La Culpa Es De La Vaca Para Mujeres

La culpa es de la vaca para mujeres

Hay una cantidad de anécdotas, parábolas y reflexiones sobre el poder femenino, que en este libro vemos en forma de historias contadas por personas del común, que son narradas de forma amena y fácil de entender para todos los que lo lean.

Me llamó la atención algunas historias que por su simplicidad son fáciles de poner en práctica

Como es el valorarnos un poco más de lo que los demás lo hacen, sin necesidad de apabullar a las demás personas.

Una de las historias que más me gustó fue el de las sirenas y ballenas, es algo que se ve en la cotidianidad, las chicas barbis solo quieren ser flacas y sin gracia, no desean hijos porque se le daña la silueta, no pueden disfrutar una rica comida, por que viven pensando en las calorías, es una vida muy triste y gris, a mi parecer, definitivamente, las gorditas son más alegres, comen sin preocuparse por una caloría más o menos, tienen hijos y son felices amamantándolos, le ven la gracia a todo lo que pasa a su alrededor, son amables y viven felices.

Otra fue la historia donde la anciana le contesta lo mismo a dos personas diferentes, las dos le preguntaban que como eran los hombres de ese pueblo, a lo que ellas les contestó que así como eran en el pueblo de ellas, así eran allí.

La moraleja es que según como uno vea a la gente, así lo ven a uno, si en el camino encuentra buenas personas y las aprende a apreciar, ellos lo aprecian a uno también, pero si no se ve sino lo malo de la gente, sin mirar nuestros propios errores, entonces así seremos mirados.

También hay otra que se practica mucho en nuestro entorno y es lo que nada nos cuesta volvámoslo fiesta, aquí narran la historia del marido que salía a casar un venado, cuando llegaba a su casa, su esposa ya lo tenía todo comprometido, lo repartía a los vecino, familias, escasamente dejaba algo para la casa, ante esta situación el esposo ya estaba cansado y le comento a un amigo lo que pasaba, que no, entendía que su esposa repartiera todo el venado, con el trabajo que a él le costaba cazarlo, entonces el amigo le dijo que llevará a la señora a cazar y que le hiciera cargar el venado a ella.

Así lo hizo, invitó a la mujer a cazar con él, la llevo por el monte, donde se le dañaron las uñas, se arañó los pies, la ropa le quedó hecho jirones, luego cuando cazaron el venado, se lo dio a ella para que lo cargara hasta la casa.

Cuando llegaron a la casa, ya estaba la gente esperando la repartición del venado, entonces ellas se paró en la puerta y dijo: ni un pedazo de este venado voy a repartir, el que quiera que vaya y lo cace él.

Fue de la única forma que se dio cuenta de lo que su marido se mataba para traer la carne a la casa, así pasa muy a menudo, hay que sudar las cosas, para valorarlas.

Y

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