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Divina Comedia


Enviado por   •  14 de Abril de 2013  •  3.410 Palabras (14 Páginas)  •  335 Visitas

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LA DIVINA COMEDIA

EL INFIERNO

Dante inicia su viaje al infierno a la mitad del camino de su vida. Dante es guiado por su maestro Virgilio, enviado por Beatriz, que le pide el favor a Virgilio de que se convierta en su guía por el paso del infierno, purgatorio y el cielo. Dante se encuentra confundido en un bosque el cual describe como un bosque sin vida, lleno de oscuridad y de suspenso. Aparece pues frente a el una pantera (lujuria), una loba (avaricia) y un león (soberbia y ambición) que le da inicio a su recorrido, ya que aquí aparece su maestro Virgilio y lo ayuda a sobresalir del peligro del bosque. Dante no se siente digno de hacer este camino, ya que el no es Eneas (a quien Virgilio conto que pudo hacerlo y llegar al cielo en cuerpo y alma). Virgilio le cuenta que no tiene nada que temer que fue enviado por tres damas del cielo. Raquel, Lucia y Beatrice.

Aquí es cuando Dante y Virgilio recorren el bosque lleno de pozos, despeñaderos, pantanos y demás. Deben seguir otra ruta ya que esas bestias no los dejaran pasar por el monte. Dante y Virgilio entran al primer círculo del infierno, donde Dante observará y nos describirá muchos aspectos y características del mundo infernal.

El infierno que nos describe esta divido en 9 círculos, los primeros 5 forman el alto infierno y los

cuatro últimos forman el infierno inferior, los cuales se van haciendo más pequeños, formando una especie de continuos círculos hacia el centro de la tierra. Dante recorre estos círculos en 24 horas a pesar que parece que estuvo ahí un buen tiempo, en incluso se hace mención, en alguna parte del libro que dura más.

Ante las puertas del infierno

Aquí se encuentran, entre lamentos de dolor y de ira, las "gentes que vivieron sin gloria ni infamia", mezcladas con los ángeles que no se rebelaron contra Dios, pero no por lealtad, sino para evitar las consecuencias de tomar partido en la lucha entre el bien y el mal. El cielo los rechaza porque no hicieron nada bueno y el infierno también, porque no hicieron nada malo. Su tormento es que nadie se acuerda de ellos, no tienen esperanza de morir y no tienen nada que hacer en su pobre vida, desdeñados tanto de la justicia como de la compasión. Dante está condenando aquí, en particular, a sus compatriotas que, al contrario que él, evitaron tomar partido en los conflictos políticos de su tiempo anteponiendo su bienestar al bien de su ciudad.

También están allí los pusilánimes, desnudos, acosados por avispas, moscones y gusanos. Entre ellos estaba "quien hizo por cobardía aquella gran renuncia", sin duda el Papa Celestino V. Tenian avispas, moscones y gusanos.

El Infierno es un enorme valle cónico y está dividido en nueve niveles o círculos, cada cual más profundo y estrecho que el anterior. Ahí Dante conoce el Aqueronte (río del infierno), al barquero Caronte, con el cual tienen una pequeña disputa (ya que Dante no estaba muerto y por ende no le correspondía ese lugar), Virgilio diciéndole que venía por orden del todo poderoso logra que Caronte lo deje pasar. Dante se hace llamar a si mismo alma justa. Dante se duerme.

Círculo primero

Dante se despierta por un gran trueno. El círculo primero es el Limbo, donde están quienes, sin haber cometido falta alguna, han muerto sin haber recibido el bautismo; en particular, todos cuantos nacieron antes de la llegada de Cristo. Al llegar Dante se encuentra con 4 poetas. Homero, Horacio, Ovidio y Lucano. Los sigue formando una hilera de seis personas (Dante más Virgilio), llegan a un castillo rodeado de 7 murallas y entran en un verde prado donde están grandes pensadores. Ahí Dante se encuentra con varios filósofos, como Aristóteles. Las excepciones son Adán, Abel, Noé, Moisés, Abraham, Isaac, Jacob y sus doce hijos, Raquel y "otros muchos", que dejaron el Infierno cuando fue visitado por Jesucristo entre su muerte y su resurrección, y fueron entonces convertidos en santos. Los que están en el Limbo no sufren tormento alguno, salvo el saber que estarán allí para siempre.

Círculo segundo

A la entrada del círculo segundo está el rey Minos, ante cuya presencia todas las almas confiesan sus pecados y él los asigna al lugar del Infierno que les corresponde con los giros de su cola. En este círculo se castiga a "los lujuriosos, que la razón someten al deseo" y personas que pecan utilizando el amor para bienes propios, eternamente arrastrados de un sitio a otro por un terrible e incesante viento. Entre ellos se encuentran Francesca da Rimini y Paolo Malatesta. Quienes llegan volando, mientras el viento se los permita. Los amantes explican cómo estaban leyendo la historia de Lanzarote y la reina Ginebra y, en el punto en que los personajes se besaron, ellos lo hicieron también, y así empezó su perdición. Fueron asesinados por uno que está en Cain. Dante siente lástima por ellos. También encuentra a muchos reyes que fueron lujuriosos y a la vez utilizaron el amor para sacar provecho, como Cleopatra. Distintos tipos de amor: Cleopatra (amor interesado), Dido (amor apasionado), Elena (amor ambicioso). Esta también Aquiles por un romance. Dante mientras habla con ellos se desvanece y despierta en el tercer recinto.

Círculo tercero

El círculo tercero está guardado por Cerbero, el perro de tres cabezas las cuales simbolizan a la voracidad insaciable, lo describe con barba grasienta y negra, el cual es calmado por Virgilio con un puñado de tierra. Aquí se castiga el pecado de la gula. Los condenados sufren una tormenta perpetua, con lluvia y granizo. Dante se topa con Ciacco, el cual dice estar ahí por la insaciable gula, pero dice haber vivido en la ciudad de Dante, Florencia, Dante le pregunta por la guerra y Ciacco le dice que primero ganara un bando, pero que luego el otro ganara y hechara a los blancos (exilio de Dante). Dante le pregunta por personajes como Farinata degli Uberti. El le responde que si sigue bajando los encontrará. Ciacco le pide a Dante limpiar su reputación allá arriba.

Círculo cuarto

El círculo cuarto está guardado por Pluto, el dios romano de la riqueza (Virgilio lo vence hablándole del arcángel Gabriel con lo que la bestia cae), y en él se encuentran los pródigos y los avaros, condenados a hacer rodar pesadas rocas desde las laderas del valle hasta chocar en el centro. Entre los condenados hay numerosos clérigos, cardenales y papas que con el dinero de la iglesia se hicieron avaros. Eran dos grupos obligados a chocar eternamente.

Círculo quinto

En

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