábado, cuando ya la habíamos enterrado a mi tía  y comenzaba a bajársenos la tristeza, comenzó a llover como nunca.

 NARRADOR: Todos estaban muy enojados y triste porque toda la cosecha de cebada estaba asoleándose en el solar. Y el aguacero llegó de repente, en grandes olas de agua, no pudieron  sacar ni un manojo;

ABUELA: lo único que Podemos  hacer, todos los de mi casa, es estar arrimados debajo del tejaban, viendo cómo el agua fría que caía del cielo quemaba aquella cebada amarilla tan recién cortada.

NARRADOR: cuando tacha había cumplido 12 años su papa le regalo una vaca, que hoy supieron que se la había llevado el  rio

(hermana 2,aparece dormida en su cama)

NARRADOR: hace 3 noches el rio se oía cada vez más fuerte el rio  que despertó que no podían dormir

HERMANA2 :se despierta asustada x ruidos del rio

HERMANA1 :que te pasa hermana

HERMANA 2: estaba muy dormido y, sin embargo y escuche un estruendo del rio me hizo despertar y pegar el brinco de la cama escuche como si hubiera estado derrumbando el techo de la casa.

ABUELA: ¿Qué pasa?

HERMANA 2: es que me despertó el sonido del rio

ABUELA: no te preocupes, ya pasara  pero  bueno ya duérmanse

NARRADOR: Cuando SE  levantaron en la mañana estaba llena de nublazones y parecía que había seguido lloviendo sin parar. Se notaba en que el ruido del río era más fuerte y se oía más cerca. Se olía, como se huele una quemazón, el olor ha podrido del agua revuelta.

HERMANA 1(SE FUE A ASOMAR AL RIO)

HERMANA 1:dios cada vez está subiendo más el rio por la calle y se está metiendo en la casa de la señora tambora

NARRADOR: La Tambora iba y venía caminando por lo que era ya un pedazo de río, echando a la calle sus gallinas para que se fueran a esconder a algún lugar donde no les llegara la corriente.

HERMANA 1: Ya no se ve nada el tamarindo que estaba en el solar de mi tía Jacinta, ahora ya no se ve ningún tamarindo

NARRADOR: En la tarde las 2 hermanas se fueron a ver  el amontonadero de agua que cada vez se hacía más espesa y oscura que pasa encima de donde está el poste Allí estuvieron  horas y horas sin cansarse de ver la cosa aquella. Después se subieron a la barranca, porque queríamos oír bien lo que decía la gente, pues abajo

 (A PARECEN LAS HERMANAS SUVIENDO A UNA BARRANCA )

HERMANA 2; ira tacha junto al río, hay un gran ruidosa y sólo se ven las bocas de muchos que se abren y se cierran y como que quieren decir algo; pero no se oye nada.

HERMANA1: mejor vamos a subimos por la barranca, donde también hay gente mirando el río y contando los perjuicios que ha hecho.

NARRADOR: Allí fue donde supieron  que el río se había llevado a la Serpentina, la vaca  de tacha su papá se la regaló para el día de su cumpleaños y que tenía una oreja blanca y otros colorados y muy bonitos ojos. Nadie sabía  o que le había ocurrido a la Serpentina pasar el río este, cuando sabía que no era el mismo río que ella conocía de a diario. La Serpentina nunca fue tan atarantada. Debe haber sucedido eso de que se durmió. Tal vez se le ocurrió despertar al sentir que el agua pesada le golpeaba las costillas.  (APARECE CUANDO LA VACA SE LA LLEVA EL RIO Y LA GOLPEA) Tal vez entonces se asustó y trató de regresar; pero al volverse se encontró entreverada y acalambrada entre aquella agua negra y dura como tierra corrediza. Tal vez bramó pidiendo que le ayudaran. Bramó como sólo Dios sabe cómo.

HERMANA 1: vamos a preguntarle a aquel señor si vio a la vaca

HERMANA 1: ( SE DIRIJE AL SEÑOR Y LE PREGUNTA)

-SEÑOR ¿usted  vio a una vaca serpentina  con su becerrito que se las llevo el rio?

