Gemido siete

Borrador primera versión                 “Gemido siete” 

En la década de los 90’, luego de un acto de investidura como bachilleres, del colegio católico “San Pantricio de Aquel”, situado en esta ciudad, justo a las 9:00 de la noche inicia una gran fiesta de graduación, donde asisten más de una centena de personas, entre las que estaban los graduandos, familiares, amigos y el equipo de maestros. Se destacaban entre los compañeros: Eudes, el típico galán de secundaria, dueño de los suspiros de cada niña; Ariel, el característico sabelotodo y entrenador de baile de todos los inexpertos en la materia… Emilio, era un joven de marcada timidez, inexperto  en temas de fiestas.  Entre los familiares, madre, padre, hermanos, primos y otros, se destacan principalmente otros o más. Se distingue a la distancia, una  dama de baja estatura, silueta de guitarra, piel delicada. ¡Wao! Exclama Emilio,  cual soldado se prepara para la guerra, se alma de valor para invitarle a bailar. Se acerca e invita a la joven a mover sus cuerpos, con el ritmo y el compás de la pieza musical. Pero, al ver su rostro le pareció conocido, tú eres… ¡Cuánto has crecido! Pues la jovencita, era hermana de una de las compañeras de graduación.

 Unos años antes, tres, para ser exactos, la jovencita no tan desarrollada era la mejor amiga de la novia de Emilio y ella era el contacto entre ambos. De igual manera, Emilio le consiguió a su primo. Así, el cuarteto hacía de cada noche una utopía. Luego, durante los tres años siguientes se separa el cuarteto. Todos por separados en el mismo barrio. Pero, con realidades distintas.

Regresando a la fiesta de graduación, luego de identificarse entre ambos, ella con quince y Emilio con diecisiete años, procede a demostrar las habilidades, adquiridas durante las clases de danza, enseñadas por su amigo Ariel. Toda la noche la pareja se deleitó a ritmo de merengues.

Al día siguiente, los aún conocidos se comunican por teléfono. Luego de un dialogo de una hora aproximadamente, Emilio, por impulso pregunta: ¿Te gustaría ser mi novia? ¿Deseas ir al cine?

• Lo pensaré…

Una semana más tarde, la joven llama a Emilio, quien espera con ansias la respuesta, claro no muy positivo; pregunta: ¿Cuál es tu respuesta? Ella responde “Sí”. Emilio precisa, cuál de las dos y ella responde: “Ambas”. El silencio de apoderó del momento. ¡Hasta pronto!  Y se despiden.

A lo largo de unos meses de relación, la historia toma un matiz erótico, es decir, al igual que una carabela recorriendo, explorando, mas no atracando sobre las costas de América,  inicia la travesía desde América del Norte, pasando por América Central hasta América del Sur; visitando refugios de intimo derroche de  creatividad…En fin, una relación más allá de la socialmente correcta.

Pasa el tiempo y más visitas a los refugios se producen, siete para ser precisos, con mayor frecuencia, explorando la geografía. Pero, sin atracar en la costa.  

La precoz pareja,  luego de tanto derroche de experiencias, decide atracar en la costa, zona desconocida, a ritmo de una suave melodía, luz tenue, intercambio de caricias, respiración forzada. Emilio con gran delicadeza remueve el atuendo y queda al descubierto. ¡Gemido uno! Ella lo propio; de repente unos suaves besos sobre la nuca erizan la tierna figura. ¡Gemido dos! El delicado recorrido sobre la costilla de Adán. ¡Gemido tres! La música y el momento embriaga la pareja entre la bebida de los besos. ¡Gemido cuatro! Un mar recorre las venas de la joven. ¡Gemido cinco! Traspasando el mar, descubre los corales y sus colores hasta llegar a las profundidades,  la temperatura se eleva producto de la atmosfera que se vive, cae un leve rocío  sobre el mar, hasta que,  el leve rocío se transforma en lluvia, la lluvia en un torrencial que rebosa el mar… ¡Gemido seis!

...