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GUION DE LA OBRA ELECTRA DE SOFOCLES


Enviado por   •  27 de Febrero de 2016  •  Resúmenes  •  2.345 Palabras (10 Páginas)  •  14.693 Visitas

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Guión Electra
NARRADOR: Hace tiempo atrás, ocurrió un indigno asesinato. El derramamiento de sangre del gran rey Agamemnón, muerto en su palacio, quién no ha sido vengado hasta hoy. Más se acerca el castigo a los transgresores, y el oráculo de Febo que fue revelado a su vengador no tarda en cumplirse y saciará la gran sed de venganza que algunos seres han esperado en toda su vida como recompensa y enjugar toda lágrima derramada a causa de la desgracia.

1ESCENA REVELACION DEL PLAN DE ORESTES.
PEDAGOGO: Aquí estamos oh Orestes, en Micenas, lugar testigo de la muerte de tu padre donde su sangre fue derramada y tu hermana me confió a ti para educarte a fin de vengar aquella injusticia.
ORESTES: El más leal entre los míos! Te doy revelación de que consultando en el oráculo sobre cómo vengarme de los asesinos de mi padre, declara que debo hacerlo solo, y sin armas
PEDAGOGO: Más tú debes de estar preparado! Dime Orestes, cual es tu plan? ORESTES: Pienso en enviarte a que te infiltres en el palacio como un forastero de Fócides enviado por Fanoteo. Jurarás que he muerto en un accidente de carros, y entonces llevaré una urna falsa que serán mis cenizas.

2ESCENA: Crisótemis y Electra
ELECTRA: Ay de mi! Por qué solo yo lamento la terrible muerte de mi padre, de la cual mi madre tan cruel enemiga y Egisto fueron responsables? Hundieron el hacha en su cabeza sin piedad alguna!
CORO: Ten ánimo hija, Zeus que rige todo
encomendará tu querella, más deja de alzar gritos de lamentarte. ¿Por qué añadir más desdichas a tus desdichas?
ELECTRA: Oh amigas mías, yo no puedo callar, mi llanto no tiene fin! No soporto ver a Egisto que convive con mi madre en el trono de mi padre! Yo sólo espero a Orestes que pondrá fin a este mal.
CORIFEO: A qué se deben estas palabras? Te pregunto, ¿dices que tu hermano vendrá pronto o tardará en venir? Pues no lo veo aún presente.
ELECTRA: No está presente! Siempre vacila en su decisión. ¿acaso dudé yo de ponerlo a salvo?
CORIFEO: Ten fe en él! Es noble y no nos defraudará.
3ESCENA (entra Crisótemis)
CRISÓTEMIS: ¿Qué clamores son éstos que estás alzando, nuevamente a las puertas hermana? Aún no puedes calmar tu cólera? La libertad está en obedecer al amo. ¡en vano amenazas!
ELECTRA: ¿Cómo puedes hablar sólo de tu madre y a nuestro padre lo olvidas? Yo ansío vengar a mi padre, más tu no me ayudas. ¡vives con los asesinos y su placeres, lo traicionaste!
CORIFEO: No riñáis, por los dioses! Pueden aprender de ambas si se escuchan sus consejos.
CRISÓTEMIS: Yo no habría tocado el tema, más escuché que un daño la amenaza que pondrá fin a sus quejas. En una cruel mazmorra la encerrarán, nadie escuchará sus lamentos, ni luz verá.
ELECTRA: Así me han de tratar? Más en cuanto tiempo?
CRISÓTEMIS: A la llegada de Egisto. Ya es hora de que seas prudente.
ELECTRA: Si así fuera, ¡ojalá regrese pronto! No puedes enseñarme a ser prudente. ¡Tú olvidas a tu gente! Espera, ¿a quién harás libaciones?
CRISOTEMIS: Mi madre me envió a llevar estas ofrendas a la tumba de nuestro padre. Tuvo una visión de horror donde él estaba al lado suyo devuelto a la luz tomando su cetro.