SEÑOR: SI la vaca manchada pasó patas arriba muy cerquita de donde él estaba y que allí dio una voltereta y luego no volvió a ver ni los cuernos ni las patas ni ninguna señal de vaca. Por el río rodaban muchos troncos de árboles con todo y raíces

SEÑOR: yo  estaba muy ocupado en sacar leña,  que no me  podía fijar si eran animales o troncos los que arrastraba.

 HERMANA 2: no sabemos si el becerro está vivo, o si se fue detrás de su madre río abajo. Si así fue, que Dios los ampare a los dos.(LE DICE A SU HERMANA)

 NARRADOR: La apuración que tienen en la casa es lo que pueda suceder el día de mañana, ahora que Tacha se quedó sin nada. El papá con muchos trabajos había conseguido a la Serpentina, desde que era una vaquilla, para dársela a su hija , con el fin de que ella tuviera un capitalino y no se fuera a ir de piruja como lo hicieron mis otras dos hermanas, las más grandes

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(PAPA ESTA PLATICANDO CON SU HIJA)

HERMANA1: papa ¿Por qué  dices que mis hermanas se echaron a perder?

PAPA: éramos muy pobres en la  casa y ellas eran muy retobadas. Desde chiquillas ya eran rezongonas. Y tan luego que crecieron les dio por andar con hombres de lo peor, que les enseñaron cosas malas. Ellas aprendieron pronto y entendían muy bien los chiflidos, cuando las llamaban a altas horas de la noche. Después salían hasta de día. Iban cada rato por agua al río y a veces, cuando uno menos se lo esperaba, allí estaban en el corral, revolcándose en el suelo, todas encueradas y cada una con un hombre trepado encima, Entonces corrí a las dos. Primero les aguante todo lo que pude; pero más tarde ya no pude aguantarlas más y les di la  carrera para la calle. Ellas se fueron para Ayutla o no sé para dónde; pero andan de pirujas.

PAPA: por eso tenemos miedo a que pase lo mismo contigo tacha  que no quiero que  vaya a resultar como tus otras dos hermanas,

NARRADOR: al sentir que se quedó muy pobre vio su hija que ya no va a tener con qué entretenerse mientras le da por crecer y pueda casarse con un hombre bueno, que la pueda querer para siempre. Y eso ahora va a estar difícil. Con la vaca era distinto, pues no hubiera faltado quién se hiciera el ánimo de casarse con ella, sólo por llevarse también aquella vaca tan bonita.

MAMA: La única esperanza que nos quedaba es que el becerro esté todavía vivo. Ojalá no se le haya ocurrido pasar el río detrás de su madre. Porque si así fue, mi hija Tacha está tantito así de retirado de hacerse piruja. Y  yo no quiere que pase eso

MAMA: nose porque qué Dios  me  ha castigado tanto al darle unas hijas de ese modo, cuando en mi  familia, desde mi  abuela para acá, nunca ha habido gente mala. Todos fueron criados en el temor de Dios y éramos  muy obedientes y no le cometían irreverencias a nadie. Todos fueron por el estilo. Quién sabe de dónde les vendría aquel mal ejemplo.

NARRADOR: no se acuerdan. Le dan vueltas a todos sus recuerdos y no ven claro dónde estuvo su mal o el pecado de nacerles unas hijas tras otra con la misma mala costumbre. No se acuerdan. Y cada vez que piensan en ellas, lloran y dice: "Que Dios las ampare a las dos."

NARRADOR: la Tacha, que va como palo de ocote crece y crece y que ya tiene unos comienzos de senos que prometen ser como los de sus hermanas: puntiagudos y altos y medio alborotados para llamar la atención.

HERNAMA 1: le llenare los ojos a cualquiera dondequiera que me vean.

NARRADOR: Tacha llora al sentir que su vaca no volverá porque se la ha matado el río., esta con su  vestido color de rosa, mirando el río desde la barranca y sin dejar de llorar. Por su cara corren chorretes de agua sucia como si el río se hubiera metido dentro de ella.

(HERMANAS ABRAZANDOSE), (TACHA ESTA LLORANDO)

NARRADOR: De su boca sale un ruido semejante al que se arrastra por las orillas del río, que la hace temblar y sacudirse todita, y, mientras, la creciente sigue subiendo. El sabor a podrido que viene de allá salpica la cara mojada de Tacha y los dos pechitos de ella se mueven de arriba abajo, sin parar, como si de repente comenzaran a hincharse para empezar a trabajar por su perdición.

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