LA DIVINA COMEDIA

Durante algunas semanas he venido leyendo casi que en mi contra, debo decirlo, porque acepto que por mi propio interés no hubiese pasado, la Divina Comedia, epopeya alegórica escrita por el padre del idioma como desde Italia es llamado, Dante Alighieri, otra de esas cosas que te piden que hagas en el colegio sin encontrarle mucha razón pero así como la mayoría de las veces pasa, esta no fue la excepción y llevando a cabo dicha obligación encontré que en realidad es algo que puedo disfrutar y de lo que puedo aprender cuando lo miro como diría mi papá, más allá de mi nariz entendiendo de acuerdo a mi manera de pensar el mensaje que se quiere transmitir más allá de lo que está escrito y transmitiéndoselo, por qué no, a todo el que quiera entenderlo conmigo.

Es una obra de la cual quien desee puede extraer cualquier cantidad de temas , estudiarlos y opinar acerca de ellos ampliando un poco más el conocimiento de aquellas personas que así no se lo hubiesen imaginado, esta vez me tocó a mí, así que a lo que yo escogí referirme es a la manera cómo podemos ver a Dios obrar en nuestra vida y de esa forma sentir su amor, es un pequeño paso de afinación de nuestros sentidos no solo físicos sino también espirituales en la que por un momento dejamos de pasar por alto todo lo que día a día El hace por nosotros y empezamos a notarlo. Para poder llevar a cabo este ejercicio es necesario que haya eso que nos hace creer y estar convencidos de lo que estamos hablando, esa Beatriz ; “Puedo decirte –respondió- todo lo que este al alcance de la razón; pero todo lo referente a la fe, Beatriz te lo aclarará cuando estés en presencia de ella” como nos cuenta Dante, en nuestras vidas algo que nos de seguridad y convicción para extendernos sin importar los obstáculos, a lograr lo que esta adelante y eso solo pasa si en la vida de cada persona que lea esto y en general, de cada persona que quiera profundizar en ese aspecto, hay disposición; Tal vez, si me preguntan a mí, no voy a tener las respuestas a las preguntas que empiecen a hacerme por el estilo de: ¿Y por qué tan segura de que existe Dios? Y ¿Cómo compruebo que el existe? Etc, etc, porque en realidad ese tipo de experiencias son a nivel personal y nunca voy a encontrar como explicarte lo que siento cuando lo busco y voy a su presencia entonces solo va a tener resultado si tú y solo tu verdaderamente te dispones y lo haces con un corazón sincero y un anhelo claro, encontrarlo; Algo que sí puedo decirte es que si de verdad haces eso Él no va a ocultarse porque en realidad Él es el que te está esperando.

Pero, ¿Por qué hablo de esto justo teniendo como referente este famoso libro de Dante? Acaso, ¿No hay muchos otros temas aún más relevantes? Como por ejemplo el motivo de venganza que hay al escribir este libro ya que él fue exiliado e intencionalmente lo escribió y publico justo en la época donde era un tema candente e intocable o simplemente tantos pecados que se tocan en los que pudiera profundizar, sin embargo, precisamente por todas estas cosas es que pienso que tiene aún más importancia el tema del que les hablo porque de allí, de la mano de Él y de su gracia es que nacen y pasan todas estas cosas que la mayoría de las veces no alcanzamos a entender hasta que sea el momento indicado.

1. Virgilio responde a Dante, Canto XVIII pág. 106 Párrafo 4to La Divina Comedia, Edit. Distribuidora Escar E.U.

Después de tener en cuenta lo anterior podemos pasar a detenernos en las partes de la obra donde esto pasa y es que desde el principio yo logro notar el respeto que Dante tanto escritor como personaje tiene por ese ser supremo además porque debemos recordar que el en la obra nos representa, a toda la humanidad así que no es coincidencia, él nos está dando ejemplo, siempre honrándolo y llevando a cabo lo que su maestro le dice para ser cada vez mejor, maestro que yo hoy asocio con el Espíritu Santo de Dios que siempre lo acompañó, más que ser un alma en el limbo, más que ser su musa en la vida real, él no lo escogió por casualidad, sea Virgilio o cualquier otro, fue una guía así como nosotros hoy, más que nuestra conciencia porque nosotros mismos podemos llegar a fallar, tenemos a un todopoderoso en nuestro ser que nos indica por donde ir y saca su voz de alerta cuando estamos en peligro, otra cosa es que no queramos escuchar, pero, ¿No es cierto que hay veces en las que no es normal tanta intranquilidad por estar haciendo algo que sabemos que esta mal o por el contrario, esa paz inexplicable que satisface porque hiciste todo como debía ser?, así mismo era Virgilio para nuestro personaje quien enseñaba con disciplina y firmeza para lograr en el esa perfección que solo se cumple cuando se llega hasta la eterna presencia de él que en el trono está sentado, “Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” ¿Qué más muestra de amor que esta? Pero continuando entonces me encuentro con: “-dijo mi Maestro- Sígueme... Sé firme como la torre cuya cúspide no doblega al más furioso vendaval. El hombre en quien bullen muchos pensamientos jamás realiza lo que se propone, porque uno debilita la actividad del otro” ¡Que valiosos concejos! ¿Quién más puede hacer eso si no es el que lo sabe todo? Y ¿Por qué lo hace? ¡Por amor! Eso, a mí personalmente me apasiona, me parece tan hermoso, tan inexplicable pero tan grande poder tener al creador de los cielos y la tierra de nuestro lado, y pensar que la mayoría del tiempo estamos muy ocupados como para vivir y hacer conforme Él nos enseña, por eso, si de verdad queremos sentirlo hay algo que nunca falla y Dante también lo sabía y en ese viaje que hizo en sus sueños se lo confirmaron: “no se perdonan los

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