ELECTRA: No lo hagas hermana! De mi madre no puede acoger tales ofrendas. Más ve y ofrece mis cabellos poco ungidos y mi cintura huérfana, pidiéndole victoria. Ve de parte tuya y mía.
CRISÓTEMIS: (dirigiéndose al coro). Procuren oh amigas, que mi madre no lo sepa, pues me daría pronto motivos para lamentarlo.
4ESCENA (entra Clitemnestra)
CLITEMNESTRA: Te dignas a aparecer ahora que no está Egisto, quién te prohibía afrentar a tus amigos? Entiende que no fui yo sola quién dio castigo a quien lloras, fue la Justicia!
ELECTRA: ¿Qué dices? ¿no fueron tus deseos de convivir con Egisto que te llevaron a comete semejante acción?
CLITEMNESTRA: Ya te lo dije, fue la justicia que castigó la crueldad de sus hechos. ¿acaso no fue justo que fuese muerto por ofrecer a tu hermana en sacrificio? ¿Qué derecho tenía de hacerlo?
ELECTRA: Dime tú. ¿por qué ahora compartes el lecho del culpable? Te podré elogiar? Más ve, anda si quieres. Proclama a todos que soy insolente! Tu trato me fuerza a comportarme asi.
CLITEMNESTRA: Eres una desvergonzada! Te juro por Artemis que pagarás por tu insolencia a la llegada de Egisto!
ELECTRA: ¿Lo ves? La cólera te domina cuando me escuchas hablar. No sabes escuchar!
CLITEMNESTRA: Respetarás mi sacrificio en silencio ahora que ya has dicho lo que quieres? Febo, defensor, atiende mi plegaria aunque no esté con mis amigos! No divulgue ella rumor malicioso. No permitas a mis enemigos arrojarme de mi esplendor actual!
5ESCENA (llegada del pedagogo)
PEDAGOGO: (como mensajero). Mujeres del país. Ciertamente es éste el palacio de Egisto para inquirir de él? (ahora dirigiéndose a Clitemnestra)y, puedo suponer que es esta dama la reina?
CORIFEO: Así es extranjero. Supones bien, y ciertamente es ella la reina.
PEDAGOGO: Salve señora! A usted y a Egisto traigo felices nuevas de vuestro amigo Fanoteo de Fócide, quién me confió esto.
CLITEMNESTRA: Cual es? Dilo extranjero. De tal amigo espero buen mensaje!
PEDAGOGO: En tres simples palabras cabe: Orestes ha muerto.
ELECTRA: No! ¡Ay de mi! Muero en este día.
CLITEMNESTRA: Allá tú! Dime extranjero, como murió?
PEDAGOGO: Ha muerto en una carrera de carros! Ciertamente se deslizó de su ágil carro, cuando en un giro sus manos se enredaron en las riendas, arrastrándole las yeguas en la pista.
CLITEMNESTRA: Zeus! Como diré que son buenas nuevas, aunque a mi sean de provecho? Pues cosa extraña es ser madre, que aunque la agravien, no odiará a los hijos de su vientre.
PEDAGOGO: Parece pues, que he venido en vano.
CLITEMNESTRA: No, por cierto tu traes pruebas de que el fruto de mi vientre ha muerto, quién siempre me reprochó la muerte de su padre al igual que esta muchacha. Me liberas del terror que las amenazas me infundían!
ELECTRA: Ay de mí Orestes, ahora tengo que lamentar tus desdichas y aún el escarnio de nuestra madre!
CLITEMNESTRA: Al menos ahora descansa. Ya lo sabes, ni tú ni Orestes podrán acallarme.
PEDAGOGO: Si todo está bien, entonces os digo adiós.
CLITEMNESTRA: No, pues, sería de mí indigna tu acogida y del que te envía. Entra a la casa. Déjala que llore sola sus desdichas.
