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Vuelve Don Quijote a su hogar, decepcionado y meditando sus experiencias

diiianithaInforme26 de Septiembre de 2014

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Introducción

Luego de un largo y agotador camino por la Mancha; de haber peleado batallas, resuelto entuertos, salvado doncellas, conquistado tierras, vuelve Don Quijote a su hogar, decepcionado y meditando sus experiencias. Sabe que su mundo comenzó a morir un poco, el universo de la caballería al cual había adherido y al cual tan valientemente había representado moría de alguna forma con su desesperanza. Sin embargo, y pese a la incomprensión que el mundo común pudiese brindarle, guardaba dentro de él, la intima convicción de haber estado viviendo un mundo real, de haber dado forma a una experiencia que lejos de parecer un sueño, se constituía como la realización de sus anhelos, sus alegrías y ahora sus recuerdos.

En su final camino hacia su morada (que a la postre sería la ultima) Don quijote se siente cansado y decide descansar en un castillo que encuentra en una hermosa llanura, cuyos pastos verdes se pierden a la vista, aun del mas avezado. Era un castillo deshabitado, un poco inhóspito, pero hermoso en sus formas y elevaciones. En la región se contaba la leyenda de que allí habían vivido un conjunto de caballeros sabios, valientes; fuertes caballeros que combatían en pos de la reina Sofía. Luego de numerosos éxitos militares, los tiempos habían cambiado, trayendo otras realidades, otras guerras debían pelarse ahora, con otras armas, con otras estrategias. Por ello los valientes caballeros fueron masacrados, destinados al pasado y reemplazados a manos de un hada (no se sabe aún si buena o mala) por un conjunto de fantasmas, seres irreales pero con extraordinarios poderes, capaces de afrontar los tiempos y circunstancias que permitiesen que el reino de Sofía pudiese perpetuarse en estas tierras.

Al ver Don Quijote la magnificencia del palacio, pareciole adecuado para pernoctar aquella noche, y de paso conocer a tan excelentes guerreros, una nueva clase de caballeros que podrían ayudarle a entender los motivos de su lucha y los antecedentes de su desventura.

Maturana: (Le espera en la puerta) ¡Bienvenido noble caballero! ¿Quién sois?

Don Quijote: Yo soy Don Quijote de la Mancha, declarado caballero según las enseñanzas del arte de la caballería. ¿Y vos quién sois?

Maturana: Yo soy científico, y mi emoción es la pasión por explicar. Ella me impulsa a buscar respuestas, a resolver los enigmas de aquellos problemas que aquejan a nuestra amada reina, y vos ¿Cuál es vuestra pasión?

Don Quijote: Mi pasión es el arte de la caballería, el hacer el bien, respetar la justicia y conquistar los territorios para manos de nuestra reina. Es la pasión mas sagrada de todas aquellas a las que hombre alguno esta llamado a entregarse y la mas antigua de las que en este mundo se conocen. ¿Y la vuestra, quién la tiene como cierta? ¿Quién la confirma y quién la protege?

Maturana: Otros como yo, que poseen similares conocimientos y están en condiciones de validar, refutar y poner en cuestión mis afirmaciones y desempeños. Ellos conforman la comunidad a la cual soy deudor de la posibilidad de seguir desarrollando mi pasión y mi lucha.

Don Quijote: ¿Y qué poder te entregan estos, que te otorga tanta fuerza, tanta seguridad en lo que haces? ¿Es acaso alguna especie de magia o de conjuro?

Maturana: No, es simplemente el lenguaje apropiado para desarrollar mi arte, mi pasión. Con el tengo acceso a la validación que permiten a mis afirmaciones dar cuenta de la realidad que intento describir, de los fenómenos que intento explicar. Es solo en el lenguaje como encuentro al otro, ante el cual mi acción adquiere sentido, cobra potencia, se hace realidad. La comunidad de lenguaje da lugar al espacio en el que desarrollar mi pasión.

Sin embargo he sabido que solo quedas tu como caballero, y ,según he leído, el mundo del sentido común tampoco te reconoce como tal: entonces ¿Qué comunidad te otorga la posibilidad de ser caballero? Si nadie te observa y te reconoce caballero, pues tu pasión esta vacía querido amigo.

Don Quijote: Pues sabrás que soy caballero, pues Dios mismo me ha ordenado como tal, y como sabes ante la divina voluntad nada se puede negar.

Maturana: Sin embargo, tu Dios no te proveyó de la comunidad ni del lenguaje necesario para ser reconocido en su mandato.

Don Quijote: Pues sabrás que en mi universo de caballería, ante las opciones de creer o no creer en la experiencia de Dios..., pues hemos decidido creer, por lo tanto es tan real como tu y yo, y ante tal premisa ¿Qué otro observador quieres, sino aquel que todo lo observa?; y ¿Qué otro lenguaje mas allá de aquel que es la palabra?

Maturana: Bien has dicho, sin embargo las creencias de lo real son tan dispares entre tu pasión y la mía que ya no se que decir...

