Fútbol y héroes

MITOS Y HÉROES

Comúnmente se entiende por héroe al personaje, real y/o ficticio, que se constituye, a través de sus acciones relatadas en el mito, no solamente en objeto de admiración, sino, y sobre todo, en un modelo a seguir en una sociedad determinada.

Entonces podemos preguntarnos si actualmente existen héroes que guíen nuestras acciones y, de ser así, cuáles son algunas de sus características.

Se puede indicar, sin temor a equivocarse, que a partir del siglo XX, el fútbol se ha convertido en el lugar de la epopeya por excelencia. No es difícil concebir al estadio de fútbol como un gran coliseo popular (200 mil espectadores en el antiguo Maracaná) donde los espectadores asisten activamente – como en un coro de Esquilo – a una batalla épica – entre dioses, semidioses y mortales – de noventa y tantos minutos en que aqueos y troyanos, Héctor y Aquiles, luchan incansablemente por la gloria.

De esta manera, Aquiles “el de los pies ligeros” se ha convertido en el D10S argentino “que rompe filas de guerreros” o defensores ingleses. Por supuesto, y a manera de salvar diferencias, el “hijo de Tetis” nunca antes estuvo tan cerca del pueblo como el “barrilete cósmico”, ni “el pelusa” tuvo nunca tan pocas debilidades como “el destructor de hombres”. Lo cierto es que ambos inspiraron a sus respectivos poetas, sea en la Ilíada o en la Bombonera.

El fútbol, considerado por varios intelectuales como un “opio del pueblo” no excluye a héroes de la democracia. Tal es el caso de Sócrates, jugador brasileño que organizó una protesta contra la dictadura de entonces cuando salieron con un cartel en sus espaldas que decía “Elecciones, ¡ya!”. Sócrates también fue fundamental en la toma de la dirigencia de su equipo, el Corinthians, por los jugadores. Fue así que varios cambios se llevaron a cabo, por ejemplo, se pagaba a todos sus jugadores en partes iguales y se fundó una asamblea donde eran los jugadores quienes tomaban todas las decisiones. El resultado, pese a los ataques constantes de los medios de comunicación, el equipo paulista salió campeón por dos años seguidos.  

También se dice que en el fútbol de hoy hay mucha simulación, hay muchos héroes cuya nobleza será difícil de olvidar en este sentido. Como el caso de Omar Lorenzo Devanni, que en una final, cuando el árbitro pitó una falta en el área en favor de Devanni, éste se levantó y confesó al árbitro que se había tropezado. El árbitro, señalándole el público, le hizo entender por su parte que no podía anular el penal. Devanni, que terminó por ejecutar el penal, pateó el balón a un costado de la cancha sellando de esta manera su ruina, pero también su gloria.    

Se dice que el fútbol es un vano entretenimiento, pero no es menos cierto que existen héroes en el fútbol que son modelos a seguir frente a graves problemas actuales. Tal es el caso del nigeriano Akeem  Omolade, jugador del Treviso de Italia en 2001, quien recibía constantes burlas racistas en los estadios italianos, salvo el día en que todos sus compañeros decidieron salir a la cancha con las caras pintadas de negro.

Para concluir podemos indicar que hoy el fútbol es un escenario predilecto para las acciones heroicas cuya lista y variedad sería interminable, piénsese por ejemplo en Barbosa u Obdulio Varela… lo cierto es que estas acciones son recordadas y reproducidas gracias a los poetas, relatores, periodistas, comentadores, en fin, que hacen del fútbol un mito que nunca se acaba de contar.

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