(se van el pedagogo y la reina)
ELECTRA: La han visto angustiarse con llantos por haber sufrido su hijo tal suerte? Partiendo me arrancaste mis únicas esperanzas, de que vengaras tú a nuestro padre al volver. Ya no vivo más!
CORO: Por qué lloras niña? Ya no eleves más tus gritos. La muerte ha de esperar a todos!
ELECTRA: Más no tuve oportunidad de con mis manos darle sepultura, ni de honrarlo con mis lágrimas!
6ESCENA (llega Crisótemis con la noticia de que Orestes esta con vida)
CRISÓTEMIS: (casi corriendo). Hermana, he venido con júbilo para darte una noticia que pondrá término a todos tus males: Orestes vive y ha llegado, tal como lo oyes!
ELECTRA: Intentas burlarte de mí, desdichada, de mis males y los tuyos?
CRISÓTEMIS: No, lo juro! Hallé coronada la tumba de mi padre con un mechón de su cabello! Eso sólo pudo ser huella de que Orestes esta aquí!
ELECTRA: Compadezco tu locura! Él murió, y toda esperanza de salvación está enterrada. Alguien fue testigo de su muerte, a quién mi madre acogió con gozo.
CRISÓTEMIS: Ay desdichada! Yo que venía con júbilo a traerte noticias, más ahora aumentamos nuestros males!
ELECTRA: Sí, pues, puedes creerlo, tu puedes ayudarme, si ambas nos unimos para vengar con nuestras propias manos la muerte de nuestro padre. Verás que nos alabarán por ser valientes!
CRISÓTEMIS: Qué es lo que te impulsa a tal osadía, pues requieres armas y me instas para ayudarte? Callaré lo que has dicho, pero aprende la cautela de ceder a los más fuertes que tú!
CORIFEO: Escúchala, déjate persuadir por la prudencia de una mente lúcida.
ELECTRA: Sabía que ibas a rechazar! Aún siendo prudente, odio tu cobardía! Es de un necio instar a aquel que no quiere ayudarnos!
CRISÓTEMIS: Si crees que eres prudente, insiste en ello, más en medio del desastre verás la utilidad de mis consejos. (sale.)
CORO: Qué graves males aquejan su casa, que entre sus hijas hay doble querella y han olvidado su antigua armonía. Electra lamenta a su padre humillada, más buena recompensa ha de llegar.
7ESCENA (Entran Orestes y Pílades con algunos servidores con la falsa urna)
ORESTES: Nos ha traído nuestro guía en el buen camino? Es ésta la morada de Egisto?
CORIFEO: Así es, te han guiado bien. Esta joven cercana en parentesco anunciará vuestra llegada al palacio (señala a Electra).
ELECTRA: Ay de mi! No es para traer muestras visibles de aquellos rumores? ORESTES: Nada sé del rumor. Nos enviaron a dar noticias sobre Orestes. En esta pequeña urna, como ves, trajimos cuanto queda de él.
ELECTRA: Ay de mí, tengo ante mis ojos la indiscutible prueba! Más déjame por favor que esta urna tome en mis manos, para llorar mi fin y el de mi raza.
ORESTES: No se quién es, pero dadle la urna. Tal vez la inspira el dolor por algún amigo o familiar. (se retiran los servidores y Pílades, sólo quedan Electra y Orestes)
8ESCENA (Orestes revela la verdad a Electra)
ELECTRA: Oh hermano, recuerdo la última vez que te vi partir a tierras extranjeras. Tan poco valieron mis cuidados de nodriza, para que algún día volvieras a mí por nuestra venganza!
ORESTES: (con asombro). No se que decir! No es acaso que en ti veo la ilustre Electra?
ELECTRA: Así es, viviendo en techo de asesinos y oprimida por mi madre a quién atribuyo culpa!
ORESTES: Cuánto me apiada verte! Yo sólo he venido a compartir tus penas. Abandona por favor esa urna, ahora lo sabrás todo.
ELECTRA: Te ruego no me la quites, es mi tesoro!