Don Quijote: Son los subuniversos mi querido amigo, los lugares desde donde ponemos nuestras miradas y desde donde realizamos nuestras opciones acerca de como pensar las cosas.

Maturana: Adelante, tal parece que esta usted en su casa, y espero que así lo siga estando.

Don Quijote avanzo hasta el primer estar, era un lugar frío, en donde los cuadros de antiguos caballeros adornaban el lugar y recordaban las glorias que antaño se habían conquistado por Sofía.

Desde una esquina le observa un nuevo fantasma, su apariencia es la de un nuevo científico. ¿Será como el anterior? Su duda comienza a despejarse cuando este, con un aire cálido y comprensivo le toma la mano y le pregunta...

Bateson: Pasa amigo, te ves cansado. Descansa un momento de tu lucha.

Don Quijote: A pesar de que no os conozco, tienes razón. Vengo cansado de la incomprensión de los del mundo. Solo quise hacer el bien, cumplir con mi misión y el mundo no me recibió, solo pensaron que se trataba de desvaríos de mi pobre y enferma mente.

Bateson: Y los del mundo conocían lo que era tu mundo, tus ideales, tus reglas, tus saberes. ¿Cómo podían comprenderte si no conocían tu mundo?

Don Quijote: Es cierto, mi subuniverso de la caballería era extraño a toda esa gente. Muchas veces intentaron seguirme el juego, pero realmente no creían en el, no tenían fe en que lo que les decía y los motivos de mis actos eran reales.

Bateson: Pues ya has aprendido mi amigo, que la ideas y programas de tu subuniverso, de la caballería, son inviables con respecto al subuniverso del sentido común en el que vive la gente con que intentaste relacionarte. No existía un acoplamiento ecológico real, que hiciese posible un entendimiento.

Don Quijote: Bien hablas, era inviable, mas yo no quería que ellos vieran las cosas como yo las veía, sino solamente que aceptasen el acento de realidad que yo daba a las cosas, no que lo compartieran, sino solamente que me reconocieran como un otro valido con la posibilidad (dentro del marco ecológico que me une a m medio) de fijar los limites y características de mi propio subuniverso, estableciendo relaciones sociales con ellos, que son mi ambiente.

Bateson: Pues eso es muy difícil. Ellos llevan años viviendo en su propio subuniverso, sin poder establecer relaciones sociales con aquellos que provienen de otras realidades, o que fijan el acento de realidad desde otras situaciones u opciones. Mas no te aflijas, ya son muchos como tu los que han sufrido este rechazo.

Don Quijote: Es una situación muy triste, pues si nos hubiésemos entendido, quizás podríamos haber generado una relación social, mas fructífera, mas ordenada. Si solo hubiésemos logrado establecer un subuniverso de discurso, quizás mi final no seria tan lamentable.

Bateson: No olvides que el orden en un subuniverso, es desorden en el otro y viceversa. Todo esta al revés para quien esta frente a nosotros, por lo que para dialogar debemos resignarnos y hablar en el lenguaje del otro. Aceptar su orden, validar su esquema.

Don Quijote: Pero ¿Y yo en qué quedo? ¿Mis convicciones? ¿Mi subuniverso? ¿Todo queda sometido a la mayoría del sentido común?

Bateson: Mi querido Don Quijote, como Dios tiene poder sobre sus creaturas, como el padre tiene poder sobre sus hijos, como el rey sobre sus súbditos... Así debemos admitir pacientemente el orden del otro..., eso hasta que haga crisis, hasta que muestre sus fisuras, hasta que tengamos la oportunidad de plantear alternativas mas eficientes con respecto a las exigencias del ambiente en el que nos toca vivir. Es inevitable, solo puedes luchar contra esto desde dentro de este subuniverso.

Don Quijote: Ciertamente tus palabras son agudas, sin embargo no se si resignarme como planteas ¿No estaré traicionando lo que creo?

Bateson: No lo se, sin embargo, quédate tranquilo, aquí en el castillo todas las ideas son viables.

Don Quijote quedo pensativo, este castillo era extraño. Sus habitantes dominaban cierta sabiduría extraña pero útil. Alejada del sentido común pero afín con este. Parece que el agua que alimentaba este castillo estaba siendo traída desde otros pozos. El voluntarismo de las causas perdidas, estaba siendo reemplazado por el animismo de las causas inciertas.

Continuo avanzando por uno de los pasillos que conectaba con el ala norte de la edificación, en una sala de bailes un fantasma ensayaba pasos de baile. Un paso distinto de acuerdo a la doncella que invitara a cada pieza. La estrategia parecía conveniente aunque algo arriesgada ¿Podría llegar a conocer el amor en algún baile?

Don Quijote: Que tal, lamento molestar su ensayo.

von Glaserfeld: No se preocupe Don Quijote, es un honor para mi que usted presencie esta pieza. Sabe... estaba esperándolo desde hace algún tiempo. Tengo un par de buenos consejos que darle.

Don Quijote: ¿Cómo sabe usted mi nombre?

von Glaserfeld: Escuchaba su conversación con Bateson. Es lamentable

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