La Experiencia De Si, En Don Quijote
almerego16 de Mayo de 2013
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La experiencia de la lectura, es un acto de transformación del sujeto, en tanto cada proceso lector nos conmueve, nos conduce a un proceso de ficción que puede cambiar nuestros pensamientos e ideas y nuestro modo de actuar.
La majestuosa obra Don Quijote de la Mancha, narra la historia de Alonso Quijano: un hombre con unos cincuenta años de edad, con una vida simple y monótona, dedicada a la caza y administración de su hacienda, que comienza a leer innumerables libros de caballería, con tal pasión, que termina por sumergirse en las obras y aventuras de tan geniales caballeros, perdiendo el interés en otras actividades diferentes a la lectura de estos, de tal modo, que siente la necesidad y el deseo de convertirse en uno de estos caballeros que viven y disfrutan aventuras y reciben el honor y la fama.
Las obras de caballería influyen de tal modo en su pensamiento, que empieza a ingeniarse el modo de convertirse en un reconocido caballero. Su cabeza, llena de toda esta ficción, se deja llevar y pierde el juicio. Es así como decide salir de su casa, lanzarse a la aventura, convertirse en un caballero, servir a su república y sobretodo, experimentar tan codiciadas hazañas que narran estos libros.
Quijano abandona su casa, se ingenia su armadura y nombra Rocinante a su caballo, quien será su compañero de aventura.
Larrosa afirma ”todo viaje verdadero es viaje interior y toda experiencia verdadera es experiencia de uno mismo ”Quijano, asume esta aventura de convertirse en Don Quijote, como toda una experiencia en la que se encuentra a sí mismo, un viaje en el que se reconstruye, se transforma.
La lectura de los libros de caballería permiten a Quijano, idealizar un mundo en el que él tiene el poder de hacer justicia, de construir su propia historia como héroe de aventuras y además, enamorarse de Dulcinea del Toboso, a quien elige imaginariamente como su amada.
Esta transformación evidencia cómo desde la lectura el sujeto “inventa” su mundo interior tal y como él lo idealiza. Tal y como él lo sueña.
Larrosa, en su libro “déjame que te cuente” se cuestiona:
¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros, sino transformar nuestra inquietud en una historia? Y para esa transformación, para ese alivio ¿acaso no contamos con otra cosa que con los restos desordenados de las historias recibidas?” y eso que llamamos autoconciencia o identidad personal, eso que según parece tiene una forma esencialmente narrativa , ¿no será quizá la forma siempre provisional y a punto de derrumbarse que le damos al trabajo infinito de distraer, de consolar o de calmar con historias personales aquello que nos inquieta? Es posible que no seamos sino una imperiosa necesidad de palabras, pronunciadas o escritas, oídas o leídas, para cauterizar la herida.
Cada uno intenta darle sentido a su vida y encontrarse a sí mismo. Cada persona anhela construir un mundo ideal, en el que según sus principios y su conciencia, actúe correctamente y pueda ser feliz.
Quijano estuvo en búsqueda de un universo creado por él, que le permitía ser libre, amar, luchar y triunfar.
Esa quizás, fue la búsqueda que emprendió, por eso al convertirse en un caballero, quería ayudar a su prójimo, interviniendo en la búsqueda de la tan codiciada justicia.
Fue una búsqueda que le permitió escapar de su simple realidad para navegar en un universo lleno de aventura, en el que podría ser reconocido y valorado por sus luchas y hallar su felicidad.
Don Quijote es sin duda, una prueba más, del poder que la lectura tiene sobre el estado de conciencia del sujeto, pues es a través de la literatura, como el hombre se maravilla, se autocuestiona sobre su realidad y la que las historias le muestran y crea ciertos mecanismos de regulación o autoconciencia que le permiten construir un cierto estado de perfección,
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