Informe Rayuela Julio Cortázar

Informe

Rayuela

Julio Cortázar

Estudiante:

Johnattan Ochoa Sanjuán

Presentado a:

Johanna Hincapié Gutiérrez

Colegio Bilingüe Diana Oese

Área:

Español

15 de mayo de 2020

Debo admitir que Rayuela ha sido el libro más difícil de leer en lo que llevo como estudiante. Y con esto no quiero dar a entender que la novela sea mala o tediosa, ni más faltaba; quiero decir que gracias a la increíble pieza que escribió el argentino Julio Cortázar, es precisamente la razón de que no sea un libro para cualquiera. Uno leyendo una obra como esta llega rápidamente a la conclusión de que está acostumbrado a lo fácil: a la típica historia con inicio, nudo y final, narrada de manera lineal en la que ni por un momento uno se pierde porque no entendió algo. No quiero desmeritar a los autores que prefieren esta técnica de narración: ojalá nunca lo dejen de hacer. Este argentino crea una novela que tiene que ser leída casi que con lupa; crea una en donde hay que pensar un poquito, relacionar, conectar e ir más allá. No cualquiera escribe tres libros en uno solo. Por lo que llevo leído, puedo decir que es sencillamente fantástica la manera cómo conecta capítulos, y como cada uno “del lado de allá”, tiene una, no solo necesaria, sino imprescindible explicación en los de “otros lados”. Y aunque el propio Cortázar los llame “prescindibles”, para mí forman lo que es el corazón de Rayuela, algo que me tomo hasta después de varios capítulos de ‘ese lado’ en entender.

Empezando a desglosar los capítulos, como lo veo y entiendo yo, partimos de que, en el 73, Cortázar nos invita a ver que cada cosa es entendida de forma diferente dependiendo de la persona, y que, por ende, existirán múltiples perspectivas y eso no está mal. Eso explica su metáfora y uso del tornillo, el Yin y el Yang, entre otros. En este primero narra cómo Morelli, escritor ficticio al que el grupo de el Club de la Serpiente venera, y Picasso, por ejemplo, tomaron ese mismo tornillo de una manera diferente. Es para el argentino la base de su libro porque aquí explica precisamente esa dicotomía que tendrán sus personajes principales, Horacio Oliveira y la Maga, a lo largo del relato. Luego en los capítulos 1 y 2 introduce a esta pareja. En estos, Horacio recorre las calles de París desesperadamente, buscándola. Mientras lo hace, evoca, con metáforas de animales y objetos, recuerdos que vivió con la Maga. Aquí también introduce a Rocamadour, el hijo no deseado de esta, y presenta cómo este es un obstáculo para Horacio por entender a la Maga. Es en este pedazo en donde para mí está algo de lo que Cortázar explicaba en su teoría en el capítulo 73 sobre las perspectivas: Oliveira no llega a comprender a Rocamadour porque hace, según él, difícil la relación con la Maga, pero no es más que una dificultad construida por su propia inteligencia.

Luego en el capítulo 116, capítulo que por sus largas oraciones y muchas referencias (y otras razones que aun desconozco) fue de difícil comprensión para mí, Cortázar introduce nuevamente a ‘su’ escritor Morelli y cómo este reflexiona en torno a temas de la literatura y el arte: se debe sentir. Aunado a eso, la posición de que no hay tiempo absoluto, y que diferenciar épocas como la Edad Media y la Moderna es un grave error porque en dado momento pueden tener algún tipo de conexión. Debo decir que después, al leer el capítulo 3, algo me decepcionó por un momento y fue el cambio en la forma de narrar. Me sentí engañado porque pensé entonces que había leído todo mal. Resulta ser que a partir de aquí aparece el narrador omnisciente. Este nos habla del momento en el que Horacio y la Maga están en cama, meditando a cerca de algunos momentos que vivió este en Buenos Aires, una carta de su hermano y lo difícil que es para Horacio que la Maga sea tan diferente a él, en el sentido de que no tener mucho conocimiento; he ahí la conexión con las épocas: no son tan diferentes, al fin y al cabo.

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