ORESTES: No blasfemes! No necesita tumba el que aún vive. Soy yo Orestes el que habla contigo! (le muestra un sello paternal).
ELECTRA: Orestes! Día feliz, el más feliz de todos! Veis aquí a Orestes queridas amigas mías?
CORIFEO: (con el coro). Lo vemos niña, lágrimas nuestras brotan de gozo al verlo!
9ESCENA (plan de Orestes)
ORESTES: Yo apoyo tu alegría, pero procura que en tu faz radiante nuestra madre no sospeche nuestra entrada al palacio, llora un luto fingido.
ELECTRA: Haré cuanto te agrade, pues de ti recibí mis alegrías. ¿cesarán mis lágrimas al verte volver?
ORESTES: Calla, te ruego. Creo que alguien sale del palacio. (entra el pedagogo).
PEDAGOGO: Oh mozos temerarios! No se dan cuenta de que no están al borde si ni en el centro del peligro? Dejen ahora esos clamores y entrad luego al palacio sin tardanza!
ORESTES: Qué me espera en el palacio? Saben todos acerca de mi supuesta muerte?
PEDAGOGO: Está todo en calma, ahora todo nos favorece.
ELECTRA Quién es el, hermano? Explícame por favor.
ORESTES: No recuerdas a quién me confiaste? Es el único al que encontraste cuando a mi padre asesinaron, para que me guardase.
ELECTRA: Salve! Queridas manos, pies diligentes! Hace tiempo te hallabas junto a mí sin darte a conocer, y ocultaste proyectos tan dulces de escuchar? Salve ahora padre mío!
PEDAGOGO: Por ahora basta, Electra. Habrá tiempo para narrarlo todo. A ustedes dos les digo, ha llegado la ocasión: Clitemnestra está sola y sin custodia. Hemos de entrar. (entran Orestes, Pílades y el Pedagogo).
10ESCENA (entrada al palacio).
ELECTRA: Oh señores, Apolo y a ti dios Liceo, acuérdense de mis ofrendas, que aunque pobre te ofrecí! Te ruego cuidad de estos hombres, y los malignos tengan su recompensa! (entra al palacio).
CORO: Mirad como avanza, cómo no tarda en cumplirse la visión que su pecho ha soñado!
ELECTRA: Queridas amigas mías, ya su obra van a cumplir! Rodeada la tienen mientras corona la urna (se dirige al Corifeo).
CORIFEO: Pero, ¿por qué has salido?
ELECTRA: Vigilando la llegada de Egisto, que no llegue antes de tiempo y nos sorprenda!
CLITEMNESTRA: (sólo se escucha su voz). Ay casa desdichada, llena de asesinos y vacía de amigos!
CORIFEO: Horrible grito, que infunde pavor!
CLITEMNESTRA: (sólo su voz). Infeliz de mí! Dónde estás Egisto? Hijo, hijo por favor, ten piedad de tu madre!
ELECTRA: Tú no la tuviste con él, ni tampoco con nuestro padre!
CLITEMNESTRA: Ay de mí, he han herido!, ay, otra vez!
ELECTRA: Lo mismo deseo para Egisto!
CORO: Aún bajo tierra actúan los muertos. Justo pago exigen del culpable, la sangre derramada! (Orestes y Pílades salen del palacio).
ELECTRA: Cómo está todo Orestes? Ha muerto la desdichada?
ORESTES: Ya no debes temer, no volverá más a escarnecerte.
CORIFEO: Silencio, veo venir a Egisto! Despejen las puertas, apresuren su plan!
ELECTRA: Me ocuparé del resto. (salen Orestes y Pílades, entra Egisto).
11ESCENA (llegada de Egisto).
EGISTO: (se dirige al coro). Dónde hallaré a tales mensajeros que traen aquellas nuevas de la muerte de Orestes? (a Electra). Sí, a ti te lo pregunto, la arrogante de siempre!
ELECTRA: A la dueña del palacio, y no solo noticias traen, también pruebas. Alégrate, si hay gozo en tales nuevas!

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